#644 Bueno, es como el que sólo juega un número a la lotería y el que no juega ninguno. Si hay n número de lotería, uno no juega n y el otro no juega n-1. Eso sí, a uno seguro que no le toca.
Hard philosophy
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A mí la idea de Dios, siento ser tan raciovitalista, me atufa, no acepté nunca, ni de niño, por un sólo instante, la idea de Dios.
La iconografía decimonónica de mantos dorados y barbas me parecía tan babosa, tan mentirosa que no hizo falta a torticeros como Teillard de Chadin o aburridos como Kierkegard o pesados como Unamuno ni escuchar a un cura, y eso que los escolapios iban al grano de piedad y letras tenían para suerte de mi ateísmo, casi sólo de lo segundo, todavía no había leído a Spinozza o a Hegel, y conocía casi nada a Marx, en realidad hablo de mucho antes, de cuando tenía cinco años, cuando fui al colegio y tuve que aprender, quizás estoy reencontrándome con un rechazo cognitivo; pero pensaba a menudo en Dios porque, en una u otra instancia se me lo proponía (e imponía, aunque con formas suaves, igual que jamás canté el caralsol porque era un privilegiado) a menudo y, por más que pensaba en aquel ser todopoderoso, así fuera todo bondad o todo ira, así neoplatónico o franquista, me resultaba imposible de admitir, imposible de comprender y de aceptar. Ya de pequeñito entendí y vi de lejos que era un cuento chino para idiotas, así, gracias a ese ente onmisciente y primigenio, surgió , a parte de mi ateísmo (que es irrelevante comparado con lo que sigue), mi alerta ab initio frente a los embustes, mi rebeldía, mi modernidad, mi laicismo y mi independencia, gracias escolapios por haber hecho tan mal vuestro trabajo como transmisores de lo numénico (también podíais haberos esforzado con lo fenoménico; pero puede valer...).
No he tenido jamás la gracia ni la intuición de la fe; pero a ratos he tenido la intuición (incluso a veces la certeza) de la consciencia, de la música del sonido, del dibujo. Me doy por vivido, sólo me falta ya vivir en Cádiz mientras me voy deteriorando acariciado por la brisa o el viento, viendo sin parar reflejos dorados o azules, cómo cambian, y me río o me enojo, con Dios tan lejos, tan de otra época, encerrado en una idea , ni siquiera bajo la cúpula de la Catedral, ni siquiera en un brillo, sin culpa, sin padre, sin mañana, sin corte celestial, sólo con un cielo recortado por lo que elijo, por el visor de mi cámara o por lo que quiero recortar yo con mi mirada, con nubes, sin oro, aire, no éter, carne, vieja, no gracia, ni santos, ni lamas, el alama en la playa, bajo mi culo, arañándome la espalda, mientras pique es que todavía eres hombre, nunca ángel, nunca siervo, nunca rayo, sólo enfado, no ira.
Poco más pude entender de Dios más que mentira, la soberbia, el abuso, lo total, lo angustioso, jamás lo cercano, nunca lo vital, en Dios no es la vida, lo vivo se manifiesta entre metano ni en un solo momento como una sombra iluminada por la luz divina y convertida en Luz, porque Dios es muerte, hastío, es imposible; pero no es una utopía es una mala quimera.
Hace falta ser muy poco perspicaz para no ver a este personaje (que es antromórfico y es absoluto) y no cagarse en él, sólo los que no comprendan ni prevean, los que estén atados a la necesidad pueden hacer tratos con él o con ello y aceptarlo como el suplantador, el maligno.
No veo a otro dios y , siendo imposible explicarlo, se me ocurren entelequias mejores para intuir o para sentir como sienten los fieles y no es que sustituya paradigmas como los enfermos mentales o los simples, es que sustituyo todo el paquete por el mío, esto es muy fácil se llama humanismo; que al final demuestra ser tan irreconciliable con Cristiano como nacionalismo y liberalismo.
Contraría mi entendimiento y mi sentimiento y mi dignidad.
La iconografía decimonónica de mantos dorados y barbas me parecía tan babosa, tan mentirosa que no hizo falta a torticeros como Teillard de Chadin o aburridos como Kierkegard o pesados como Unamuno ni escuchar a un cura, y eso que los escolapios iban al grano de piedad y letras tenían para suerte de mi ateísmo, casi sólo de lo segundo, todavía no había leído a Spinozza o a Hegel, y conocía casi nada a Marx, en realidad hablo de mucho antes, de cuando tenía cinco años, cuando fui al colegio y tuve que aprender, quizás estoy reencontrándome con un rechazo cognitivo; pero pensaba a menudo en Dios porque, en una u otra instancia se me lo proponía (e imponía, aunque con formas suaves, igual que jamás canté el caralsol porque era un privilegiado) a menudo y, por más que pensaba en aquel ser todopoderoso, así fuera todo bondad o todo ira, así neoplatónico o franquista, me resultaba imposible de admitir, imposible de comprender y de aceptar. Ya de pequeñito entendí y vi de lejos que era un cuento chino para idiotas, así, gracias a ese ente onmisciente y primigenio, surgió , a parte de mi ateísmo (que es irrelevante comparado con lo que sigue), mi alerta ab initio frente a los embustes, mi rebeldía, mi modernidad, mi laicismo y mi independencia, gracias escolapios por haber hecho tan mal vuestro trabajo como transmisores de lo numénico (también podíais haberos esforzado con lo fenoménico; pero puede valer...).
