¿Crees en lo paranormal?
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Tengo muchas para contar.... pero segun cada creencia personal de cada uno (y las drogas para otros) todo tiene una explicación, el problema esta en entender la explicación. Es como pararse a pensar en una cuerda que empieza en el suelo y se alza en linea recta al infinito... nuestra mente no entiende el infinito. Estamos aconstumbrados a que todo tiene un principio y un fin, a partir de ahí, nunca entenderemos los fenomenos paranormales, o las energias que somos y provocamos.... lo inexplicable esta dentro de nosotros mismos...
"estoy convencido de que ese lugar fue testigo de un evento terrible, y aunque no creo en la trascendencia del hombre luego de la muerte, si creo que los eventos dejan huellas en los recintos, las casas, departamentos, hospitales y demás lugares quedan irradiados por los eventos que ahí ocurren"
JUASJUASJUASJUASJUASJUASJUASJUAS! Lo siento, pero no puedo parar!!! (no se ofenda nadie, por favor! estas cosas me producen este efecto...)
JUASJUASJUASJUASJUASJUASJUASJUAS! Lo siento, pero no puedo parar!!! (no se ofenda nadie, por favor! estas cosas me producen este efecto...)
A mi me sorprende que de 5 paginas,que un 46,43% tenga algun fenomeno paranormal que contar,no me parece algo tan corriente,almenos lo que se considera "paranormal".
http://es.wikipedia.org/wiki/Paranormal
http://es.wikipedia.org/wiki/Paranormal
ATENCIÓN: TOCHAZO
Bueno, pues a pesar de que pueda sonar chistoso y de que algunos de aquí se lo tomen a coña o se rían, os cuento mi experiencia.
Todo viene a razón de cuando mi padre y yo nos mudamos de casa, y nos fuimos vivir durante un par años a un chalet bastante viejo y hecho polvo. Si bien la historia que os voy a contar, cuando se la contaba a mis colegas se reían, ninguno tuvo los cojones de pasar una noche en mi casa.
Os pongo en situación, un chalet bastante viejo, de tamaño considerable, en el que la mujer del propietario (pianista de profesión) murió allí, el automático de la casa estaba en la cocina, pero en lugar de estar a la altura normal (al alcance de la mano), estaba en la parte superior izquierda de una pared, por lo que cuando se iba la luz (cosa muy frecuente sobre todo cuando llovía), había que ir al cuadro general de la luz subido en una silla y haciendo malabares con el mechero o la linterna para ver.
Recuero que cuando nos mudamos la casa me parecía bastante maja, tenía una pequeña piscina donde poder referscarnos la panza en verano y un jardín que más bien parecía un solar, pero daba algo de libertad a los perros. En el sótano había un piano (el que tocaba la fallecida dueña), que yo usaba para practicar cuando no me traía los teclados del local de ensayo.
He de reconocer, que cuando me enteré de que era el piano de la difunta propietaria me dio yuyu tocar el piano durante 15 o 20 días, aparte de que había que ir al sótano, este, tenía la mala folla de que la puerta estaba mal y se cerraba sola, dejándote prácticamente a oscuras mientras tocabas un piano medio desafinado . . . un cague total.
En fin, en aquella casa pasaban cosas, y cuando me refiero a que pasaban cosas es que sucedían feacientemente.
Mi padre tenía un horario de curro leonino, salía de casa a las 07:00 y volvía a las 23:00 y yo iba a la facultad en horario de tardes, por lo que me pasaba prácticamente todas las mañanas en casa.
Algunas de las cosas curiosas que pasaban en casa eran:
1. Dejar el tazón del desayuno en uno de los bancos de la cocina, y cuando vuelves está en otro.
2. Marcharte de casa a pasear al perro, y cuando vuelves estar la luz del cuarto trastero encendida.
3. Que la tv se ponga en marcha sola . . . y que se apague.
4. Estar estudiando en mi cuarto, y escuchar como en la habitación de al lado alguién abre y cierra cajones.
Siempre he sido bastante escéptico, y no le quería dar importancia alguna a estos hechos, hasta el día en el que mi perra se le erizó el pelo entero mientras gruñía hacia una de las esquinas del salón.
