El mastering se basaba, entre otras cosas; pero como primer propósito, en dar una cierta coherencia a un disco formado por varios cortes, tanto en el volumen como en la sonoridad general, se pude hacer un mastering a plazos con una artista que cree sus obras lentamente, pero es muy difícil, al que lo haga le va a faltar la perspectiva de la obra, igual que hay sesiones (creativas también) de mezcla, es más que aconsejable que las haya de mastering.
Pero los procesos de mastering (que todavía, y no sólo principiantes, muchos no entienden) se han popularizado, se han reducido a recetas o a elementos la manida cadena, así que muchos los aplicamos a cualquier obra para darle acabado, para finalizarla.
¿Qué se busca?, dar el volumen que el que ha mezclado no ha sido capaz, la mayoría de la veces por falta de arrojo (y de destreza) con la temida raya roja del vúmetro.
Y me parece estupendo; pero eso no es mastering.
No estoy abogando porque el verdadero mastering se haga en un verdadero estudio de mastering; porque, según ese principio tampoco habría verdaderas mezclas; y, sin embargo, a veces las hay.
Sólo que, igual que hubo una maquinita (muy decente por cierto) como el TC Finalizer, hagamos este proceso siguiendo también algunos principios del mastering verdadero. Está claro que no vamos a improvisar para ese proceso final una sala dos veces mayor de la que uno pueda tener, que tampoco va a pasar de tener unas cajitas de trescientos euros, o menos, a unas Lipinski, ni va a cambiar su compresor de bus bajado o comprado en internet por un GML; pero para hacer ese proceso con garantías técnicas, creo que se necesita situarse en esta circunstancia y cumplir algún requisito:
Hacerlo un tiempo después de haber mezclado, un día o así, que te cambie la perspectiva (yo no soy de los que validan el cuento de que ha de ser otra persona, como si el del mastering estuviera ungido por cierta gracia superior o el que ha mezclado fuera tontito).
Hacerlo con unas cajas de garantía, más bien de Hi Fi y con buena extensión de frecuencias.
Y, claro, tener cierta idea de las cosas.
Que se haga con unas herramientas o con un Daw o con un editor, es, para esta pretensión, casi lo de menos.
Pero, siguiendo las normas de mastering y adecuándolas con estas recomendaciones, quedará vuestro tema bien finalizado.
Firmado: Carmelina López On, secretaria de comunicaçao del la AMG (asciaçao de masterizadores guays)