Bad Suite escribió:
Separar emoción y cognición no siempre es tan fácil. El pensamiento se construye en base a las emociones y hay una retroalimentación continuada. A día de de hoy las Neurociencias tan sólo han esbozado un modelo del cómo podría funcionar la mente humana a la hora de procesar sonidos, melodías y armonías. Si nos olvidamos de los neurotransmisores y las estructuras cerebrales y lo analizamos todos desde un nivel de abstracción mayor y también más sujeto al equívoco, parece obvio según muchos estudios que en determinadas circunstancias nuestro cerebro prioriza el procesamiento más elaborado o basado en datos objetivos (en la mente no hay recuerdos 100% objetivos), y en otros momentos, la información recuperada está más influída por estructuras como la amígdala, implicada en en emociones como el miedo o el placer.
Claro, eso precisamente decía en mi post (citando a Damasio), vamos que creo que hemos dicho lo mismo. Es decir, emoción y cognición están tan estrechamente relacionadas que sin la una básicamente no hay de la otra. Hasta el hecho de beber cuando tenemos sed tiene un componente emocional (o sea, se activan las partes del cerebro, como la amígdala, que tienen que ver con las emociones). Precisamente Damasio lo que hace es dar ese papel preponderante a la emoción, más allá del enfoque más tradicional o histórico en las neurociencias de estudiar fundamentalmente la cognición.
Por eso en el párrafo del artículo de Damasio se dice exactamente lo que comentas, que los sonidos musicales pueden tener impacto emocional directo, y en otros casos un impacto "intelectual directo" (cuando la capacidad de análisis cognitivo de esa música es mayor, o simplemente porque una determinada música nos retrotrae a algún recuerdo o sensación pasada, pero que, en cualquiera de los casos, la respuesta emocional y finalmente cognitiva y conductual que produce la música no es sustancialmente diferente de la que producen los estímulos directos de otro tipo.
Podemos sentir tristeza al ver llorar a alguien, podemos sentir tristeza porque nos ocurre algún evento triste, y podemos sentir tristeza escuchando música que nos produce tristeza, pero el producto de esos tres estímulos totalmente diferentes es una emoción de tristeza que fisiológicamente y después conductualmente) es muy similar, hasta el punto de que neuronalmente son indistinguibles.
Con respecto a los pasos cognitivos intermedios me refería en parte a lo anterior. Puede haber procesos conscientes asociados a la música, relacionados con nuestra memoria, con nuestra capacidad de análisis musical, con lo que sea. Y esos procesos también generan emociones, igual que puede hacerlo la sensación sensorial de la música por si sola. Normalmente, y como dices, estos dos procesos van unidos, en algunos casos con más peso de una cosa y en otros con más peso de la otra, pero el resultado es que produce emociones.
Bad Suite escribió:
¿Te refieres a cultural vs genético, o a social vs individual?
No presumo de saber a lo que se refiere Damasio, pero honestamente creo que ambos. El ejemplo que ponía infinito sobre la tribu del amazonas es bueno. Bajo su cultura, determinados intervalos y armonías les causaban desazón, y otros felicidad, y el aprendizaje es lo que diferencia unos de otros. En otras culturas, esos intervalos o armonías pueden causar en os individuos una respuesta emocional diferente, pero en ambos casos hay respuesta emocional a la música. Por eso, precisamente porque muchas veces podemos dar respuestas emocionales a músicas de culturas ajenas, el hecho de que la música (cualquier música) cause emociones en los seres humanos (que pueden ser diferentes en cada individuo), parece indicar que esta capacidad de emocionarnos fisiológicamente con la música es genética. Los detalles son culturales, pero el fondo es genético.
De la misma manera, hay diferencias tanto sociales entre diferentes culturas, como individuales entre diferentes individuos de una misma cultura. Pero todos se emocionan, digamos, de una manera o de otra, ante un estímulo musical u otro.