Iskra escribió:
este asunto, que es muy homogéneo en todos tus posts, casi sean del hilo que sean
Tomo nota. Intentaré no ser tan frecuente, ni tan recurrente. Entiendo que en un foro sobre teoría si uno está convencido de que el enfoque final de la teoría es otro se pueda sentir tentado a insistir en ello. Por eso alguien se motivó un día a escribir un texto tan provocativo como "mentiras que me contaba mi profesor de música".
Siendo advertido tomaré nota. Es mejor que las intervenciones en los foros sean valiosas y no penosas.
Voy a tratar de resumir y simplemente argumentar la postura que intentaba defender en este debate:
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Complejo de salmón. Como se ha apuntado, los que tienen experiencia en el lugar me identifican con una persona que no sigue las normas establecidas, que es crítico con la literatura teórica popular, y que se empeña en plantear puntos de vista que no forman parte de las corrientes dominantes. Cada día me voy sintiendo más troll y menos salmón al observar las reacciones del público.
Soy hijo de un carpintero (artesano de la madera) que tenía una pequeña fábrica de muebles que vendía en una pequeña tienda. Desde pequeño estoy por ello habituado a montar y desmontar cosas, a no conformarme con
“eso está hecho de” sino a saber
“cómo está hecho” y
"por qué lo han hecho así" no solo de qué. Cuando estudié música muchas de las respuestas sobre
“cómo se hace la música” me parecían bastante románticas y idealizadas en parte por esa obsesión por saber cómo se construían las cosas. Me recuerdo escuchando a mi profesora diciendo que
“Beethoven componía por inspiración, escuchaba la música en su cabeza y necesitaba escribirla”. Aquella visión del compositor como pájaro o cigarra cantora no me cuadraba demasiado con cómo es la vida. Seguro que Beethoven necesitaba dinero para vivir, para ir de vez en cuando a comer a un buen restaurante, comprarse un buen instrumento,… eso no cuadraba con esa idealización romántica. Para mi desgracia esto me llevó a buscar información, a interesarme por las razones por las que una obra había sido compuesta (encargo, venta, ocasión social,…) y que eran pocas las obras
“maestras” de la música que se componían (al menos hasta 1950) por iniciativa personal del compositor que vivía del airea.
Por otro lado esto me hizo buscar otros libros sobre teoría, armonía y composición que encajasen más con el estilo competitivo que con un deseo (también nacido del medio del siglo XX) de el método único y definitivo. Aunque no fue fácil en un entorno tan cerrado a unos libros sagrados, la verdad es que encontré mucho y me encontré con muchas personas que seguían caminos similares en revisar esa sacralización de textos teóricos producida en el siglo XX y esa visión del compositor como ser enviado por Dios o los Dioses al mundo con superpoderes y entregado a su religión creadora.
Es lo único que intento aportar a los foros. Puesto que es un foro sobre teoría y esto afecta a la visión e interpretación de la teoría es normal que sea recurrente. Para los habituales y los que ya tenemos unos añitos será repetitivo, para la juventud que por suerte transita estos caminos por primera vez puede que no. Pero lo dicho. Tomaré nota y trataré de evitar ser cansino.
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El arte y el artista. Si
no hay consenso universal entre qué es arte y que es un artísta es imposible que nos pongamos de acuerdo aquí. Yo simpatizo con la idea de que el arte es el producto del trabajo de un artista, sin más complejos (y lo ha sido desde la antiguedad antes del nacimiento de la URSS). Aunque el valor que mucha gente le da a la expresión
“obra de arte” tenga más que ver con lo excepcional, existen oficios llamados artísticos que suelen estudiarse en las escuelas de artes. Conste que
no intento convencer a nadie, solo aclarar mi postura en este tema, que ni es mía, ni original. Todos conocemos también divisiones de las artes, en categorías como bellas artes o artes escénicas o artes decorativas. Si nos vamos al pasado, más allá del mundo soviético,
el nacimiento de la profesión del músico (intérprete, compositor e improvisador) tiene que ver con los gremios artesanales en la baja edad media. Wagner, que ha salido por aquí, en los maestros cantores (maestros, de maestro artesano:
Hans Sachs) relata los viejos OT o concursos entre gremios para ver quién era el mejor maestro. Si la música es o ha llegado a ser algo más elevado de gente que no se mancha las manos y que dice no utilizar técnicas ancestrales es un debate para el que no estoy motivado.
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El público. Es muy diferente la clásica crítica
“agradar al público” con
“escribir para el público”. Escribir para el público (su público, un público, no todo el público) es algo que el autor no puede evitar tener en cuenta al hacer su obra. Hay abundante correspondencia de compositores como Mozart y Beethoven en las que se puede seguir su interés, preocupación o técnicas para agradar a un determinado público. Cuando a Mozart le encargaban una Sinfonía para interpretar en un determinado lugar preguntaba por las obras que habían tenido éxito allí. Si gustaban los pasajes de trompa, en su sinfonía había trompas, si emocionaban las series de 7as, allí estaban. Mozart escribió que el se consideraba capaz de escribir en una misma obra pasajes que emocionaban al público y otros que eran más elevados intelectualmente, ser capaz de conjugar ambas cosas para tener éxito.
