La verdadera docencia: primero motivación y luego información.

Mrkeyboard Baneado
#1 por Mrkeyboard el 18/01/2018
O por lo menos así lo veo yo. Considero que están equivocados aquellos "docentes" que piensan que su papel es transmitir información de calidad para formar a otro en ciertas destrezas, así sea de una forma fría, con la severa autoridad de "aquí mando yo porque soy el que sabe". Yo creo que hay un trasfondo psicológico que es el más importante, antes que la información de calidad: la motivación. Pero la motivación es un acto de amor y que solo puede estar cuando existe la vocación para ser docente. Pero muchos docentes no tienen vocación, sino que se vieron obligados a hacerlo porque no pudieron lograr sus verdaderos objetivos, se formaron en algo para alcanzar algo que no alcanzaron y entonces se desviaron a la docencia y es imposible que puedan amar a alguien que hasta podría algún día llegar a donde él no llegó y ver eso como una amenaza ( y tener el discurso interno de algo como: "si yo no lo logré, tu tampoco, al menos que te haga sudar lágrimas de sangre desgraciado/a"). La película La pianista refleja perfectamente, de forma grotesca ese tipo de casos. Pero en la realidad esas cosas nunca son tan evidentes, están muy bien enmascaradas por los convencionalismos y las hipocresías y muchos piensan que lo normal es un caso como el Whiplash (también muy grotesca y caricaturizada, pero con bases reales de cómo proceden algunas personas), donde la docencia lo que esconde es un profundo sadismo nacido también de otra clase de frustraciones. Y puede que esos alumnos terminen formados de un cosa, pero terminan deformados de otra si no recibieron la motivación amorosa de un docente con vocación.

Que no es una motivación complaciente de "que bueno eres y todo lo haces perfecto", sino aquella donde se sabe mantener viva la ilusión, la autoestima, la aceptación de quien se es, la calidez humana y eso perfectamente puede estar mezclado con un nivel de estricta exigencia y de constante revisión de fallas para atacarlas y corregirlas con el mayor profesionalismo. Pero muchos docentes en realidad usan sus conocimientos como un espacio para crear una relación de sumisión donde se alzan como una autoridad incuestionable en la que exhiben lo que saben, como una forma de dominio y de asegurar algún tipo de respeto y admiración que no saben conseguir de otra forma, pero no aman a nadie, todo es un acto de grosero narcicismo. La vocación de la docencia es algo muy importante y NUNCA debería ser dejada como opción de vida nacida de la frustración de haber querido otra cosa porque están implicadas otras personas que tienen sueños, que recibirán esa información de calidad, es cierto, pero también las frustraciones de alguien que no está haciendo eso por amor y solidaridad (aunque cobre por eso, porque de algo hay que vivir).

En mi caso, afortunadamente yo fui formado por una pianista con vocación de docente, que hasta me triplicaba las horas de clase de forma gratuita y que luego de graduados ya eso se convirtió en una sólida amistad. Son esas clases de profesoras de historias muy antiguas (aunque mi historia no sea antigua) de aquellos que siguen recordando a su maternal maestra del colegio y hasta se habrán olvidado de todo el conocimiento que les dio, pero nunca se les olvidó haber tenido el privilegio de haber conocido a una verdadera docente que deja una cantidad de regalos psicológicos que pueden durar para el resto de la vida.
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Endika
#2 por Endika el 18/01/2018
Una de las ventajas de la enseñanza tradicional (que no es lo mismo que institucional) es el tema de la motivacion. En aquellas tradiciones como el flamenco, musica india, mali,donde la musica se transmite oralmente de padres a hijos , es cierto que la motivacion puede ser mayor al estar tan integrado en la vida de la gente. No es como aqui, donde ,cuando eres niño, en tu clase puede haber algun otro niño que va al conservatorio, pero para nada es una prioridad de interes para los niños.

Bueno matizo, que en la india, no es asi. Aparte de la enseñanza de padres a hijos, cuando un maestro ve potencial en un niño lo acoge como aprendiz.

El ejemplo del flamenco en algunos casos es bueno, aunque sin sacrificar la infancia de los niños que intentan vivir como los mayores desde que son pequeños.