Mi padre, un hombre que jamás ha creído ni cree en estas cosas, nunca olvidará la noche en la que nos dio por hablar del tema una noche mientras estábamos en el salón viendo la tv:
Yo: Papá . . .te parece que en esta casa pasan cosas?
Mi padre: Bueno . . . algunas cosillas raras si que pasan a veces.
Yo: A ver si es que tenemos visitantes!! -le dije mientras me reía-
En ese momento escuchamos desde el otro extremo de la casa un SHHHHHHH!!, como mandándonos callar.
Mi padre y yo nos miramos y nos reímos, pensando que el otro no lo había escuchado y tratando de hacer como que no pasaba nada, así que seguimos hablando del tema hasta que otro SHHHHHHH! nos mandó callar.
Subimos el volumen de la TV y no volvimos a hablar del tema esa noche.
En aquella casa como os contaba sucedían cosas raras, con el paso del tiempo adquirí la costumbre de cuando me iba a dormir poner un pesado mueble enfrente de la puerta para que no se pudiera abrir. En aquella casa, las puertas eran de esas que tienen cristales traslúcidos que permiten ver a través de ellos sin claridad, y en más de una ocasión mientras dormía (la puerta de mi cuarto daba a la cocina) veía como la luz de la cocina se encendía mientras alguien entraba y luego se apagaba sin ver a nadie salir.
La perra, durante todo el tiempo que vivimos en aquella casa dormía siempre debajo de mi cama, como acobardada.
A estos hechos, hubo que sumarle el siguiente, yo iba y venía siempre en moto, y adquirí también la costumbre de entrar en casa sin quitarme el casco, tenía el palpito de que un día entraría en casa y me iba a encontrar a alguien dentro, y sucedió. Una noche, llegué a casa, y me encontré a un tipo en el salón, nos quedamos mirándonos y salió por la puerta de atrás de la cocina corriendo, no pude atraparlo.
Por más que se lo contase a mi padre, este no me creyó, pensaba que estaba de broma y me lo estaba inventando. Pero resultó que meses después, un 23 de Diciembre nos entraron en casa. Volvíamos mi padre y yo de comer juntos, cuando al entrar por la puerta percibo algo raro, y es que la casa estaba caliente, los radiadores encendidos y cosas movidas, rápidamente miramos por toda la casa, a ver si faltaba algo . . . lo único que desapareció fue un cuadro sin valor económico alguno y mucho valor sentimental para mi padre . . . a día de hoy no hemos podido saber quien fue.
A partir de ese momento mi preocupación por la seguridad era total, mi padre sin embargo pasaba absolutamente, decía que por más que hiciéramos si alguien quería entrar en aquella vieja casa, iba a entrar.
Yo ya no sabía si lo que sucedía en aquella casa era debido a que alguien hacía vida allí mientras mi padre y yo no estábamos, o se sumaban además todos esos hechos extraños.
El caso, es que mientras yo estaba en casa (y con la certeza absoluta de estar solo), en la casa se escuchaban cosas raras, como si en lugar de estar yo solo hubiera alguien más.
A pesar de todo, le dije a mi padre que yo de aquella casa no me marcharía hasta el día en el que el piano del sótano se pusiera tocar solo (cosa que nunca pasó).
Al final, me acostumbré, y se me hacía raro los días en los que no sentía nada "especial" en la casa, cuando entraba saludaba como si hubiera alguien, y cuando me marchaba me despedía.
Una de las cosas más extrañas y a la vez placenteras que me pasó fue la siguiente. Ya habiendo pasado el hecho del robo y muchas cosas más. Tuve un accidente en moto, bastante grave, del que salí sin un rasguño ante la sorpresa de todo el mundo tras ver como había quedado mi moto el coche contra el que impacté.
