maabo escribió:
música clásica" o "música culta" son etiquetas etnocéntricas
Yo creo que, empezando por la mayor, el debate se pierde o empieza por el follón; pero sea así.
La música culta existe como ha existido siempre, es ahora, después de la revolución francesa, cuando una burguesía en ascenso ha estado casi doscientos años permitiéndose disfrutar de gozos hasta entonces reservados a la aristocracia, en los últimos 55 años, las clases trabajadoras europeas, algunas asiáticas y bastantes americanas, por mor del consumismo capitalista (que no de ninguna redención de origen socialista, aunque lo haya parecido, y algunos lo hayan creído así), de manera que el populacho ha podido comprase primero utilitarios , luego segundas viviendas y después berlinas y 4 x 4, los hijos han podido hacerse la ilusión que eran músicos, que eran Dj,s , que rapeaban o se han ido montando grupos (los que tenían alguna inclinación hacia la música), como lo habíamos hecho sus mayores.
Yendo al caso de la música pop, popular, el rock y los estilos que se derivan del blues en una u otra forma, nonos engañemos, al igual que las vanguardias pictóricas, literarias o cinematográficas, a las clases populares se les dejó acceder a formas sencillas del arte, que no nos engañemos, Tzara no fue popular como lo es Messi o lo fue Manolete; ni Subotnick o Art Ensemble of Chicago o Cage o Peris o Colleman no fueron populares como lo es Getta, Shakira o Estopa. El arte del siglo XX, de profundas raíces románticas (vid. mi blog inacabado), es atrevido, se ofreció al proletariado; pero a dosis muy justitas, ni la élite burguesa que lo manejaba, ni el populacho estuvieron por la labor, los unos oviaron a los otros Hasta el siglo XVII y entrado el XVIII, la música fue de Capilla Real, en el XVIII hay salas de concierto para la aristocracia y los más ricos de los burgueses, en el XIX la música llega a la burguesía a través de la apertura y la
Haus Musik; es en el XX cuando nuestros hijos van a grandes conciertos al aire libre, como antes lo hicimos nosotros; pero no nos equivoquemos, la
intelligentzia prefiere lugares más selectos, al Village Vanguard, al Birland, al CaféCentral, a las salas de conciertos o exposiciones, como la Juan March, van los cuatro instruidos que entienden, para deleite o hartazgo, las claves alambicadas del arte vanguardista: ensimismado, inaccesible, minoritario.
Y, desde luego, cada vez tengo más claro que no será la música asistida por ordenador (lo que aquí se llama, cada vez con menos justificación, autoproducción), la música de daw, de vst, de
loop, ni el
remix lo que redimirá al pueblo de su constante letargo prreparadisiaco.
Claro que hay que ver la música bajo el prisma de la antropología; siempre y cuando no nos desliguemos de la raíz, la filosofía, y no desatendamos a la musicología.