Creo que puedo hablar de mi caso, pues yo vendí mi M3 precisamente argumentando el no poder aprovecharlo.
Como ya no me dedico a la música de manera profesional, al menos de manera intensiva, tengo muy poco tiempo al día que dedicarle. Hace 10 años las cosas hubiesen sido muy diferentes, pues ni tenía hipoteca ni mujer ni hijo
y seguro que le hubiese sacado las tripas al M3 a base de bien.
La cosa es sencilla, la potencia va siempre acompañada de complejidad, es imposible que no sea así. KARMA es muy potente y por supuesto complejo, y uno no sabe cuan potente y complejo puede llegar a ser hasta que lo prueba.
Cuando uno se da cuenta de que se ha gastado 2300 euros en una máquina que no va a poder aprovechar en condiciones por falta de tiempo, y que se devalúa con cada día que pasa, llega un momento en el que se deben tomar tristes decisiones.
En mi experiencia personal, ahora tiendo a usar aparatos que pueda programar de manera inmediata, sin tener que navegar por menús y no tener que consultar el manual de instrucciones. Por eso adoro mi Nord Rack 3. Aunque su sonido no sea exactamente el que yo ansío, me proporciona regocijo inmediato y nuevas texturas cada vez que le meto mano, sin necesidad de esperar a que se encienda ni usar menús, el ratón o el dedo para apuntar o cambiar de página.
Pero echo de menos el M3, vaya que si. Su teclado, sobretodo. Sus sonidos de percusión, su piano, sus cuerdas y sus efectos. Si el M3 hubiese tenido más knobs, botones y menos necesidad de darle al dedito en la pantalla lo más seguro es que siguiera ocupando un sitio en mi guarida, porque disfrutaría más programándolo.