#1
Vaya, espero que estéis mejor todos en casa.
También es casualidad que el Ejemplo 1 suene tan chulo, con sus conducciones de voces suaves en los acordes, su hábil figuración rítmica en el acompañamiento, sus puntuaciones (propuestos por el profesor me imagino, a ver cómo se las arregla el autodidacta, ¿Band-in-a-box?) y el Ejemplo 2 tan rollo, con su homogeneidad rítmica, su tempo lento y su cantus firmus en el registro grave de la trompa, por si quedaba alguna duda de quién es el malo de la pellícula.
En mi opinión sí es lo mismo, simplemente aplicado a un área distinta. Evitar 5as paralelas es una limitación armónica, hacer un palíndromo es una limitación formal. En ambos casos se trata de reducir las infinitas combinaciones de la libertad absoluta para darle un tipo de coherencia al resultado. Simplemente son reglas, prohibiciones, principios o convenciones, como narices se quieran llamar, que se aplican a distintos niveles del lenguaje musical.
La cosa es no confundir peras con manzanas.
Al estudiar Armonía le estamos enseñando al alumno determinados recursos expresivos: a enlazar acordes con textura polifónica (que claro que no garantiza buena música, ¿quién ha dicho lo contrario?), a adornar acordes con notas extrañas, a establecer una tonalidad, a reforzarla, a diluirla, a usar la armonía como elemento estructural, etc.
Al estudiar Formas le estamos enseñando a organizar el discurso, a jugar con la memoria: el recuerdo, la novedad, la sorpresa, las relaciones entre frases, motivos...
La música es un lenguaje, y como lenguaje se articula en distintos niveles, más o menos abstractos. Las charlas "The Unanswered Question" de Bernstein son una excelente ilustración, estableciendo paralelismos musicales (más o menos afortunados, pero ilustrativos) con las distintas áreas lingüísticas: fonética, morfología, sintaxis, semántica...
En tu ejemplo 1 hay implícita una importante cantidad de conocimiento no necesariamente intuitivo: lo que es un modo, sus notas características, lo que es un compás, movimiento conjunto y disjunto, armonización, elección de células rítmicas no sincopadas para garantizar finales conclusivos, astuta patadita al puntillo... Esto sólo en la parte melódica, el acompañamiento ya es de un nivel más avanzado.
Si lo que estás diciendo es que hay que trabajar el sentido de la Forma desde el primer momento, no te digo que no, para nada.
Pero lo importante del asunto es que es como decirle a un niño que escriba un poema. Con una ortografía dudosa, un vocabulario limitado, poco sentido de la prosodia, imágenes primarias...
¿Debería el niño esperar a hacer poemas hasta que tenga ortografía impecable, maneje con soltura palabras de cuatro sílabas, sepa distinguir un troqueo de un yambo y lo que es una sinécdoque?
Obviamente no.
Pero los niveles, o las capas, están ahí, se apoyan unas sobre otras y tiene sentido pedagógico llamar la atención sobre su existencia y estudiar como influyen por separado en el resultado final.
Es difícil trabajar Forma, que es el nivel más abstracto, sin un sustrato musical que conformar. De ahí que tenga sentido hacerlo pegando loops u otros elementos preestablecidos, como ésos con los que tú como profesor guías astutamente la actividad que propones en el ejemplo 1, o bien partiendo de una obra ya escrita e introduciendo modificaciones.
El método tradicional de estudiar armonía, contrapunto, etc. lo que hace es ir suministrando material a las sucesivas capas, para que el alumno sea responsable de la elaboración total del producto, desde lo más concreto, el detalle más minúsculo, a lo más abstracto. Estas materias se van estudiando escalonadas: Armonía I, después Contrapunto I + Armonía II, etc., precisamente para ir avanzando y apoyándose unas en otras. No parece del todo absurdo.
Pero también hay que considerar las distintas expectativas del alumnado, entroncando con lo que estáis discutiendo ahora de los distintos propósitos de aplicación y formas de adquirir el dominio de una determinada disciplina.
Una amiga profesora de dibujo me cuenta que trabajar con niños de primaria es una gozada, porque no tienen prejuicios, así que les puedes poner a experimentar con total libertad los principios más básicos de la construcción de imágenes.
Pero, ah amigo, cuando llegan a adolescentes ya es otra cosa. Ya "son mayores" , y lo que hay que hacer son dibujos naturalistas, cuanto más fotográficos mejor. Hacer un muñeco cabezón con palitos en las manos es "de niños". Me cuenta que poner a adolescentes a experimentar con libertad y creatividad, sin preocuparse lo "pro" que es el resultado, es un dolor de muelas. El "qué dirán" pesa sobre ellos como una losa.
Por cierto, del hilo anterior:
En la página 29 da la razón. Se puede abundar más en ello, por supuesto, pero dice por qué las evitaban.
Vaya, espero que estéis mejor todos en casa.
