Da gusto leer un hilo como este, donde la gente expresa sus opiniones, aparentemente opuestas en algún caso, y sin embargo se mantiene la educación. Gracias a todos.
Yo, que soy un músico aficionado (y por lo tanto "musical", je, je), disfruto leyendo las opiniones de los músicos de verdad. Creo que el trabajo de músico, como apunta veladamente el amigo Herrhafen, es terrorífico por la cantidad de trabajo que hay que emplear en conseguir la técnica adecuada y luego por mantenerla. Yo, como espectador, os lo agradezco infinitamente. No creo que haya un trabajo más generoso y un arte más puro que el musical. Como músico aficionado, decir que soy chapucero por dos razones: soy vago y...no quiero perder el placer que me produce tocar, aunque sea mal, por obsesionarme con la perfección. Debe ser cierto que los músicos lo son por que disfrutan estudiando y practicando. En ese sentido, son parecidos también a los atletas (igual me equivoco)
Respecto a las posturas que defendéis, Creo que Davidvaldés hace su comentario, un poco duro, en respuesta a Solker, que trata en su primer mensaje el tema (el importante tema) de los problemas físicos derivados de la ansiedad ante el público, algo ingenuamente. La ligereza de Solker y la contundencia de davidvaldés han inspirado este hilo, que a mí me ha aclarado muchas cosas. Mi conclusión es que david hizo bien en advertir un peligro. La verdad, en el mundo donde me muevo yo, el del jazz, este asunto es complicado. Yo no tomo nada ni fumo nada ni "aspiro" nada, pero los músicos de jazz (los de segundo orden, claro, que hay miles, y por tanto hay miles de afectados), tienen serias confusiones sobre los efectos de las drogas sobre la música. Los ejemplos, como los apuntados por algún forero, también ligeramente, de Parker, Blakey, Rollins, Davies y tantos otros. Hacen creer a los más superficiales que la heroina, el alcohol o la Marihuana tienen algún efecto "potenciador" de la "musicalidad" aunque sea a costa de la "técnica". Creo que muchos lectores de este hilo, como yo, por ejemplo, que no somos profesionales, agracecerán la claridad de conceptos que se exponen aquí. También hemos entendido perfectamente la postura de Herrhafen u otros, que matizan que una cosa es tener problemas de ansiedad frente al público, con temblores en las manos, que en nada pueden ayudar a la ejecución de una pieza y que se soulucionan con un medicamento legal, y por ello altamente controlado y otra muy distinta intentar disfrazar carencias de trabajo con ello. Repito, gracias a todos por aclarar tanto las cosas.
Está quizá el asunto de los músicos amateurs que se enfrentan, por causas diversas, a unas actuaciones ante público, sin estar preparados para ello. Ahí hay unos nervios del copón. La solución, evidentemente no puede anular la premisa. Es decir, un músico amateur no puede estudiar mucho, porque deja de ser amateur. Otra cosa es ¿Qué coño hace un amateur tocando ante unos pobres diablos? je, je. Lo que hacen es pasarlo bien. Ensayan un poquillo con amigos, se toman en serio su afición, buscan partituras, van de un lado para otro y algún club que necesita rellenar su cartel los llama y a pesar de las protestas, terminan tocando ante treinta voluntariosos clientes, que , encima los aplauden. Eso pasa, lo certifico. . Yo mismo, que soy mayorcito, a veces me he preguntado qué cosa hay que te devuelva el swing que tenía ayer, en el ensayo.
Como a mí me gusta el jazz y habéis hablado de "técnicas y musicalidad", me ha venido a la cabeza un ejemplo controvertido. Se trata de Thelonious Monk. ¿Lo conocéis? Los que lo hayan oido, habrán apreciado rápidamente lo heterodoxo de su forma de tocar el piano. Supongo que habrán apreciado también lo inaudito de su música. Me gustaría conocer la opinión de algún pianista clásico sobre él.
Saludos.