Por otro lado tenemos a cuba, donde la cultura popular se integra en la enseñanza institucional fortaleciendo la cultura y favoreciendo la motivacion.

Aunque bueno, dentro de todo lo bueno hay cosas malas y dentro de lo malo buenas.
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1
{] ∞Ω∞ [}™
#3 por {] ∞Ω∞ [}™ el 18/01/2018
#1 Sabias palabras altamente motivadoras y justas. Yo también tuve profesores así. Suerte que sigue habiendo más de los que parece. Suerte tiene tus alumnos de un maestro con esa actitud.
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{] ∞Ω∞ [}™
#4 por {] ∞Ω∞ [}™ el 18/01/2018
Endika escribió:
Aunque bueno, dentro de todo lo bueno hay cosas malas y dentro de lo malo buenas.


Una gran verdad o una verdad grande sin duda
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Mrkeyboard Baneado
#5 por Mrkeyboard el 18/01/2018
Endika escribió:
El ejemplo del flamenco en algunos casos es bueno, aunque sin sacrificar la infancia de los niños que intentan vivir como los mayores desde que son pequeños.


En ese sentido yo he leído defensas malsanas de cómo a los niños se les debe eliminar sus diversiones para que sean grandes artistas, que para ser un gran artista eso requiere una renuncia de muchas necesidades humanas. Hace tiempo leí eso de una profesora de ballet, que ponía un artículo de una ballerina famosa y ella criticaba la actitud libre de los jóvenes, que la entrega al arte debe ser casi como un sacrificio humano porque el arte está por encima de la gente, hasta de su felicidad. Si eso es así, que sea una decisión personal del artista pero NUNCA un posición pedagógica, invitar al sacrificio humano y a negar cualquier actitud cálida, motivadora, hasta de invitar a vivir al máximo así eso signifique ceder un poco en el arte mismo. Yo no soy docente, pero si yo viera a un alumno totalmente obsesionado con el arte, que ha renunciado a todo lo demás, yo pienso que mi responsabilidad sería hacerlo salir de esa cárcel de hostigamiento perfeccionista y competitiva y obsesiva y que aprenda a ver la vida y disfrutar de ella en todas las manifestaciones que tiene. Pero otros profesores aplaudirían que ese alumno se inmole totalmente por el arte. Si va a llegar lejos como artista, que lo haga siendo un ser humano integral y que se sienta pleno y libre, hasta de abandonar la música algún día si le dio su gana.

∞≠∞ escribió:
Sabias palabras altamente motivadoras y justas. Yo también tuve profesores así. Suerte que sigue habiendo más de los que parece. Suerte tiene tus alumnos de un maestro con esa actitud.


Gracias, pero yo no soy profesor, soy es un exalumno que tuvo el privilegio de tener a una profesora como la que describí. De hecho, en mi facebook puse este texto con la foto de ella al final, porque es un homenaje a ella también y a muchas cosas que ello me hizo entender por análisis comparativo de distintos tipos de docentes.
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Javiondo
#6 por Javiondo el 18/01/2018
#1 De acuerdo en todo lo que dices.
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Mrkeyboard Baneado
#7 por Mrkeyboard el 19/01/2018
Javiondo escribió:
De acuerdo en todo lo que dices.


Gracias, me alegra te gustara, aclaro otra vez que yo no soy docente o quiero serlo, lo que soy es un admirador y defensor de la verdadera docencia.
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blkr
#8 por blkr el 21/01/2018
#1 Bravo. Qué gusto leer textos así. Estamos faltos, gracias por compartirlo con nosotros.
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Mrkeyboard Baneado
#9 por Mrkeyboard el 21/01/2018
blkr escribió:
Bravo. Qué gusto leer textos así. Estamos faltos, gracias por compartirlo con nosotros.