También es casualidad que el Ejemplo 1 suene tan chulo, con sus conducciones de voces suaves en los acordes, su hábil figuración rítmica en el acompañamiento, sus puntuaciones (propuestos por el profesor me imagino, a ver cómo se las arregla el autodidacta, ¿Band-in-a-box?) y el Ejemplo 2 tan rollo, con su homogeneidad rítmica, su tempo lento y su cantus firmus en el registro grave de la trompa, por si quedaba alguna duda de quién es el malo de la pellícula.
AreaPiano escribió:
No es lo mismo.
En mi opinión sí es lo mismo, simplemente aplicado a un área distinta. Evitar 5as paralelas es una limitación armónica, hacer un palíndromo es una limitación formal. En ambos casos se trata de reducir las infinitas combinaciones de la libertad absoluta para darle un tipo de coherencia al resultado. Simplemente son reglas, prohibiciones, principios o convenciones, como narices se quieran llamar, que se aplican a distintos niveles del lenguaje musical.
La cosa es no confundir peras con manzanas.
Al estudiar Armonía le estamos enseñando al alumno determinados recursos expresivos: a enlazar acordes con textura polifónica (que claro que no garantiza buena música, ¿quién ha dicho lo contrario?), a adornar acordes con notas extrañas, a establecer una tonalidad, a reforzarla, a diluirla, a usar la armonía como elemento estructural, etc.
Al estudiar Formas le estamos enseñando a organizar el discurso, a jugar con la memoria: el recuerdo, la novedad, la sorpresa, las relaciones entre frases, motivos...
La música es un lenguaje, y como lenguaje se articula en distintos niveles, más o menos abstractos. Las charlas "The Unanswered Question" de Bernstein son una excelente ilustración, estableciendo paralelismos musicales (más o menos afortunados, pero ilustrativos) con las distintas áreas lingüísticas: fonética, morfología, sintaxis, semántica...
En tu ejemplo 1 hay implícita una importante cantidad de conocimiento no necesariamente intuitivo: lo que es un modo, sus notas características, lo que es un compás, movimiento conjunto y disjunto, armonización, elección de células rítmicas no sincopadas para garantizar finales conclusivos, astuta patadita al puntillo... Esto sólo en la parte melódica, el acompañamiento ya es de un nivel más avanzado.
Si lo que estás diciendo es que hay que trabajar el sentido de la Forma desde el primer momento, no te digo que no, para nada.
Pero lo importante del asunto es que es como decirle a un niño que escriba un poema. Con una ortografía dudosa, un vocabulario limitado, poco sentido de la prosodia, imágenes primarias...
¿Debería el niño esperar a hacer poemas hasta que tenga ortografía impecable, maneje con soltura palabras de cuatro sílabas, sepa distinguir un troqueo de un yambo y lo que es una sinécdoque?
Obviamente no.
Pero los niveles, o las capas, están ahí, se apoyan unas sobre otras y tiene sentido pedagógico llamar la atención sobre su existencia y estudiar como influyen por separado en el resultado final.
Es difícil trabajar Forma, que es el nivel más abstracto, sin un sustrato musical que conformar. De ahí que tenga sentido hacerlo pegando loops u otros elementos preestablecidos, como ésos con los que tú como profesor guías astutamente la actividad que propones en el ejemplo 1, o bien partiendo de una obra ya escrita e introduciendo modificaciones.
El método tradicional de estudiar armonía, contrapunto, etc. lo que hace es ir suministrando material a las sucesivas capas, para que el alumno sea responsable de la elaboración total del producto, desde lo más concreto, el detalle más minúsculo, a lo más abstracto. Estas materias se van estudiando escalonadas: Armonía I, después Contrapunto I + Armonía II, etc., precisamente para ir avanzando y apoyándose unas en otras. No parece del todo absurdo.
Pero también hay que considerar las distintas expectativas del alumnado, entroncando con lo que estáis discutiendo ahora de los distintos propósitos de aplicación y formas de adquirir el dominio de una determinada disciplina.
Una amiga profesora de dibujo me cuenta que trabajar con niños de primaria es una gozada, porque no tienen prejuicios, así que les puedes poner a experimentar con total libertad los principios más básicos de la construcción de imágenes.
Pero, ah amigo, cuando llegan a adolescentes ya es otra cosa. Ya "son mayores" , y lo que hay que hacer son dibujos naturalistas, cuanto más fotográficos mejor. Hacer un muñeco cabezón con palitos en las manos es "de niños". Me cuenta que poner a adolescentes a experimentar con libertad y creatividad, sin preocuparse lo "pro" que es el resultado, es un dolor de muelas. El "qué dirán" pesa sobre ellos como una losa.
Por cierto, del hilo anterior:
AreaPiano escribió:
¿Saben la mayoría de los alumnos, incluso los profesores, por qué se "prohiben" las 8as y 5as? La mayoría de los libros no explican la razón o lo hacen vagamente. Piston solo dice que los grandes maestros las evitaban. Tal vez si le explicamos al aprendiz por qué entonces las evite sin tenerlas miedo incluso con más interés y atención.
En la página 29 da la razón. Se puede abundar más en ello, por supuesto, pero dice por qué las evitaban.