Un testimonio gráfico irrepetible, directo a mi fondo de pantalla. Son The Beatles en 1957. George Harrison tiene 14 años, Paul McCartney con una cara que invita a matarlo a collejas tiene 15 y John Lennon 16. El de las gafas no sé quién es.
Visto en All That's Interesting.
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Empecemos. Servicios como Spotify, Napster o We7 tienen dos costes principales, el streaming, por el que hay que pagar una tasa por pista a las entidades de gestión de derechos de autor, más el precio del ancho de banda; y el almacenamiento. En el caso de Spotify las fuentes de ingresos son dos; las suscripciones al servicio Premium y los anuncios.
La primera respuesta de David Bowie a una fan letter recibida de América. En 1967 Bowie tenía sólo 20 años. Se la escribía Sandra Dodd desde Nuevo México, para quien la música de Bowie era tan buena como la de The Beatles, y ofreciéndose a crear su primer club de fans en norteamérica. La amable respuesta de Bowie a la misiva está debajo. Después la traducción.
«25 de septiembre de 1967
Querida Sandra,
Cuando me han pasado esto de la oficina de mi manager me he
Steve Lawson
Vale. Voy a intentar explicar por qué la gente del negocio musical no se entera del rollo online. Es fácil ridiculizar sus argumentos tipo «BitTorrent tiene la culpa de la muerte de los músicos», tratándose de gente realmente rica que sólo quiere conservar su enorme pedazo de pastel. Algo de eso hay. Pero sobre todo hay toda una forma de pensar que explica por qué se sienten como se sienten.
La cuestión es la diferencia entre las respuestas que hay que dar a
¿Cuánto pagarías por unos clips de vídeo explicando MIDI, ecualización, grabación de percusiones y voces, puertas de ruido, y demás parafernalia de productor musical? Ya sé, existe YouTube y seguro que eres capaz de encontrar material suficiente, y de gorra.
Pero si el autor de los clips es el mismísimo Alan Parsons, seguro que no te importa pagar 19,99 $ por las descargas, o 99,99 $ por la caja de los DVDs.
The Art and Science Of Sound Recording es la colección definitiva
Comenzamos una serie de artículos dedicados a analizar grandes hitos de la música desde el punto de vista de la producción y el sonido. Y lo hacemos con dos clásicos: The Beatles y Pink Floyd.
Seth Godin
El negocio musical consiste en interrumpir a extraños saciados con noticias sobre acontecimientos demasiado similares entre ellos, todos intentando romper el Top 40. El noventa y siete por ciento de los discos pierden dinero, principalmente porque el modelo está roto.
Por supuesto ésta era una estrategia brillante en 1962. La gente estaba hambrienta de música. Los vendedores necesitaban más títulos para sus estanterías. Las cadenas de radio necesitaban más material, y los
Hace un par de años tuve la responsabilidad de formar una banda para una presentación en la que se lanzaría la primera producción de un grupo vocal. Yo mismo había estado involucrado con las cantantes desde el inicio mismo del proyecto, componiendo, tocando y realizando la grabación.
¿De dónde vienen las buenas ideas? Una forma de averiguarlo es preguntarle a alguien que ha tenido muchas. Por eso me permito solicitar una sombría tarde de noviembre una audiencia con Brian Peter George St John le Baptiste de la Salle Eno, Brian Eno para los amigos.
Circula recientemente una historia surgida de ciertos medios de comunicación suecos que cuenta que sólo Lady Gaga se ha llevado 167 millones de dólares por haber sido su sencillo Poker Face reproducido un millón de veces en Spotify. No es desde luego la mejor forma de anunciar el servicio.