De nada, aunque las gracias serían para mi profesora, que me hizo ver las cosas como son. Y no pongo su foto ni la menciono porque esa era otra característica de ella y que me parece también necesaria para un docente: una humildad absoluta que hasta se negaba a figurar, ella no quería ser concertista porque no le gustaba la exposición pública, prefería la discreción absoluta y el vivir tranquila de todo ese ambiente turbulento y solo centrarse en lo que más amaba: sus alumnos. Y ella pudo llegar lejos como concertista, porque hasta una profesora de Julliard School of Music se la llevó como alumna al oirla en una clase magistral. Ella fue, pero al tiempo regresó de nuevo a su cálido espacio pedagógico del que no volvió a salir más.
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Mann
#10 por Mann el 22/01/2018
Más pasión por la música y menos motivación:

Aunque en buena medida estoy de acuerdo contigo, también me gustaría compartir con vosotros algunas de mis experiencias como profesor, que de algún modo rebaten (sólo en parte) lo que tu expones en tu post. Aunque es cierto que la motivación forma parte del proceso de enseñanza musical, habría que matizar a ver de dónde proviene dicha "motivación"... y creo que deberíamos hablar también de "automotivación", porque lo cierto es que un profesor de música no es -o no debería ser- un "animador sociocultural". Una de las características de la enseñanza musical es que dura mucho en el tiempo (en realidad toda una vida) y una empresa tan larga en el tiempo ha de sostenerse no sólo con motivación, sino también con otras cosas como por ejemplo una orientación clara, una buena planificación, objetivos precisos, contenidos bien desarrollados y coherentes, criterios de evaluación acordes a dichos objetivos, ejemplaridad por parte de los profesores, responsabilidad por parte de los alumnos... ¡y un largo etc!

Yo como profesor de música debo decirte que desde hace tiempo vengo detectando lo que denomino como "alumnos vampiros"... alumnos que vienen a chuparte la sangre, te vacían por dentro y producen un desgaste que, para un profesor que se dedica por entero a la música, muchas veces no es asumible... es decir: se trata en muchos casos de alumnos de los que un profesor ha de protegerse. Me he encontrado muchas veces alumnos que vienen a mi clase a que yo "les motive" a ellos... pero sin que ellos cumplan con su parte de trato (estudiar)... y es que la música, como sabrás, es muy sacrificada, y lo peor de todo: no hay atajos en el camino (cosa que muchos no entienden)... así que el verdadero problema, la realidad es que, desde mi punto de vista, no todo el mundo está dispuesto a pagar el precio que otros sí hemos pagado... o simplemente, no tienen lo que hay que tener para dedicarse a ésto: PASIÓN POR LA MÚSICA.
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{] ∞Ω∞ [}™
#11 por {] ∞Ω∞ [}™ el 23/01/2018
Mann escribió:
deberíamos hablar también de "automotivación", porque lo cierto es que un profesor de música no es -o no debería ser- un "animador sociocultural".


Leyenda urbana convertida en realidad por la pésima gestión cultural y educativa de las administraciones públicas sobre todo. La música ocupa un lugar importante en la sociedad... y en la economía. Sin música no hay publicidad, no hay campañas políticas, no hay bodas, no hay funerales, no hay fiestas, no hay himnos,... pero a nivel cultural se sigue considerando a la música un entretenimiento. A pesar del poder de la música como identidad cultural y su influencia sobre la multitud no se acepta la importancia de formar músicos. En los recientes acontecimientos de España no hay manifestación independentista que no acabe con la multitud cantando los himnos de rigor. Y es que cantar en grupo une más que cualquier discurso o razonamiento. El ser humano no solo necesita razones, también emociones.

Mann escribió:
"automotivación"


Totalmente. Estamos demasiado acostumbrados a pedir y poco a dar. La motivación también la necesita el profesor. Por más motivador que se intente ser si el que está al otro lado considera que su misión en la vida es que le den todo hecho, no esforzarse, no poner atención, y que es mejor estar jugando a la consola que hacer cualquier cosa que requiera concentración, no hay mucho que se pueda hacer. Como intentar levantar a alguien que no solo no quiere levantarse sino que empuja hacia abajo. El alumno excesivamente pasivo desmotiva al profesor más motivado.

