Hola a todos:
Os cuento mi periplo alemán. Fui a Colonia a visitar a una amiga saxofonista y compositora. Reunía una banda la noche del 21 de músicos diversos: batería polaco, cantante austríaca, bajista de Colonia que acababa de aterrizar proveniente de New York y yo de Cádiz (fite tú). El ensayo fue en una de las salas de grabación del DeutschlandFunk. Enorme, donde suelen grabar orquestas. En pleno centro un Steinway&Sons micrado y con el libro de sonatas para violín y piano de Brahms abierto por la mitad. Habían grabado ese día y estaba todo listo para continuar al día siguiente. Se me cayeron dos lagrimones al ver la escena, porque ya me habían advertido que no podía ni acercarme, mientras aún estuvieran en la cabina de control los ingenieros. Vale.
No pasa nada. En un rincón de la sala había otro piano cubierto que me estaba esperando y que cuando destapé era idéntico al que llenaba el centro de ese espacio. El ensayo duró demasiado para tener tiempo de estar a solas con aquella maravilla de tecla. Pero tuve ocasión de un par de solos con los que soñé esa misma noche.
A la mañana siguiente me fui a ver la Catedral más famosa de Alemania, negra, y rodeada de mil obras en la fachada, como siempre (ya la he visto 3 veces) y con un mercado de navidad a los pies lleno de turistas (como yo) inflándose a salchichas y cerveza de trigo y vino caliente (que no es mal remedio para el caldo que producen) y buñuelos a cartuchos. Mi intención era terminar con los recuerdos que pensaba regalar a mi familia en reyes y pasearme por el centro hasta encontrar una tienducha de música. Mira que he estado veces en esa plaza pero no sabía que unas calles más abajo había una sucursal del famoso Music Store, que encontré de casualidad siguiendo la pista de una tienda de recuerdos de Köln que me habían dicho (qué cosas!). Yo tenía idea de que existía la super nave a las afueras pero de esta no sabía nada. Debe ser el centro de operaciones, porque el tipo que sale en primera página del catálogo estaba allí con la misma gorra y el mismo chándal, enchufado al teléfono hablando en francés, inglés y alemán casi a la vez.
Él mismo me atendió y me dio unos auriculares para que probara cuanto quisiera. Así que me puse manos a la obra. Empecé por todos los que hemos discutido aquí de yamaha CP33, CP300, S90, MO8, los home keyboards (cuyo nombre no recuerdo) de 88 teclas... Pero mis dedos aún recordaban el Steinway de la noche anterior. Con el tacto fresco del cola y los stagepianos de la tienda no hay comparación. Siempre he pensado que yamaha o Kawai habían alcanzado cierto realismo en la tecla, pero me decepcionaron muchísimo, incluso el aclamado MP8 que hasta entonces no había probado. No sé lo que es, pero la imitación está todavía muy lejos del original. Y dudo que ninguna compañía vaya a dedicar más esfuerfo a desarrollar un piano eléctrico de calidad comparable a un buen cola, en vez de construir un cola mismo.
Eso es de cajón, por lo que me resigné a pensar que el teclado de los stagepianos son una solución provisional de escenario en los que no cabe un cola bien sonorizado, para giras muy largas y producciones cortitas o dependientes de nuestro propio presupuesto (aún más cortitas). Para casa o estudiar, uno de verdad. Ya lo tengo claro.
Todo lo demás me impresionó de mejor manera. Los sintes de Korg más recientes (TR, X50, MicroX, Triton Extreme...) son lo mismo de siempre, el sonido de la marca, con algo más de control dinámico y características externas muy atractivas (color, peso, precio). Mola el X50 para directos sin secuencia: es un triton expandido de sólo 4,5 Kg (+-) de peso. Me reconcilié con la idea de un sinte compacto de korg, sobre todo viendo algunos de los montajes rack+controlador+portátil que de-mostraban en la tienda, demasiado aparatosos para mi gusto.
Otra de mis ilusiones era probar el Nord Stage: In-creible. Desde ese día guardo un euro en la hucha cada vez que puedo. Para un enamorado de los viejos teclados éste es la mejor fiesta de ellos que puede reunir un cacharro, salvando la distancia con un portátil hasta arriba de instrumentos virtuales. Fácil de uso, un agradable tacto intermedio entre el piano y el órgano (algo más pesado que un sinte de manteca) y suena que perdí 2 horas más en la tienda por su culpa.
La grandísima decepción fue para el K61P de korg, que sospechaba que iba a ser cortito de recursos pero resultó ser un controlador mediocre, endeble de plástico de dudosa resistencia, y con 100 € de sonidos de órgano, piano o cuerdas, cuyo auténtico valor no pasaba de 10 € de muestras tipo casio. Lamentable la ampliación de korg y totalmente inútil, ya que hasta un plugin gratuito suena mejor.
De acuerdo con el hilo (que va de pianos eléctricos) y para evitar que me lo borren por Off-Topic, es para el...........
el MP8 de Kawai. El mejor sin duda, obviando el sonido que es fácilmente reemplazable.