El palacio de Linares, hoy Casa de América, ubicado en el privilegiado entorno de la Plaza de Cibeles de Madrid, tenía, (sigue teniendo hoy en día) entre los madrileños, fama de “encantado” mucho antes de que los medíos de comunicación lo hicieran famoso y se hicieran públicas las grabaciones con las voces de los “espíritus”.
palacio de linares
Deshabitado desde 1960 cuando el último marqués de Linares (se murmuraba de su afición al juego y conocido por sus amores con Rita Hayworth) lo abandono, hubo muchos intentos de vender el palacio a otras familias de la aristocracia para que lo habitaran, pero curiosamente ninguna quiso vivir en una casa con una leyenda de tal tipo y con fantasma incluido. Y es que este palacio…
pese a su corta vida, ha pasado por muchas vicisitudes, durante la guerra civil fue asaltado y sufrió bastantes destrozos, sobre todo en la planta baja, luego fue comprado por la compañía Trasmediterránea, sin embargo, nunca llegó a instalar la sede en él. Vendido de nuevo lo compró una Caja de Ahorros, que tampoco llegó a instalarse. Finalmente, en 1.988, el Ayuntamiento de Madrid, se lo compró a Emiliano Revilla, último dueño, para instalar allí la casa de América.
En 1989, el Palacio de Linares fue sometido a un exhaustivo rastreo, análisis y fotografiado hasta sus últimas salas, por un prestigioso equipo de parapsicólogos al mando del cual estaba el sacerdote jesuita José María Pilón, confirmando éstos que en el Palacio había algo anormal. Con frecuencia, la temperatura de las habitaciones descendía hasta diez grados bajo cero, incluso en verano. En la tranquila capilla de Palacio de repente se oían sonidos de música de órgano, y el equipo describió como detectaban una poderosa fuente de energía que emanaba de allí. Las fotografías realizadas, reflejaban unos extraños campos energéticos que hacían presagiar la existencia de fantasmas o espíritus. La hipótesis del equipo habló de la posibilidad de que bajo el frío suelo de mármol se hallaran restos humanos.
Incluso, un destacado miembro del equipo, declaró, que había visto a una niña pequeña con el cabello rizado y vestida de blanco que corría por el salón de baile
El informe definitivo entregado al Ayuntamiento de Madrid el 4 de junio de 1989 por el equipo del Padre Pilón, confirmaba que el Palacio de Linares estaba invadido por campos energéticos cuyo origen se debía a un dramático desenlace familiar. Según el mismo, el Palacio de Linares reunía las condiciones físicas adecuadas, dada su ubicación en una zona de corrientes subterráneas, para que se manifestaran fantasmas y espíritus.
Primero la historia.
Mateo de Murga fue un financiero vasco que hizo una enorme fortuna en Cuba, lo que se dice un “indiano”, vamos, conocido por su talante liberal en todo el sentido de la palabra, hasta el punto que llegada la adolescencia de su hijo, José, cansado de los matrimonios que por aquel entonces se estilaban, sólo por el interés, le aconsejó que se casara por amor, sin que le importara la condición social de la muchacha.
José, haciendo caso a su padre, se fue a enamorar de Raimunda Osorio, hija de una estanquera. Cuando le pidió permiso a su padre para contraer matrimonio, éste, contra todo pronóstico, intento disuadirle, y como no lo consiguió, lo envió a Londres para que olvidara ese amor.
A los pocos meses de su llegada a Londres, fallece su padre, inmediatamente, José regresa a Madrid, y pasado el luto se casa con su querida Raimunda.
El marqués, apoyó, primero al rey Amadeo de Saboya, y posteriormente económicamente a Alfonso XII para su retorno a España, y éste, agradecido, le concedió el titulo de Vizconde de LLantero y la Cruz de Isabel la Católica, es entonces, cuando decide construirse un palacio en el centro de Madrid, y elije diversos solares que el Ayuntamiento poseía pero no tenían uso, en total, en pleno centro consigue ¡más de tres mil metros cuadrados! y encarga el proyecto a Carlos Coludí. Éste construye un palacio de estilo Versalles, tanto en su exterior como en la disposición interior, cuenta con 27 chimeneas (todas ellas diferentes), un riquísimo comedor de gala, lámparas de araña, suelos de mosaico, sedas pintadas, unos frescos mitológicos de artistas de la época y una magnífica escalera de mármol de Carrara diseñada por Suñol, así como un espectacular salón de té, cuyo mobiliario y decoración se trajo ex profeso de China además de una suntuosa capilla, todo ello distribuido en tres plantas.
escalera y capilla de palacio
La leyenda.
En 1.884, los marqueses se van a vivir al palacio que aun no estaba terminado del todo, pero… y es entonces, en la mudanza, cuando (como sucede al común de los mortales) el marqués, ordenando unos documentos de su padre, encuentra una carta que su padre no llegó a enviarle a Londres, en la que confiesa el motivo de que no le dejara casarse con su amada; eran hermanos, en su juventud tuvo una historia con una estanquera y de esa relación nació Raimunda.
Este descubrimiento, les llenó de desesperación, pues la marquesa recordaba que su madre, en su lecho de muerte, maldijo para él y sus descendientes, al que la amó y luego dejó olvidada. Hasta tal punto causó desesperación en la pareja, que escribieron al Papa, éste les remitió una bula; podían seguir conviviendo pero en castidad absoluta. Así las cosas decidieron vivir el marqués en la planta baja y la marquesa en la segunda planta.
Pero claro… a los pocos meses la marquesa dio a luz una niña, y la leyenda dice que entre los dos la asesinaron y la emparedaron.
Otra versión, habla de que el marqués tuvo una hija con una de sus criadas, a la que posteriormente adoptaron los marqueses, y que fue quien heredó el título.
La marquesa murió de pena en 1901, su marido moriría cinco meses después por un “disparo fortuito”
Hoy en día, ya transformado en Casa de América, se dice que los vigilantes de seguridad duran poco, pues solicitan su traslado en cuanto pasan un par de noches en el edificio, incluso hay quien dice que algunas noches puede verse a los fantasmas de los marqueses, vagando desconsolados por sus respectivas habitaciones del palacio, cumpliendo así su eterna condena de separación.