klausmaria escribió:
No estoy diciendo que la labor de un profesor no sea importante, sólo señalaba lo que Bloom mostró en sus estudios, que frente a la enseñanza tradicional en el aula la enseñanza uno a uno puede ser más del doble de eficiente. Que un niño de aprobado pasa a sobresaliente y uno de suspenso puede ser perfectamente de notable. Y esto es gracias a la intervención del profesor... de uno a uno.
Voto por ello. Sin duda el mayor problema de la educación es la masificación de las aulas. Precisamente con 60 o 100 alumnos por aula como antiguamente era imposible otro modelo que el docente dictador subido a una tarima dictando la clase magistral con la regla de madera como arma mortal.
Hubo unos años en que la educación tendió a reducir las ratios para asegurar el éxito educativo. Duro tan poco que no ha sido posible comprobarlo. Ahora la tendencia es la contraria. El argumento es la educación coreana. En Corea parece que los profesores tienen 10 alumnos por aula y tienen mucho éxito educativo en las pruebas memorísticas del informe PISA (también la sociedad coreana es muy diferente a la española y los niños pasan el día encerrados en casa estudiando con castigos físicos). Según el Ministerio de Educación español es un modelo a imitar
"si un profesor es muy bueno debe dar clase al mayor número de alumnos posibles para transmitirles su conocimiento. Una clase con pocos alumnos impide a estos acceder a los grandes docentes" El problema no está en los profesores sino en los gestores del sistema educativo.
Pero tampoco creo demasiado en la educación uno a uno. En música se da en la clase individual de instrumento, pero los alumnos también participan en clases colectivas teóricas e instrumentales: Lenguaje Musical, Armonía, Análisis Musical, Fundamentos de Composición, Historia de la Música, Conjunto instrumental, Música de Cámara, Orquesta, Banda, Improvisación, Educación auditiva, etc.
La socialización es un elemento motivador y de aprendizaje. Se aprende mucho del de al lado y motiva la actitud del compañero para lo bueno y para lo malo. Para un músico es esencial aprender el trabajo en equipo. Y es muy importante conocer todo tipo de instrumentos, no solo el suyo.
Me gustan sistemas como el anglosajón que no divide a los alumnos por edades, ni por grupos estables anualmente. En ciertos modelos de enseñanza los alumnos cambian de clase, de grupo, es una enseñanza basada en la colaboración, en el aprender a aprender, en la investigación, ... vamos como aprenden los humanos desde que son humanos. Un niño para aprender a manejar una consola de juegos no necesita unas clases, necesita a otro niño al que ver jugar, con eso le sobran todo tipo de explicaciones teóricas y magistrales. Pues eso son cosas que se ganan en la educación colectiva. Pero ese modelo deja de ser eficaz con aulas masificadas en las que no se pueden ni mover y están tan apretados que es imposible no hablar o distraerse.
klausmaria escribió:
La tecnología está disponible desde hace años, lo que parece que falte es interés por parte del estamento docente.
Todo lo contrario. Pero yo que soy gran defensor de la tecnología en el aula he llegado a la conclusión de que la expectativas son mayores que las limitaciones.
Me explico. La tecnología se basa en programas y los programas están diseñados por programadores, los programadores siguen las instrucciones o son profesores y los programas contienen errores. Errores de programación y errores de contenidos. Los errores de programación producirán cuelgues y perderás tiempo de trabajo solucionando tareas que no son propias del aprendizaje: reivindicando el ordenador, reconfigurando el programa, y las veces que haya que repetirlo.
Los errores de contenidos son peores pues no tienen solución más que si consigues que el programador te haga caso y lo solucione en la siguiente versión.
Precisamente su falta de flexibilidad es su principal limitación:
Un ejemplo: Programas de educación auditiva.