Me quedé en casa un par de días convaleciente, porque a pesar de no tener nada, mi cuerpo estaba dolorido por el impacto. Estaba en la cama, tapado hasta las orejas de frío con los ojillos cerrados, pasados unos minutos quise ir a la cocina a por agua a pesar de que el cuerpo me dolía horrores, y para mi sorpresa la calefacción estaba encendida . . . ni mi padre estaba en casa, ni había ido, y por supuesto aquella caldera del año de la polca no tenía encendido automático . . . cuando vi aquello di las gracias en voz alta y volví a la cama a dormir.
Llegó el día en el que nos mudamos de casa, y debido al curro de mi padre, fui yo el que hizo toda la mudanza . . . y fue la peor semana de todas las que pasé allí . . . cuando ya hube trasladado todos los muebles y todos los trastos, le dí un último repaso a todas las habitaciones y armarios para ver que no me dejaba nada, y sentía como si alguien me siguiera paso tras paso detrás de mi . . . cuando ya estaba convencido de que estaba todo ok, me dirigí a la puesta principal, y antes de salir de casa me despedí.
Después de nosotros la casa permaneció deshabitada unos años, hasta que entró a vivir un pintor un tanto excéntrico, duró unos meses, y al tiempo entró una familia que se marchó también al poco tiempo, ahora ya no se si hay alguien viviendo allí.
La verdad, que esos 2 años en aquella casa cambiaron mi forma de ver y pensar acerca de este tipo de cosas.
Ante la duda . . . cautela.
Bueno, pues a pesar de que pueda sonar chistoso y de que algunos de aquí se lo tomen a coña o se rían, os cuento mi experiencia.
Todo viene a razón de cuando mi padre y yo nos mudamos de casa, y nos fuimos vivir durante un par años a un chalet bastante viejo y hecho polvo. Si bien la historia que os voy a contar, cuando se la contaba a mis colegas se reían, ninguno tuvo los cojones de pasar una noche en mi casa.
Os pongo en situación, un chalet bastante viejo, de tamaño considerable, en el que la mujer del propietario (pianista de profesión) murió allí, el automático de la casa estaba en la cocina, pero en lugar de estar a la altura normal (al alcance de la mano), estaba en la parte superior izquierda de una pared, por lo que cuando se iba la luz (cosa muy frecuente sobre todo cuando llovía), había que ir al cuadro general de la luz subido en una silla y haciendo malabares con el mechero o la linterna para ver.
Recuero que cuando nos mudamos la casa me parecía bastante maja, tenía una pequeña piscina donde poder referscarnos la panza en verano y un jardín que más bien parecía un solar, pero daba algo de libertad a los perros. En el sótano había un piano (el que tocaba la fallecida dueña), que yo usaba para practicar cuando no me traía los teclados del local de ensayo.
He de reconocer, que cuando me enteré de que era el piano de la difunta propietaria me dio yuyu tocar el piano durante 15 o 20 días, aparte de que había que ir al sótano, este, tenía la mala folla de que la puerta estaba mal y se cerraba sola, dejándote prácticamente a oscuras mientras tocabas un piano medio desafinado . . . un cague total.
En fin, en aquella casa pasaban cosas, y cuando me refiero a que pasaban cosas es que sucedían feacientemente.
Mi padre tenía un horario de curro leonino, salía de casa a las 07:00 y volvía a las 23:00 y yo iba a la facultad en horario de tardes, por lo que me pasaba prácticamente todas las mañanas en casa.
Algunas de las cosas curiosas que pasaban en casa eran:
1. Dejar el tazón del desayuno en uno de los bancos de la cocina, y cuando vuelves está en otro.
2. Marcharte de casa a pasear al perro, y cuando vuelves estar la luz del cuarto trastero encendida.
3. Que la tv se ponga en marcha sola . . . y que se apague.
4. Estar estudiando en mi cuarto, y escuchar como en la habitación de al lado alguién abre y cierra cajones.
Siempre he sido bastante escéptico, y no le quería dar importancia alguna a estos hechos, hasta el día en el que mi perra se le erizó el pelo entero mientras gruñía hacia una de las esquinas del salón.
