vagar escribió:
hay ocasiones en que la música es sólo música. No es producción en serie, con todas las terribles connotaciones que eso tiene, sino casos concretos de producción prolija y sin programa definido ni inspiración más allá de la que la propia música ofrece, como si fuera poca.
Mi impresión es que como siempre tenemos más puntos de acuerdo que discrepancias. Al final terminamos diciendo lo mismo con diferentes matices y la escritura sin lenguaje verbal empieza a favorecer interpretaciones raras
Es una cuestión estética o filosófica interesante. Cuando el autor lanza su obra al intérprete y luego al público (no en sentido literal) ¿quién es el dueño de la interpretación de la obra? ¿es legítimo que el intérprete o el público descubran cosas en las que el autor no ha caído? No es tanto lo que el autor ha pensado, como lo que el intérprete ve en la obra. Si el tema lo ha pensado un trompetista para su peculiar fraseo y sonido de trompetista y un pianista se enamora y le da otro aíre, pues seguro que el compositor piensa
"bienvenida sea su interpretación" si le gusta disfrutará con ella y si no le gusta disfrutará por que cobra por derechos de autor.
El papel del intérprete es interpretar, no repetir la idea del compositor, que la mayoría de las veces ni él la tiene clara. Incluso en la mal llamada música clásica. Hay ingentes ejemplos en los que la idea inicial del compositor fue superada por el análisis de un intérprete y el propio autor le dio su aprobación, también al contrario.
Si el autor ha puesto un título debería ser consciente de que el intérprete cuando analice cómo tocarlo lo leerá y pensará en su posible significado. Los músicos clásicos ponían títulos genéricos a sus obras como "Sonata" y ahí no hay gran cosa que interpretar. Pero si pones "Blue Train" ya hay una imagen y te vas a preguntar por que era Blue Train y no un Red Car. (El doble sentido también entra en la interpretación. Blue de blues y Train de Trane, pero también de tren triste o tren de la compañía azul,...) ¿Tiene que estar el tren en la música? Habrá intérpretes que piensen que sí, que puede condicionar ciertos aspectos de la interpretación, los tempos y las improvisaciones y habrá quien sea más de tocarlo como cualquier otro blues.
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Dejando de un lado esto y volviendo a lo sesudo del análisis. En un análisis, que es interpretación, todo es analizable y hay dos tipos de hechos:
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incontestables: por ejemplo la tonalidad, tempo, el tipo de cadencias, los elementos rítmicos,...
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interpretables: es todo aquello que tiene la partitura que no tiene una interpretación subjetiva (como cuanto de dolce es un dolce o cuanto swing es un medium swing). Las palabras, aunque sean un título, también forman parte de la obra y el autor las puso por algo o por nada.
En el caso que citabas el compositor llamó a su composición "El otro" sin ninguna intención pero podía haberla llamado de muchas otras maneras como composición 2 o tema 2 o pieza sin nombre. Se le ocurrió "El otro" y le pareció simpático, intrigante y lo puso en la partitura.
Soy bastante crítico cuando alguien coge una partitura y dice que la va a analizar. Y en vez de empezar por el principio, el título, el tempo, el compás, las indicaciones expresivas, incluso la dedicatoria,... empieza analizando poniendo números romanos como un obseso. Todo lo que hay en el papel tiene que ver con la música, y si no el autor no lo pone. Así que es normal que el intérprete o el analista-interprete se pregunte la razón por la que el autor puso esas palabras, frases, expresiones en la partitura. Si el autor es ambiguo o no concreta, de alguna manera está autorizando al intérprete a imaginar o divagar lo que le venga en gana.
Es un poco triste cuando un músico empieza a tocar una Zarabande por ejemplo y la toca como un vals rápido. Entonces le pregunta qué pieza está tocando y te dice que no lo sabe, como mucho el autor. Lo lee y dice, "se llama Zarabande", le preguntas qué es eso, y te dice que no lo sabe, que nadie se lo ha dicho. Tampoco lo ha preguntado, consultado en un diccionario, una teoría musical o hoy día en san Google. Se piensa que el título es "por poner algo". No digo que tú lo hagas, simplemente cual es la razón de ser un poco extremista en el sentido contrario.
Por supuesto puedes hacer una versión de una Zarabande a ritmo de samba o de zortziko, pero de momento debes saber que la Zarabanda original se tocaba de otra manera y que el título no es aleatorio o para que la página quede bonita.
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Como persona que compone y de vez en asiste al estreno de sus obras por otros mi experiencia es esa. Cuando escribo tengo mis cosas en mente y busco mis efectos. Luego vas al estreno y te encuentras sorpresas más agradables que otras. Resulta que unos compases que te has currado para crear un efecto los intérpretes se los ventilan sin darse cuenta y otros pasajes en los que no habías puesto demasiado les ven un detalle y les tocan de una manera que te sorprende y emociona. La obra deja de ser tuya, es como cuando los niños se hacen mayores de edad y tu eres el padre pero "no mandas en ellos".
Diga lo que diga el autor, en cuanto la obra está en tus manos y has pagado por los derechos para interpretarla eres libre de hacer lo que quieras. Y si el intérprete de "El otro" de Horacio Icasto quiere ver una representación de los celos, o de la distancia, o del desprecio, allá él, el público decidirá si la versión le gusta o no.