rod_zero escribió:
Yo diría que esto es falso, pasa en los mercados del entretenimiento normalmente, donde la popularidad es todo y después podría decirse que cada mercado tiene problemáticas muy particulares. Los mercados donde el precio es más importante que la popularidad esto es mucho más díficil que ocurra. De hecho el mejor ejemplo de esto es Apple, cuya base es ser deseada, es decir ser popular, todas las compañías buscan eso pero no en todos los mercados se puede.
Para mi esto es relativo, en general lo que estás definiendo es el valor de la marca. La gente está, en general, dispuesta a pagar más por el producto "de marca" porque asocia un valor añadido al mismo. Sin embargo, aun a pesar de la marca hay bienes que son sustitutivos perfectos, vamos, que te da igual consumir uno que el otro... así que ahí no rige este modelo.
El tema es que casi todos los productos son en alguna medida sustitutivos imperfectos, los casos de sustitución perfecta son la excepción y no la norma. De ahí que yo sí creo que el artículo está en lo cierto y que este es uno de los factores que empuja a la concentración empresarial, el oligopolio y la concentración de ingresos en unos pocos afortunados en detrimento de la mayoría.
Un cirujano, un abogado, un arquitecto... no se come todo el mercado, aunque sea el mejor y los demás resulten sustitutos imperfectos del mismo, porque no es escalable... hay un límite a su alcance. Así pues sube su caché hasta maximizar sus ingresos pero queda espacio para sus competidores (más o menos). Y aun así seguramente el top 5% de abogados reciben el 90% de ingresos de su profesión.
En el caso de la música, este efecto, sumado a la tecnología, la escala (globalización) y la falta de pudor (antes las estrellas del rock se cortaban un poco más al poner precio a sus entradas, ahora venden pases vip) fruto de la erosión del contrato social ha llevado a que unos pocos se coman casi todo el pastel.
La idea que sugiere el artículo/charla es que este es un "defecto del capitalismo" y que requiere ser corregido o compensado por las autoridades a fin de que no se destruya la clase media, dado que una clase media amplia y próspera es la base de una economía saludable.