Hay muchos y son útiles hasta un cierto punto. Pero solo trabajan notas y ritmos. Copiar una frase o una armonía es mucho más que copiar las notas, hay matices propios de la función armónica, la direccionalidad de la frase, las cadencias, etc. Todo eso no lo muestran los programas de educación auditiva pero si puede hacerlo notar un profesor tocando un instrumento. Te ayudan en actividades de reconocer acordes, pero no de comprenderlos. Una dominante sustituta no es solo un acorde, forma parte de un contexto sonoro con una dinámica y expresividad que un programa informático es incapaz de hacer. Sea Jazz, Pop o Reageton lo que quieras tocar.
klausmaria escribió:
Los guitarristas siempre lo han tenido claro, siempre ha habido cifrados, fakebooks y demás y una cierta tradición de enseñanzas informales para la guitarra. Por contra, aquí en ausencia de salmos protestantes y anglicanos, no parece que hayamos tenido una gran tradición de enseñanza informal del piano... quizás por eso gran parte de nuestro pop es tan pobre en el tema teclas.
Tampoco lo comparto. Yo creo que hay una imagen del Pop muy guitarrera, la guitarra es además un instrumento muy barato, ocupa poco espacio y se trasporta bien. Todas las amas y amos de casos han jugado alguna vez a ser guitarrista de rock con la escoba como en el vídeo de I want to break free de Queen. No creo que sea un problema de aprendizaje, sino de imágen. La guitarra mola, tirarse de rodillas resbalando con la espalda arqueada hacia atrás mientras se tocan los agudos de la guitarra a toda velocidad llena de distorsión es un mito. El piano o los teclados no molan tanto. Vamos que liga más un guitarrista que un teclista. Es otro clásico el cigarrillo entre las cuerdas de la guitarra para dar unas caladas entre solo y solo que tanto gustaba a las chicas de pueblo.
Yo creo que hay buenos pianistas y buenos teclistas en el pop español. Si se ven más o menos es por que en un playback es más visual un guitarrista moviéndose que un teclista atado al teclado.
La enseñanza "informal" en el piano es muy fácil, más aún que la de la guitarra, y si hablamos de teclados de autoacompañamiento mucho más aún.
Pero otra cosa que ocurre es que la gente que se interesa por las teclas se aburre muy pronto de cosas simples y siempre le tienta aprender a tocar temas de bandas sonoras, tocar sin chunda-chunda y acceder a otras músicas. Es lo que tiene la música. Puedes entrar en ella por aprender un estilo pero el desarrollo de la musicalidad hace que pronto te interesen otras músicas, que las comprendas y las aprecies.
Se de lo que hablo porque durante muchos años he sido profesor en que tenía que enseñar piano informal a cierto perfil de alumnos. Al cabo de una año o dos de escalas blues, acordes y estructuras de rock y cosas así, cuando escuchaban al alumno de la clase de al lado tocar un bach, mozart o chopin, te decían "yo también quiero tocar eso". Cuando desarrollas el oído, el sentido del ritmo, la sensibilidad musical, una buena música, sea de quién sea y de cuando sea, no te deja indiferente. Puede que no quisieran ser concertistas solistas, pero hay cosas que mola hacerlas uno mismo aunque no sean perfectas.
Creo que hay muchos mitos y un desconocimiento profundo de la educación musical actual en España. Ha cambiado mucho en 20 años. La parte pedagógica sin ser perfecta está a años luz de lo que era, la parte laboral sigue siendo un poco triste, pero también mejor de lo que era hace 20 o 30 años. Las escuelas de música ofertan modelos de enseñanza adecuados para todo tipo de intereses con muy buenos profesionales, aunque suelen estar mal pagados, y los conservatorios ya no son lo que eran.
Sigo repitiendo que mucha gente desconoce que desde 2008 las Enseñanzas Profesionales de Música que se imparten en conservatorios incluyen las especialidades de Guitarra eléctrica, Batería o Bajo eléctrico. Supongo que no incluyeron teclados más que nada por la dificultad de enseñar a manejar cada marca y modelo. No todas las comunidades han implantado estas especialidades en los conservatorios pero algunas sí, en Andalucia la Guitarra flamenca es una especialidad con mucho éxito.
Las cosas cambian y la música evoluciona no nos quedemos con la imagen congelada de un pasado triste.