Mi padre, un hombre que jamás ha creído ni cree en estas cosas, nunca olvidará la noche en la que nos dio por hablar del tema una noche mientras estábamos en el salón viendo la tv:
Yo: Papá . . .te parece que en esta casa pasan cosas?
Mi padre: Bueno . . . algunas cosillas raras si que pasan a veces.
Yo: A ver si es que tenemos visitantes!! -le dije mientras me reía-
En ese momento escuchamos desde el otro extremo de la casa un SHHHHHHH!!, como mandándonos callar.
Mi padre y yo nos miramos y nos reímos, pensando que el otro no lo había escuchado y tratando de hacer como que no pasaba nada, así que seguimos hablando del tema hasta que otro SHHHHHHH! nos mandó callar.
Subimos el volumen de la TV y no volvimos a hablar del tema esa noche.
En aquella casa como os contaba sucedían cosas raras, con el paso del tiempo adquirí la costumbre de cuando me iba a dormir poner un pesado mueble enfrente de la puerta para que no se pudiera abrir. En aquella casa, las puertas eran de esas que tienen cristales traslúcidos que permiten ver a través de ellos sin claridad, y en más de una ocasión mientras dormía (la puerta de mi cuarto daba a la cocina) veía como la luz de la cocina se encendía mientras alguien entraba y luego se apagaba sin ver a nadie salir.
La perra, durante todo el tiempo que vivimos en aquella casa dormía siempre debajo de mi cama, como acobardada.
A estos hechos, hubo que sumarle el siguiente, yo iba y venía siempre en moto, y adquirí también la costumbre de entrar en casa sin quitarme el casco, tenía el palpito de que un día entraría en casa y me iba a encontrar a alguien dentro, y sucedió. Una noche, llegué a casa, y me encontré a un tipo en el salón, nos quedamos mirándonos y salió por la puerta de atrás de la cocina corriendo, no pude atraparlo.
Por más que se lo contase a mi padre, este no me creyó, pensaba que estaba de broma y me lo estaba inventando. Pero resultó que meses después, un 23 de Diciembre nos entraron en casa. Volvíamos mi padre y yo de comer juntos, cuando al entrar por la puerta percibo algo raro, y es que la casa estaba caliente, los radiadores encendidos y cosas movidas, rápidamente miramos por toda la casa, a ver si faltaba algo . . . lo único que desapareció fue un cuadro sin valor económico alguno y mucho valor sentimental para mi padre . . . a día de hoy no hemos podido saber quien fue.
A partir de ese momento mi preocupación por la seguridad era total, mi padre sin embargo pasaba absolutamente, decía que por más que hiciéramos si alguien quería entrar en aquella vieja casa, iba a entrar.
Yo ya no sabía si lo que sucedía en aquella casa era debido a que alguien hacía vida allí mientras mi padre y yo no estábamos, o se sumaban además todos esos hechos extraños.
El caso, es que mientras yo estaba en casa (y con la certeza absoluta de estar solo), en la casa se escuchaban cosas raras, como si en lugar de estar yo solo hubiera alguien más.
A pesar de todo, le dije a mi padre que yo de aquella casa no me marcharía hasta el día en el que el piano del sótano se pusiera tocar solo (cosa que nunca pasó).
Al final, me acostumbré, y se me hacía raro los días en los que no sentía nada "especial" en la casa, cuando entraba saludaba como si hubiera alguien, y cuando me marchaba me despedía.
Una de las cosas más extrañas y a la vez placenteras que me pasó fue la siguiente. Ya habiendo pasado el hecho del robo y muchas cosas más. Tuve un accidente en moto, bastante grave, del que salí sin un rasguño ante la sorpresa de todo el mundo tras ver como había quedado mi moto el coche contra el que impacté.
Me quedé en casa un par de días convaleciente, porque a pesar de no tener nada, mi cuerpo estaba dolorido por el impacto. Estaba en la cama, tapado hasta las orejas de frío con los ojillos cerrados, pasados unos minutos quise ir a la cocina a por agua a pesar de que el cuerpo me dolía horrores, y para mi sorpresa la calefacción estaba encendida . . . ni mi padre estaba en casa, ni había ido, y por supuesto aquella caldera del año de la polca no tenía encendido automático . . . cuando vi aquello di las gracias en voz alta y volví a la cama a dormir.