No he tenido jamás la gracia ni la intuición de la fe; pero a ratos he tenido la intuición (incluso a veces la certeza) de la consciencia, de la música del sonido, del dibujo. Me doy por vivido, sólo me falta ya vivir en Cádiz mientras me voy deteriorando acariciado por la brisa o el viento, viendo sin parar reflejos dorados o azules, cómo cambian, y me río o me enojo, con Dios tan lejos, tan de otra época, encerrado en una idea , ni siquiera bajo la cúpula de la Catedral, ni siquiera en un brillo, sin culpa, sin padre, sin mañana, sin corte celestial, sólo con un cielo recortado por lo que elijo, por el visor de mi cámara o por lo que quiero recortar yo con mi mirada, con nubes, sin oro, aire, no éter, carne, vieja, no gracia, ni santos, ni lamas, el alama en la playa, bajo mi culo, arañándome la espalda, mientras pique es que todavía eres hombre, nunca ángel, nunca siervo, nunca rayo, sólo enfado, no ira.
Poco más pude entender de Dios más que mentira, la soberbia, el abuso, lo total, lo angustioso, jamás lo cercano, nunca lo vital, en Dios no es la vida, lo vivo se manifiesta entre metano ni en un solo momento como una sombra iluminada por la luz divina y convertida en Luz, porque Dios es muerte, hastío, es imposible; pero no es una utopía es una mala quimera.
Hace falta ser muy poco perspicaz para no ver a este personaje (que es antromórfico y es absoluto) y no cagarse en él, sólo los que no comprendan ni prevean, los que estén atados a la necesidad pueden hacer tratos con él o con ello y aceptarlo como el suplantador, el maligno.
No veo a otro dios y , siendo imposible explicarlo, se me ocurren entelequias mejores para intuir o para sentir como sienten los fieles y no es que sustituya paradigmas como los enfermos mentales o los simples, es que sustituyo todo el paquete por el mío, esto es muy fácil se llama humanismo; que al final demuestra ser tan irreconciliable con Cristiano como nacionalismo y liberalismo.
Contraría mi entendimiento y mi sentimiento y mi dignidad.
Alguien escribió:Se me dice: “Advierta, en fin, que jamás el cerebro del hombre, que es limitado, podrá abarcar a Dios, que es ilimitado. Confiese lealmente que no es posible comprender ni explicar a Dios. Pero de no poder comprenderlo ni explicarlo, no saque la consecuencia de que ello le da derecho a negar su existencia.”
Mi contestación a los teístas:
Me dais, señores, consejos de lealtad que estoy dispuesto a aceptar. Me hacéis recordar que soy un simple mortal, lo que legítimamente reconozco, y de lo que procuro no separarme.
Me decís que Dios me supera, que lo desconozco. Sea. Consiento en reconocerlo, afirmo que lo finito no puede concebir ni explicar lo infinito, pues es una verdad tan cierta y tan evidente que no esta en mi mano hacerle oposición alguna. Veis, pues, que hasta aquí estamos de perfecto acuerdo, de lo que espero estaréis bien contentos.
Solamente que me permitiréis os dé iguales consejos de lealtad y de modestia, que antes me ofrecisteis y yo acepte, para preguntaros: ¿No sois vosotros hombres lo mismo que yo? ¿No os supera Dios como a mí me supera? ¿No os es inaccesible como lo es para mí? ¿Tendréis la pretensión de creeros iguales a la Divinidad? ¿Tendréis la manía de pensar y la tontería de creer que de un vuelo podéis llegar a las alturas que Dios ocupa? ¿Seréis presuntuosos al extremo de creer que vuestro pensamiento, que es finito, pueda comprender lo infinito?
No quiero haceros la injuria de creer que sostengáis una extravagancia tan banal.
Así, pues, tened la modestia y la lealtad de confesar que, si a mí me es imposible comprender a Dios, vosotros tropezáis con el mismo obstáculo. Tened, en fin, la probidad de reconocer que, si porque a mi no me es permitido concebir y explicar a Dios, se me niega el derecho a negarlo, a vosotros, como a mi, no os es permitido concebirlo ni explicarlo, tampoco tenéis derecho a afirmarlo.
No creáis que por esto quedamos en igual situación que antes. Puesto que fuisteis los primeros en afirmar la existencia de Dios, tenéis el deber de ser los primeros en cesar en vuestras afirmaciones. ¿Hubiera yo soñado jamás en negar la existencia de Dios, si vosotros no hubierais empezado por afirmarla, y cuando era todavía un niño no se me hubiera impuesto la necesidad de creer en él, si cuando era adolescente no hubiera oído afirmaciones en este sentido, si hombre ya, mis miradas no hubieran constantemente contemplado las iglesias y los templos elevados a ese Dios?
Han sido vuestras afirmaciones las que han provocado mis negaciones.
Cesad de afirmar vosotros y yo cesaré de negar.
SEBASTIAN FAURE
Me encanta esta explicación. Además, la puedo usar para establecer legítimamente la carga de la prueba sobre el que afirma la existencia. Ya sabéis: afirmaciones extraordinarias requieren evidencia extraordinaria.
#658
En esa guerra, insuficientemente estudiada y poco reflexionada (debería haber un día de las Flakland/Malvinas al año, para que se nos cayera la cara de vergüenza) unos tenía a los cojones, la patria y a dio de u parte; los otros a la reina, vaya clase de mierda.
Por favor, no hablemos más de Dios, si alguien quiere hablar de Teología que habla un hilo de Teología; o de ciencias ocultas, o hechicería
En esa guerra, insuficientemente estudiada y poco reflexionada (debería haber un día de las Flakland/Malvinas al año, para que se nos cayera la cara de vergüenza) unos tenía a los cojones, la patria y a dio de u parte; los otros a la reina, vaya clase de mierda.
Por favor, no hablemos más de Dios, si alguien quiere hablar de Teología que habla un hilo de Teología; o de ciencias ocultas, o hechicería
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