Playtagain escribió:
Si no soportas el reggaeton o el edm, significa que sólo te gusta TÚ música, no la música en general. Por lo tanto, no sabrías adaptarte a la mayoría de eventos en los que los Dj's suelen actuar... Mal dj noi, i'm sorry.
Si no me gustan unas cuantas mujeres, ¿no me gustan las mujeres?
Yo dispongo de todos los puntos del carnet, y mi ratio de accidentes es bajísimo. ¿Cuántas veces cojo vehículos? Muy pocas. Para la DGT, soy un crack al volante, todo un ejemplo a seguir jajajaja
Hay muchos peligros al volante por ahí, que controlan muchísimo a nivel técnico y no montaría con ellos ni de coña. Carnet en regla, todo aparentemente bien, pero creo que soy yo más seguro que ellos, teniendo objetivamente menos idea. Lo que diga el bobierno y la dgt, no sé, no sé...
Para el bobierno, yo sería un pésimo dj. ¿Lo soy para todo el mundo? Estoy de acuerdo en que poner música no es la chorrada que nos han vendido. Estás jugando con la salud auditiva de los demás. ¡Cuántas atrocidades sonoras habré presenciado!
En cuanto a cuidar mis oídos y los del público, ahí no tendría problema en catalogarme como un dj seguro.
Respetando vuestras opiniones, me reafirmo en los anteriores puntos citados (centrados en mi experiencia personal, por eso no se pueden catalogar de verdad universal).
1) El dj de verdad, contrariamente a lo que podría dictarnos la intuición, NO pretende la fama. ¿Imposible de creer? Un verdadero artista, exhala vigor por los cuatro costados. Su función no es la de ejercer el papel de saltimbanqui, ni la de obtener aprobación constante, fácil y barata; lo primordial para él es manifestar la gloria musical mediante el continuo esfuerzo y superación. La fama suele ser consecuencia de un trabajo bien hecho y perfectamente proyectado, o la conexión con un público poco exigente, totalmente a merced de los ingenieros sociales.
¿Con cuál de los 2 conceptos te identificas más? (Incluye alguno más, para no incurrir en la Falacia del Falso Dilema).
2) El dj de verdad, cree en sus posibilidades. No necesita el aplauso desmedido, y sabe que, la suerte, se labra a cada paso. Su seguridad es el fruto de la robustez de su autoestima, basada no sólo en especulaciones infundadas, sino en actos mensurables por una inmensa cantidad de personas. Conoce sus limitaciones, las procura vencer con plena determinación y, sobre todo, exprime al máximo sus esplendorosas potencialidades.
3) El dj de verdad, conoce su música, la trata con el debido respeto y no duda en esforzarse por seguir un camino de conocimiento. En nada se amilana cuando las contrariedades parecen perseguirle. Es quién de convertir una pesada maleta de 20 kilos en un sagrado ornamento que le acompaña a cada paso. Donde otros ven perjuicio, él ve dignidad.
4) El dj de verdad, critica actuaciones, pero no odia a las personas. No es indiferente ante la injusticia, pone el grito en el cielo cuando es necesario, pero no machaca indiscriminadamente. Construye su personalidad en base a su trayectoria y experiencia. Admite los errores y no se cree en posesión de una única verdad. No conoce la envidia, y en tal caso, los éxitos ajenos exaltan su competitividad sana para alcanzar objetivos que le llenen.
5) El dj de verdad, tiende su mano y no aprovecha situaciones para volverse un ser inalcanzable. Entendamos bien: el trabajo enriquecedor conlleva un aprovechamiento de cada segundo de tu vida. Este principio no es una puerta abierta hacia los ladrones energéticos. Se corresponde con el equilibrio del que abre puertas a quien es como tú fuiste en su momento. El don de conservar en la memoria episodios importantes. Pisar e incluso ignorar con mezquindad a quien te ayudó a crecer no engrandece; al contrario, envilece y te resta puntos en un esquema de artista integral.
6) El dj de verdad, sabe esperar. Probablemente, aguardar el momento apropiado sea uno de los rasgos más importantes. En el año 2000, Francesco Farfa aseguró en una entrevista “No es lo fundamental cuándo llegue el reconocimiento, sino que éste sea puro e incondicional“. Así como una tarta alcanzará su esplendor de sabor y propiedades en el instante adecuado, la explosión del artista será algo irremisible cuando se den una serie de desencadenantes. Y si todavía no se dan, pregúntate qué podrías mejorar. Lo más probable es que no haya una conspiración en tu contra.
