Hola
No se si aún andais por aquí, pero solo hoy, después de todos estos años, he encontrado, por puro acaso, esta discusión sobre los MKE-13M. Desde luego agradezco los buenos comentarios que he encontrado sobre nosotros, pero hay algo que debo aclarar para que no se haga la gente ideas equivocadas.
Los MKE-13M los descubrimos, yo y Philip, en el año 1994, durante una visita a S. Petersburg para exponer en la Lenexpo. Al contrário de lo que pasaba en la época en la mayoría de las ferias del género, los visitantes rusos entraban a venderte algo y no a comprar, pues no tenían un duro.
En el Instituto Popov, que visitamos, conocimos a Viktor Ilyashuk (tragicamente fallecido hace unos años) que nos enseño sus micros de medición y una versión de los mismos (el MKE-13M) supuestamente para grabación.
Impresionados con la calidad sódica de los mismos compramos una pareja por $500, el precio por el que los vendían entonces.
Meses más tarde, abordamos a Viktor para que nos vendiera unos cuantos más, para uso propio y de algún amigo, para constatarmos que no los producían en serie.
Nos propusieron hacerlo si encargábamos una cantidad importante. A través de la empresa británica de la cual era socio y director en la época -- Audionet -- nos arriesgamos a encargar 500 unidades que empezamos a distribuir por todo el mundo. Como entenderéis, una estructura de distribución tiene que vivir de márgenes para las tiendas, para el distribuidor de cada país y para el distribuidor mundial (nosotros) dado que los Rusos no tenían ni idea, ni estructura para hacerlo. De hecho siguen en lo mismo. Para que veáis que la cosa no fue fácil, os puedo decir que de los 250 dólares (el micro en su caja, con el anti-viento y la pinza) se bajó a un coste de 160 dólares (para la cantidad de 500 unidades) a las que había que juntar los portes desde Rusia, el arancel de unos 5% para entrar en Europa Comunitaria (Rúsia no es EU y, por eso no tiene IVA) y los gastos fijos de los agentes de aduanas y todo el proceso. A Audionet le tocaba conseguir que las revistas de todo el mundo hablasen de Mikrofon-M y no ha sido fácil. Mix Magazine, que tanto gustaba por ahí, nos pidió mucha pasta para decir que el micrófono era muy bueno. Que era bueno nosotros ya lo sabíamos y su editor, a quién habíamos regalado uno, también ya que lo utilizaba SIEMPRE en sus grabaciones de jazz, pues afirmaba que era lo mejor que había escuchado nunca para caja… Pero para publicarlo había que entrar por el aro. Bueno pues no.
También nos tocaba dar garantía al producto y pagar los portes de envío a Rusia siempre que algún de los micrófonos se comportaba raro. Y fueron unos muchos…
Cuando el 1 de Enero de 2002, entró en vigor el Euro, los Rusos de Mikrofon-M decidieron pasar a cobrar en Euros pues, decían, era una moneda más fiable. A nosotros nos daba igual, si no fuera el hecho (mira que listos) que nos pidieron 160€ por lo que antes costaba $160. Claro que esto tenía que ver con las paridades oficiales absurdas del Dólar y ahora del Euro con el Rublo. Aqui la cosa se puso difícil. Realmente imposible. Para comprar a Rusia había que elaborar un contrato que tenia un coste oficial alto y que ellos dividían por la cantidad de micrófonos encargada. Al perder nuestros distribuidores internacionales (unos cuantos teníamos ya en Australia, EEUU, Italia, Bélgica, Reino Unido, Francia, por lo menos) encargamos solo 100 micrófonos para consumo de España y Portugal y la consecuencia fue que el precio del micrófono subió todavía más, sobrepasando los 180€. Como las tiendas no suelen trabajar sin un beneficio del 20% (por lo menos) y nosotros, ahora Reflexion Arts, teníamos que seguir dando garantía y asistencia, además de promocionar y tener la marca en stock, es fácil entender como de un coste superior a 200€ (portes, impuestos, etc) el PVP llegó a los 315€. La pareja equilibrada pagaba en fábrica 10% de sobrecoste y por eso se vendía por más del doble. A día sigo pensando que suenan increíbles (lo acabamos de comprobar en un reciente evento) pero es imposible importarlos pues su precio sería ridículamente alto y, en el mercado, hay alternativas muy válidas a precios equivalentes y sin causar dolores de cabeza.
un saludo
Sergio Castro