Debo llevar aproximadamente medio siglo entre baffles, monitores, auriculares, bajistas despendolaos con cuádruple Sinmarc, guitarristas de Marshals asesinos y batacas con cajas que te taladran el cerebro, pero esta lesión, según el médico debió producirse por una enorme presión de otro tipo.
Actualmente sigo trabajando a diario tocando el piano y cantando y, repito, ha sido una sorpresa descubrir que tengo un oído muy jodido, eso reafirma la teoría que habéis apuntado de que la naturaleza se adapta al medio y el cerebro ha aprendido a trabajar con esas herramientas defectuosas .
Hombre, yo ya hace unos 10 años o así que noto una LIGERA disminución de percepción en frecuencias agudas, lo cual es normalísimo a mi edad, pero lo que hubiese jurado es que oía igual por los dos lados.
En fin, creo que, aparte de hacer ese par de experimentos en mono y estéreo, como propone mma, ya he localizado al instituto Antolí-Candela que aconseja Fernendo Ortega, y mi mujer, que les conoce y va esta semana a Madrid, va a pedirme hora para consulta.
Resumiendo. Moraleja: haceros un buen chequeo auditivo, que es cosa de pocos minutos, porque después de construir bunkeres acondicionados, comprar micrófonos legendarios, mesas antológicas, compresores vintage, monitores de a 200 € la pulgada y robar tanto tiempo de atención a nuestras esposas, hijos, deporte y paseos por el monte para aprender cada día algo nuevo de ésa liturgia musical y ésa exquisitez musical que perseguimos, a ver si va a resultar que el peor enemigo lo llevamos encima sin enterarnos.