Habláis por hablar, a esa conclusión llego.
Para empezar, Protus, Deuterus, Tritus y Tetrardus no son modos rítmicos, son modos eclesiásticos...
En el Impresionismo se usaban melodías, ritmos y escalas de otras culturas y paises, encajadas en un contexto orquestal, camerístico y coral, y eso de "encajar" solo es posible teniendo conocimientos amplios de composición; así que la innovación en el siglo XX se reduce exclusivamente al timbre (aparición de nuevos instrumentos).
Cualquier estilo de hoy lo podemos variar con cambiar el timbre, es decir, que si yo cojo los papeles de un tema movidito latino, y le pongo yo el bombo, la caja, etc, en definitiva la percusión que quiera, y los sonidos que quiera, creo un tema hardcore sin variar ni el tiempo, ni la tonalidad, ni las notas. Y por consiguiente, la música del siglo XX se basa plenamente en patrones de obras musicales de siglos anteriores. Un tema como el With or Withot You de U2 lo podemos convertir en un coral del siglo XVIII, cambiando las guitarras por voces, quitando la batería, y ligeramente variando el ritmo y 4 notas.
Yo no le daría demasiada importancia al Dodecafonismo en cuanto a las 12 notas... de hecho, en Occidente desde hacía siglos siempre se había compuesto en base a los 12 sonidos de la escala (nuestra escala). Lo realmente innovador es cómo ordenamos esos 12 sonidos (Serialismo), de modo que podemos inventarnos muchas combinaciones para generar una nueva escala, y relacionar el orden con el ritmo empleado, la estructura de frases, etc... Digo todo esto porque milenios antes habían culturas que se apañaban con 6, 5 ó incluso 4 notas (tetracordos) para hacer música.
Así que no flipemos tanto con la innovación de mano del talento. El talento no vale de nada si no hay una normalización. Si el conocimiento adquirido, bien por investigación, bien por observación, o bien por prueba y error, no lo estructuramos y normalizamos, de nada sirve. Conocer la norma no supone someterse a ella, sino que nos abre el campo de juego. También está clarísimo que si tenemos mucho conocimiento y no tenemos originalidad, tampoco haremos algo audible.
Beethoven en su 5ª sinfonía hace gala de ambas cosas. Por un lado, el talento, la originalidad para hacer uso de las herramientas (contrapunto y armonía) que le permiten, a partir de un leif motiv de 4 notas hacer toda una sinfonía. Por otro lado, el conocimiento de las herramientas, tan amplio, que le permite gastar el talento muy poco, sólo para inventar 4 notas. De esa manera, si es capaz de inventar un leif motiv de más notas, las otras se las guarda para otra sinfonía
.
Aquí ya cada uno que tire por donde pueda. Si uno es consciente de que sus ideas son buenas, pero no sabe cómo desarrollarlas o piensa que ha incurrido en la monotonía ya sabe a qué se debe: desconocimiento de armonía y contrapunto, también de instrumentación. Y punto.