#60
A mí, como oyente, me parece genial lo de que todas las reproducciones tengan una sonoridad parecida.
Entiendo que una persona que se dedica profesionalmente al mastering considere que debe tener libertad para decidir a qué volumen final y con qué dinámica deja un trabajo suyo.
Pero la mayoría de las veces que puedo estar escuchando música no quiero preocuparme de andar subiendo o bajando el volumen del reproductor. Precisamente eso sigue pasando con los anuncios de la televisión, y me parece un rollazo, sobre todo si es por la noche.
Como anécdota, hace un par de años eché un cable a un amigo con la fiesta de fin de curso del colegio en el que trabaja, haciendo de "técnico de sonido" durante las actuaciones y bailes de los chavales de cada curso. Resulta que cada actuación tenía sus propias canciones, unas de los años 60, otras mucho más modernas, incluso con batiburrillos hechos por ellos. Fue un caos. Estuve todo el rato con la mano en el fader del master subiendo o bajando "al vuelo", porque igual un trocito sonaba muy bajo y yo ponía el volumen a tope, y al momento venía otro trozo hiper alto. Vamos, que estuve haciendo de compresor/limitador humano todo el rato. Ya le dije que para la próxima me pasase toda la música unas semanas antes para igualar volúmenes.
A mí, como oyente, me parece genial lo de que todas las reproducciones tengan una sonoridad parecida.
Entiendo que una persona que se dedica profesionalmente al mastering considere que debe tener libertad para decidir a qué volumen final y con qué dinámica deja un trabajo suyo.
Pero la mayoría de las veces que puedo estar escuchando música no quiero preocuparme de andar subiendo o bajando el volumen del reproductor. Precisamente eso sigue pasando con los anuncios de la televisión, y me parece un rollazo, sobre todo si es por la noche.
Como anécdota, hace un par de años eché un cable a un amigo con la fiesta de fin de curso del colegio en el que trabaja, haciendo de "técnico de sonido" durante las actuaciones y bailes de los chavales de cada curso. Resulta que cada actuación tenía sus propias canciones, unas de los años 60, otras mucho más modernas, incluso con batiburrillos hechos por ellos. Fue un caos. Estuve todo el rato con la mano en el fader del master subiendo o bajando "al vuelo", porque igual un trocito sonaba muy bajo y yo ponía el volumen a tope, y al momento venía otro trozo hiper alto. Vamos, que estuve haciendo de compresor/limitador humano todo el rato. Ya le dije que para la próxima me pasase toda la música unas semanas antes para igualar volúmenes.