Los catalanes; la burguesía y más bien la aristocracia industrializada en reañidad, vivieron bien los 50 y 60, hubo apoyo a las iniciativas de la industria del motor (Pegaso, Bultaco, Montesa, Derbi) y la textil, aquella España autárquica tenía una San Francisco levantina (más que ocitana, le pese a quien le pese) en aquella Barcelona Franca. Buen caldo de cultivo para burgueses arrepentidos y progres prospectivos. El catalán no se persiguió como el Eusquera, se concedían beneficios y cuerda larga, allí fueron muchos inmigrantes de la España seca y pobre.
El Catalanismo tiene raíces antiguas; pero la brecha la abrieron las guerras de Sucesión, no obtuvieron fueros, no tenían requetés, miraban siempre a Europa y huían de la España cejijunta. El desdén y la desconfianza nació pareja en las dos orillas de la marca.
Ahora muchos creen que sus pol´ticos, corruptos y cicateros como pocos, les van a redimir de la mala suerte; en los 60 eran los cantautores de la Autónoma; en los 90 Terra Lliure; ahora...esteladas de los chinos y mitos resucitados.
Demasiada mentira sustenta este sueño; pero los sueños, sueños son.