Yo soy modestamente compositor, pero cuando hago mis pequeñas obras si tengo en cuenta al público que pretendo las escuche. Componer no es un acto religioso de fe en unos ideales, es un acto de comunicación de un artista que maneja el sonido en el tiempo, con otros seres humanos. Para el artista el público es esencial. Cuando Beethoven compone algo como la 9ª sinfonía lo hace pensando primero en que tiene que cumplir con sus mecenas, los que le pagaban un sueldo anual por componer, y llegar al número de obras que le piden para mantenerle esa asignación. Si además la obra era impresionante, el sueldo podía subir. Pero también en emocionar a las personas que la oirían, por su dominio de la artesanía sonora y por la expresión de sus ideales de una humanidad viviendo en igualdad y armonía (tal vez un concepto que podríamos también tachar de soviético, lo de la igualdad) ¿Está pensando en el público? Por supuesto,
no en agradar al público o a todo el público, sino en emocionar con sus ideas, con su música, al público que va a escuchar sus sinfonías.
“Su público” probablemente estaba dividido en categorías y clases. Le interesaba especialmente la opinión de los músicos afines, de sus patronos, algo menos la del público en general y por supuesto no aspiraba a complacer a todo el mundo. Si lo hubiese querido hacer lo hubiese hecho. Más bien de hecho lo hacía haciendo como churros danzas alemanas para hacer caja cuando necesitaba dinero urgente. Es lo que ocurre con cualquier artista artesano. Un carpintero puede hacer tallas y esculturas en madera para UN público y muebles funcionales de moda para dar de comer a su familia. El público no solo está presente en el compositor, es una necesidad. No hay nada más frustrante que una obra guardada en un cajón, que nadie ha oído y con de la que no has podido cambiar impresiones con nadie. Repito y concluyo:
“pensar en el público no es lo mismo que agradar al público" y menos a todo el público. Algo además imposible.
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Schönberg y las contradicciones. No es exclusivo de Arnold, todos tenemos grandes contradicciones y no somos seres perfectos. Repito que en el ámbito de un foro de teoría quiero ser crítico con la aportación teórica de Arnold, no tanto por él, sino por la relación de exclusividad o de excelencia que ha llegado a forjarse. Como Stravinsky sabía ser un gran provocador y puede que lo fuese intencionadamente para estar en los papeles. Su planteamiento teórico me parece discutible, no tanto en el fondo como en la forma. También me parece discutible su total ausencia de su música en sus escritos teóricos. Armonía, sí, pero nada de armonía atonal, ni dodecafónica, ni serial.
Pero respeto y admiro profundamente a Arnold como músico, como compositor. Facetas de una misma persona pero diferentes. Por eso apuntaba que a veces un compositor hablando de música no está haciendo su mejor papel.
De todas maneras es una opinión de una sola persona que no tiene importancia alguna. El sentir mayoritario es el importante.
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Libros sobre composición. A la literatura única y típica que se repite constantemente en estos foros siempre he presentado alternativas y ejemplos. Algunos son libros publicados recientemente por gente autorizada en la que encuentro afinidad a las preguntas y búsquedas que yo mismo me he hecho. No solo en el fondo, sino libros valiosos también en la forma. Por la exposición, por los ejercicios o ejemplos.
En esto de recomendar libros o música hay un parecido con la gastronomía por ejemplo. Si a mi me gustan los restaurantes que cocinan magistralmente el pescado pero alguien que solo come carne me pregunta por un buen restaurante no perderé el tiempo intentando convencerle de que vaya a uno especializado en pescado. Viendo cual es la postura sobre los puntos que aporto no parece que los libros que yo pueda considerar interesantes o valiosos tengan el mismo valor para otros.
Es un clásico de los foros que lluevan cascadas de enlaces que luego nadie visita o toneladas de vídeos que nadie ve. Yo mismo he citado y enlazado incontables libros y artículos que no son míos, y siempre se me termina señalando por defender una postura provocativa no fundamentada y contraria a la corriente dominante. Empiezo a sentirme un troll y eso ya no es divertido. Por participar en Hispasonic no nos pagan, es solo pasión por la música. Si no es divertido no merece la pena, no tengo principios artísticos en esto. El público no simpatiza, es momento de callarse o cambiar el discurso.
Cada vez estoy más convencido de que hay un valor especial en lo que uno encuentra por sí mismo, cada vez más que es importante el esfuerzo que nos lleva a las cosas. El mundo moderno nos pone gran cantidad de información al alcance de los dedos y es demasiado frecuente (y estoy hablando por mí, es autocrítica) que termine apilada en carpetas del disco duro sin servir para lo que debería servir.
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Todo esto es una simple aclaración, no hay intenciones, ni lecturas entre líneas. Si las técnicas de exposición y/o argumentación son torpes es problema de la cabeza del que escribe no de oscuras motivaciones.