En mi humilde opinión, dependiendo del tema y el tipo de música que estés haciendo, siempre viste un poco más darle algún complementeo visual que subraye el carácter de la canción y de la música, algo que denote emoción por parte del ejecutante... tanto si es que cierra los ojos y se deja llevar por su música, sin moverse, pero con esa enorme sonrisa en el rostro que deja ver su satisfacción con lo que crea en ese momento, como si es el rockero que se deja llevar por el ritmo y pega saltos a lo Angus Young. Lo importante es transmitir, y a eso, señores, se le llama actuar (por algo lo llaman actuación en directo). No es que te dediques a fingirte hamlet cuando estás tocando un tema sobre el precio de las lechugas (por poner un ejemplo chorra), pero sí a que sientas la música y transmitas lo que te hace sentir. A perder el miedo y la vergüenza, a dejar de esconderse detrás de la guitarra, el micro o lo que sea. ¿Qué eres un virtuoso y te dedicas a tocar sentado detrás de tus partituras? Vale. ¿Que por contra eres un animal de escenario y eres incapaz de estarte quieto? Vale también. Pero seguro que en el segundo caso el concierto se hace más ameno...
Lo que sí que está claro es que cuando sales ahí, al escenario, te tienes que creer el rey del mundo, y a la vez tener los pies en la tierra, conectar con el público, pero saber olvidarte de ellos...
No, si al final va a resultar que es algo Zen
Y yo que me estoy convirtiéndo en sapristico con estos ladrillos
(un abrazo, sapris)