La situación actual de las “grandes marcas” de plugins es la siguiente: pretenden convencernos, y nos convencen, de que necesitamos su plugin para sonar bien, cuando en realidad usan, prácticamente, las mismas fórmulas matemáticas que usan los shareware, freeware o nativos de los DAW.
Desde hace tiempo varios fabricantes de plugins comenzaron una estrategia basada en una falacia, que por desgracia está presente en la mente de mucha gente: “quiero tener algo que me asegure que voy a sonar bien”. Para esto optimizaron la interfaz de usuario haciéndola fotorrealista y comenzaron la esponsorización dedicada: si tengo las herramientas de CLA sonaré como CLA, es evidente ¿no?. (CLA=Chris Lord-Alge)
Pero la realidad es otra. Las fórmulas matemáticas no conocen el Made in Germany o Made in China. Una ecuación es la misma aquí que en planeta de los simios.
El sonido sale de la ecuación, no del botón 3D con diseño vintage. Y la mayor parte de estas ecuaciones son de dominio público, cualquiera que estudie DSP aplicado al sonido las conoce.
Es cierto que hay variaciones de estas ecuaciones que mejoran los resultados, pero estas variaciones no tienen porqué estar acompañadas de una interfaz hiperrealista, y lo que es más importante, por un precio exagerado.
La tecnología se ha democratizado, para horror de los vendedores de aire.
Si decidís comprar un plugin que sea porque os gusta cómo suena, no por lo que os dicen que es.
Y esto es lo más difícil, pero lo más importante: confiar en el criterio de nuestro oído.
No existe el plugin-software que haga que todo suene bien. No existe tampoco el hardware mágico por el que todo lo que pase sonará bien. Lo único que diferencia una grabación de otra, hoy en día, es quién o quienes están detrás de ella, su experiencia, su gusto y sobre todo su oído.
Sin oído no hay nada que hacer, es así.
Un mismo plugin sonará diferente dependiendo de quién lo use.
Aún copiando los presets, ya que un preset sólo vale para una circunstancia y no para todas.
Nos quieren convencer de que la calidad de sonido está en el plugin, en la máquina, y no en la experiencia y saber del que lo usa. Y esto no es así. La calidad de sonido está en la persona que usa las herramientas:
… ejemplo, por quién apostaríais: por mí delante de una SSL-9000K o por Chris Lord-Alge delante de una Mackie...
¿Cuántas posibilidades hay de que CLA y cualquiera de nosotros a la hora de una mezcla pongamos la misma compresión y ecualización?
Ninguna.
Aunque uséis la misma mesa, en el mismo estudio, sonaréis diferentes.
El factor definitivo siempre es la persona, y más hoy en día, en que todos tenemos al alcance DAWs de 64 bits con plugins de sobra profesionales.
Repito: la tecnología se ha democratizado. Por lo tanto lo único que nos hace falta es cultura, educación, saber y aprender... y aprender... siempre.
¿No sería más razonable empezar la casa por los cimientos?
El “plugin perfecto” el Santo Grial de nuestras búsquedas lo tenemos más cerca de lo que podemos imaginar: nuestro oído.
Con un puñado de plugins de precio como un par de entradas de cine, freeware o los nativos incluidos en los DAW se pueden hacer producciones perfectamente válidas para el mundo profesional: porque es mucho más importante usar bien un compresor que el compresor tenga una resolución de 64bits.
Estudiar a fondo nuestra audición y practicar la concentración y análisis en el sonido.
Es la única forma de estar a salvo del “snake oil”, como dicen por los USA, es decir, que se nos lleven los dineros a cambio de humo.
Saludos