Llegó el día en el que nos mudamos de casa, y debido al curro de mi padre, fui yo el que hizo toda la mudanza . . . y fue la peor semana de todas las que pasé allí . . . cuando ya hube trasladado todos los muebles y todos los trastos, le dí un último repaso a todas las habitaciones y armarios para ver que no me dejaba nada, y sentía como si alguien me siguiera paso tras paso detrás de mi . . . cuando ya estaba convencido de que estaba todo ok, me dirigí a la puesta principal, y antes de salir de casa me despedí.
Después de nosotros la casa permaneció deshabitada unos años, hasta que entró a vivir un pintor un tanto excéntrico, duró unos meses, y al tiempo entró una familia que se marchó también al poco tiempo, ahora ya no se si hay alguien viviendo allí.
La verdad, que esos 2 años en aquella casa cambiaron mi forma de ver y pensar acerca de este tipo de cosas.
Ante la duda . . . cautela.
Os relato uno de los momentos de máximo acojono. Como había habitaciones de sobra en la casa, tenía un dormitorio y un despacho donde estudiaba, tengo la manía de estudiar siempre mirando hacia la puerta, no puedo estar de espaldas a ella. Como conté anteriormente, las puertas eran de esas que tenían cristales que permiten ver pero sin claridad. Una mañana mientras estudiaba, y con mi perra tumbada al lado del escritorio, esta se pone a gruñir a la puerta con el pelo erizado y el rabo tieso (menos mal que he dicho que era perra que si no ). El pomo de la puerta giró levemente, sin llegar a abrirse mientras el gruñido del animal iba in crescendo, a través de los cristales no se veía absolutamente nada . . . cosa imposible, ya que si alguien abría la puerta se veía la figura a través de los cristales.
Yo estaba en tensión, mientras con la mano agarraba la tubería de acero que tenía al lado de la silla (después del episodio del robo me había dejado repartidos por la casa varios objetos susceptibles de usarlos en mi defensa por si alguien me sorprendía en alguna habitación de la casa).
Con la tubería agarrada de la mano y poniéndome en pie preparándome para lo que fuera a venir, la perra ladró al fin, el pomo volvió a su posición original, y una figura pasó rápidamente por enfrente de los cristales de la puerta.
Al momento abrí la puerta mientras azuzaba a la perra a salir en dirección hacia donde se había ido la sombra, la perra salió hasta que se plantó en medio del salón olfateando y en unos segundos se tranquilizó moviendo el rabillo de lado a lado.
En verdad os digo que aquella casa daba para un guión de peli.
Yo estaba en tensión, mientras con la mano agarraba la tubería de acero que tenía al lado de la silla (después del episodio del robo me había dejado repartidos por la casa varios objetos susceptibles de usarlos en mi defensa por si alguien me sorprendía en alguna habitación de la casa).
Con la tubería agarrada de la mano y poniéndome en pie preparándome para lo que fuera a venir, la perra ladró al fin, el pomo volvió a su posición original, y una figura pasó rápidamente por enfrente de los cristales de la puerta.
Al momento abrí la puerta mientras azuzaba a la perra a salir en dirección hacia donde se había ido la sombra, la perra salió hasta que se plantó en medio del salón olfateando y en unos segundos se tranquilizó moviendo el rabillo de lado a lado.
En verdad os digo que aquella casa daba para un guión de peli.
Te pasa una cosas de estas y es para que te mueras del susto.
http://es.wikipedia.org/wiki/Alucinaci%C3%B3n_hipnog%C3%B3gica
EDITADO:
Al parecer no se pegan el link entero, copiar y pegar en la barra del buscador el enlace para ver el doc en Wikipedia.
http://es.wikipedia.org/wiki/Alucinaci%C3%B3n_hipnog%C3%B3gica
EDITADO:
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