Cuando las personas son adictas a lo fácil, lo que no requiere esfuerzo y concentración, lo que da satisfacciones inmediatas,... enseñar algo como música que es un camino emocionante, pero lento y lleno de retos es más una cuestión de desengancharse de la adición que de motivación. Y para eso la voluntad parte del alumno, que es un ser humano que debe tener activado su instinto de supervivencia para ser listo y defenderse en el mundo. Eso implica una curiosidad bestial por aprender, cualquier cosa, con ansia. Cuando tienes que desarrollar habilidades como el control preciso del sonido basado en la sicomotricidad fina, no hay más remedio que escuchar con atención, concentrarse en los músculos e insistir. Si no estás automotivado, no hay mucho que hacer.

También al concepto barato de lo útil. ¿Y para qué voy a esforzarme en aprender eso si no lo voy a usar nunca? como si el futuro estuviese escrito y supiésemos lo que vamos a necesitar o no, o lo que nos va a servir que son cosas muy diferentes. Toda curiosidad queda anulada por la imposición social de la imposición de lo útil. No es útil aprender sobre el espacio o las estrellas puesto que nunca vas a viajar, no vas a ser astronauta. Tal vez un día, tras una tormenta te quedes sin GPS, sin cobertura de móvil, y saber sobre las idiotas estrellas te ayude a orientarte y salvar la vida. A lo mejor saber de alfarería tradicional no sirva para trabajar en Telefónica, pero puede que te ayude a sobrevivir del estress que producen trabajos así o a llevar una vida decente si tu avión se estrella en una isla desierta cuando acudes a un congreso en Australia. No hay cosa más absurda que clasificar el conocimiento como útil e inútil. Muchas teorías matemáticas o físicas han nacido de asociaciones con objetos simples y cotidianos como botellas, embudos o vasos.

La utilidad del conocimiento es el concepto más inútil que nos intentan implantar y que sirve como excusa para anular cualquier intento de motivación.

En muchas ocasiones los alumnos se excusan "es que eso no me lo han enseñado" Yo suelo replicar que no han recibido clases ni motivación para manejar la consola con tanta pasión y soltura o a saber todos los trucos del Whatsapp. A veces uno tiene que enseñarse a sí mismo y tener la voluntad/curiosidad por no limitarse al mundo que le enseñan sino al que quiere descubrir.

Se sobreprotege a los niños/jóvenes, a los alumnos, con la archimanoseada excusa "es que no tienen tiempo para nada los pobres, les agobiamos". En este puñetero mundo en que vivimos niños de 8 años trabajan 12h al día para ganarse un mendrugo de pan y no tienen oportunidades de estudiar. Pero en occidente asumimos que nuestros niños han venido al mundo para entregarse a los placeres de los juegos, los móviles y la televisión, para hacer solo lo que gusta y no tener inquietudes. Entre ambos extremos hay un punto de equilibrio muy sano.

Mann escribió:
"alumnos vampiros"


Los "alumnos vampiros" son expertos en culpar al profesor, a los padres, a los compañeros de sus fracasos por ni molestarse en mover un dedo para aprender. No hacen lo que les recomiendas porque no les has motivado, sus padres no les dan regalos, sus compañeros no les dejan concentrarse pues escuchan las tonterías que se dedica a contarles en clase...

Ciertamente la automotivación y la motivación del profesor son ingredientes necesarios para que la magia se produzca.

El caso que nos cuenta con pasión Mrkeyboard es muy representativo de esto. Su profesora le motivaba, pero él motivaba igualmente a la profesora escuchando, haciendo y participando de la emoción de las clases. Esto no siempre es así, y no siempre es culpa de los profesores. Como en cualquier relación humana el éxito o el fracaso dependen de muchos factores. Podríamos decir que "dos no participan de la enseñanza si uno no quiere"

La motivación es verdadera cuando produce resultados. Un alumno está realmente motivado si aprende, no si lo pasa bien. No hay mayor frustración a medio y largo plazo que pasarlo bien en clase y darse luego cuenta de que ha sido tiempo perdido, a veces también dinero para los padres. Conozco casos de personas que tras 6 años de clases particulares de piano entre risas y chuches no han sido capaces de tocar cumpleaños feliz a una mano en DoM.
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blkr
#12 por blkr el 23/01/2018
#11 Verdades como catedrales. Aunque a veces las consolas y los juegos también pueden estimular la sensibilidad musical
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