Abro este hilo porque mañana tengo un concierto como asistente de PA en una sala que lleva mi empresa, y hay algunas cosas que me han hecho pensar. Abro el rider. Microfonía, lo de siempre. Mesas digitales, preferentemente Digico Soundcraft o Yamaha, analógicas sólo Midas con outboard típico. Todo normal. PA L'Acoustic, D&B o Meyer, a ser posible. Guay. Lo que sea pero que sea capaz de dar 20 W por cabeza. La jodimos. Ya me va a tocar estar recibiendo lecciones de un técnico que no es capaz de distinguir entre potencia acústica y eléctrica. Ya voy con mala predisposición a trabajar: a recibir quejas, a aguantar gilipolleces de megalómanos, y cosas así. Seguro que al final no es así (casi nunca lo es, suele ser gente competente, educada y comprensiva), pero la sensación la voy a tener.
Y es que hay muchos técnicos de PA que, de verdad, no sé de dónde han salido. He visto de todo, desde el típico tío educado y súper majete que te deja a cuadros de lo bien que lo hace y lo claro que lo tiene todo, al (no sé como llamarlo) que llega y te empieza a contar películas hasta que te das cuenta de que vas a mezclar tú y él sólo te va a dar indicaciones, pasando por el amateur que no sabe manejar la mesa ni lo que cojones está haciendo, pero finge que sí y le echa la culpa de sus cagadas a lo primero que se le ocurre.
Generalmente, se suele cumplir que cuanto más grande (bueno/famoso/promocionado) es el grupo, más profesional el técnico. Además, cuanto más sencillo y menos exigente (en cuanto a cosas superfluas) el rider, mejor aún el técnico y más fácil y mejor sale el bolo.
Yo también hago de técnico de PA para algunos grupos, y he visto esa expresión entre miedo e indiferencia en técnicos residentes. Siempre procuro dar por culo lo mínimo posible, porque es muy fácil exigir, sobre todo cuando vas con el cabeza de cartel, sabiendo que nadie te va a rechistar, que puedes extender las pruebas de sonido pisando las de los demás, que tienes al TM respaldando lo que hagas (aunque no tengas razón) etc. Y lo hago porque también trabajo y he trabajado (en muchas más ocasiones) como técnico residente y en alquileres, en salas o teatros donde los dueños/gerentes no quieren gastar ni un pavo en el equipo porque saben que al final las cosas salen sí o sí, donde se han aceptado contraraiders bastante exactos y luego se sorprenden de lo que se encuentran, en empresas de alquiler que tienen el equipo cayéndose a pedazos ...
Por supuesto también he visto todo lo contrario, pero los marrones se olvidan con más dificultad.
En general creo (y puede que me lluevan hostias), que en muchas ocasiones lo que hace el técnico del grupo está sobrevalorado. Por supuesto que lo hacen muy bien, pero no me parece que hagan nada extraordinario en la mayoría de los casos. Y no es que tenga nada en contra de nadie, de hecho, uno de los mejores técnicos que he conocido nunca, ahora se dedica a eso y sabe infinitamente más que yo de todo lo que tenga que ver con el sonido. Pero creo que si a mucha gente se le diera la oportunidad de coger esa experiencia de mezclar la misma banda una y otra vez, experimentar, ver diferentes equipos, mesas, etc. lo harían bien también. Cuando yo mismo lo hago no me parece que tenga nada de extraordinario.
Y eso hablando de los que lo hacen bien, porque los hay que no sólo lo hacen mal, sino que no sáben cómo se enciende una etapa, lo que es un crossover y no hablemos de soldar un cable ...
Está claro que hay de todo en todos los lados, también hay téncicos de salas que agüita, empresas incompetentes, etc.
Mi reflexión es que el técnico de un grupo conoce la música, el grupo, los instrumentos, el sonido que se quiere y además no se puede permitir cagarla, pero eso no le hace especial ni le da una visa para ir con preopotencia, arrogancia o condescendencia por la vida.
Un saludo.