7) El dj de verdad, respira, siente, vibra y piensa con la música que le apasiona.
Ahora toca enfocar las miras hacia esa plaga del nuevo milenio: los “djs” posturetas que no sienten los colores de la profesión. Como bien dijeron por ahí hace muchos años: “Dj is not a popstar“. A pesar de los ideales originales, la sociabilidad mal llevada es causa de no pocos episodios bochornosos para los amantes de la música. En un mundo donde la mentira es factible con determinadas herramientas, la credulidad e inconsciencia de las masas catapulta a la fama a figuras insulsas y carentes de todo valor artístico.
El dj de mentira es un intruso en la noble labor de exponer música con criterio. Dejándose llevar por un alud mediático con inercia hacia su favor, va hacia el terreno fácil, basándose en toda clase de estereotipos para posicionarse en el inconsciente colectivo como algo dócil y deseable para las mentes. Como casi todo en esta vida, la condescendencia y falta de espíritu crítico son responsables de validar a cada paso las andanzas de estos pseudo-artistas. Me dispongo a entrever las claves de un dj de mentira:
1) El dj de mentira, no ama la música (aunque piense que sí). Con esto no quiero decir que no consiga apreciar lo que reproduce por los altavoces. El ser humano es musical por naturaleza. Mi intención con este artículo no es el de aplastar a los djs de mentira. Me gustaría que algún día fuesen djs de verdad. El dj de mentira no aprecia la música en tanto en cuanto su Locus de Control está tan alejado del focus primordial, que acaba relegado y postrado ante lo accesorio. Mientras siga anclado en la frecuencia desequilibrada, no podrá admirar la música en su total esplendor.
2) El dj de mentira, carece de seguridad. Derrochar energía, valentía y aplomo, está casi emparentado con la prepotencia y la chulería insana. Es una línea muy muy fina. Si aún requiere ensombrecer al prójimo para destacar, “Todavía está en tinieblas”. La verdadera seguridad, como el verdadero amor, es fuente inagotable de poderío y equilibrio. Eres bueno en lo que haces cuando aprecias por igual tus buenos actos que los ajenos. La diferencia es que te posicionas desde distinto prisma.
3) El dj de mentira, necesita una masa sensiblera que lo sustente. El exceso de corporativismo, el nulo juicio racional y el abrumador triunfo de las emociones volátiles
por encima de la estabilidad de los artistas de verdad, son rasgos inequívocos de los fans de los djs de mentira. No les importan en absoluto los hechos más o menos objetivos. El estandarte para idolatrar se reduce a que es mi amigo y punto. Si está ahí, encima de un escenario, la dignidad se la coloca mi percepción de lo que me gustaría que fuese, NO lo que es.
4) El dj de mentira, siempre ejerce de víctima. Ejerciendo la falsa humildad, que consiste en auto-criticarse para reducir el nivel (percibido) de ensalzamiento narcisista, el dj de mentira logra encandilar a un público no versado. La guinda supone apelar a su figura heroica, maltrecha e injusta. “El público no valora a la gente que se lo curra en su casa. En cambio, siempre idolatra a los mismos”. Está hablando en clave, solicitando atención, ya que está infravalorado y es el deber moral del oyente cambiar sus gustos hacia los de él, porque quiere convertirse en lo que critica. Un ser intocable.
5) El dj de mentira, tiene un periodo de incubación de falsos “amigos” y fans, los cuales desecha en cuanto ya no le sirven para sus propósitos. Poco que añadir.
6) El dj de mentira, fluctúa según las modas del momento. Otro rasgo característico es el de “adaptarse” a lo que se lleva musicalmente. Siempre podrá disfrazarlo de vanguardia e innovación, pero la realidad es que es un veleta de agárrate.
7) El dj de mentira, no es algo estático. Puede convertirse en un dj de verdad. Para finalizar, la buena noticia es que, quizás, algún día, descubra las cuerdas que le unen con la música celestial y olvide su pasado ignominioso.