Más que una pregunta es una reflexión: ¿por qué nos revientan los tímpanos en la mayoría de salas?
Desde que recuerdo (con mis 44 tacos) siempre me ha gustado la música a buen volumen, sentir, bailar, las discotecas, los equipos, las cabinas y por supuesto ver trabajar a los djs. Lo que no consigo recordar ultimamente es una sala o discoteca en la que puedas estar más de diez minutos en la pista a gusto. No me refiereo a presión sonora elevada de esta, que al salir (o al día siguiente) te asegura el inevitable zumbido de oidos. Me refiero a notar como si te estuviesen metiendo un bolígrafo bic por cada oreja con intención de taladrarte los tímpanos lo antes posible, haciéndote pensar el por qué no habrás llevado tapones o protecciones para tomarte una copa y mover un poco el body.
Como aclaraciones diré que no padezco ninguna afección de oido ni hipersensibilidad al ruido. En todo caso, después de algunos años de uso, mis oidos cada vez serán menos sensibles. Lo que si reconozco es falta de entrenamiento, por si fuese imprescindible. A estas alturas de la película, las visitas a las discos puedo contarlas con los dedos de una mano al cabo del año y, para más INRI, terminar en una puta esquina o en el reservado de música latina de la disco (hay que joxxxxx) me hace pensar: esto no es normal: gente con los oídos vírgenes soportando 150 dBA (o vete tú a saber cuantos), sonido distorsionado, ecualizaciones que dan pena, lasers dirigidos a los ojos y, para rematar, copas que nunca saben (y sientan) como lo que tu bebes.
Amar la música, bailar y disfrutar de un ambiente animado no debería ser tal tortura y creo que muchos empresarios, no se si por moda, desconocimiento o avarcia, se están ganando a pulso el terminar con algo tan bueno como son las discotecas.
Señores empresarios, comiencen la casa por los cimientos: un buen equipo, un buen criterio y un dj que conozca su oficio y gane lo que se merece (o un poco más) serán las mejores piezas para un sonido que sea verdadera música para los oidos y no una tortura. El resto vendrá solo...
WEEEICH!