Uff! Perdonad la tardanza, pero ayer tuve bolo hasta altas horas de la noche (como siempre) backline arriba y abajo en un Zafira. Es lo que tiene ser pobre.
Ya he leído todo el hilo, no creí que generara tantas respuestas en tan poco tiempo.
A mi modo de ver hay varios tipos de productor:
El ejecutivo, el que pone la "guita", puede ser una discográfica, una persona física en forma de mecenas o el propio artísta. Invierte por negocio, le da igual como suenen los temas si estos son rentables, generan ganancias y lo que busca el multiplicar la inversión. A efectos prácticos es lo mismo que un banco.
Especie en vías de extinción ya que: no es necesario, en la actualidad, alquilar un superestudio a jornada completa lleno de músicos, con dietas de avituallamiento y hospedaje y las superproducciones en plan "Thriller" han pasado a la historia. Los presupuestos se han reducido de tal manera que pueden ser asumidos por el artista o el productor musical. Antes con los vinilos los planchajes era carísimos y sólo podían hacerlo las fábricas de discos, porque tenían carísimas máquinas exclusivas como cortadoras, prensas, ecualizadores IEC-RIAA, etc.
Hoy en día los costes se han abaratado por la razón de que ya no se necesita un soporte para difundir nuestra música. Con colgarla en youtube o en la nube ya tiras.
El musical, el que sabe cómo debería sonar, tanto musical como técnicamente, lo que el artista pretende plasmar en su obra para llegar a un sector de público lo más ampliamente posible. Pero esto es márqueting, dirán algunos; algo de eso también hay.
Es el que se encarga de contratar estudio de grabación, técnicos, músicos de sesión, estudio de mastering, etc.
Administra, por tanto un presupuesto que irá destinado a todos esos elementos. Es decir, algo de numeros también tiene que saber.
Una de las particularidades del productor es la facilidad con la que, oyendo un ensayo del artista o una maqueta cutre, imagina cómo podría quedar el producto acabado y a qué público podría ir dirigido, lo que implica creatividad sobre algo en lo que cree que puede funcionar. Esto implica gusto y una cierta capacidad de empatía ya que tiene que ponerse en el lugar del posible oyente.
No tiene necesariamente que tener formación musical ni técnica, aunque estas son importantísimas para hacer entender con claridad lo que quiere o propone a musicos, técnicos, etc.
El autónomo o autoproductor, el que se produce a sí mismo. Hace lo mismo que el productor musical, solo que esta vez el es al mismo tiempo productor y artísta. Asume las formas de producción ejecutiva y musical porque aparte de arriesgar su propio tiempo y dinero, él y su música son su propio producto.
Por lo general es un fact totum, compone, arregla, interpreta, se graba solo o dice al técnico como debe ser grabado, mezcla o interviene en las mezclas, vamos, que lo hace todo o casi todo.
No necesita, sin embargo, ser propietario de estudio alguno, puede proyectar toda la obra en su casa y si necesita una toma genial de lo que sea, hacerla en un estudio con el ambiente que quiera. Si puede pagarse Abby Road, es su dinero.
Seguiré más tarde, tengo que comer todavía.