A ver, trato de reordenar mis percepciones y ponerlas en perspectiva.
Pienso que mi insistencia en incluir el intervalo de oncena (y el de quinta también) en un acorde de trecena se debe a mi "error" de haberme acostumbrado desde pequeño a la "armonía" que crean determinadas notas al unísono. De hecho una de las cosas que solía hacer en mis "improvisaciones" infantiles, al no tener ni idea de lo que era un intervalo musical, era tocar ocho notas blancas consecutivas del piano en sucesión o a la vez, sonido que me agradaba especialmente cuando la nota raíz era G. Cuando empecé a encontrar autores que, como Claude Abromont, consideraban el acorde de trecena formado por siete notas, eso fue un refuerzo positivo para mi "concepción armónica" de la combinación de siete notas diferentes. Dicho sea de paso, la primera música que empecé a analizar fue música electrónica, y una de las cosas que me frustraba era que en muchas ocasiones esa música pasada a una partitura perdía gran parte de la información y sonaba de forma completamente diferente, a no ser que se especificaran exactamente los instrumentos utilizados y los efectos aplicados a estos. Sin embargo me resultaba mucho más tolerable el intercambio de instrumentos cuando estos eran clásicos, como el piano o el violín, o la guitarra, siempre que estos instrumentos no hiciesen uso de técnicas especiales, como el glissando del violín, que no se puede hacer con un piano (sí con el piano de un sintetizador, por supuesto). Los armónicos del violín también pueden imitarse con un piano, y yo por ejemplo llegué a imitar con notas musicales del instrumento de saxofón de mi sintetizador los armónicos de la voz de John Lennon en Twist and Shout.
He buscado en el DRAE el término "armonía", y he encontrado estas dos acepciones:
1. f. Unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes.
5. f. Mús. Arte de formar y enlazar los acordes.
"Acorde" aparece en una acepción como adjetivo y en la otra como sustantivo. Así que he buscado el término "acorde":
2. adj. Conforme, igual y correspondiente; con armonía, en consonancia. En la música se dice con propiedad de los instrumentos y de las voces; y en pintura, de la entonación y del colorido.
3. m. Mús. Conjunto de tres o más sonidos diferentes combinados armónicamente.
Ambas acepciones vuelven a incluir el concepto de armonía, lo cual no me ayuda nada, así que busqué el significado de "consonancia" que aparece en la segunda acepción:
4. f. Mús. Cualidad de aquellos sonidos que, oídos simultáneamente, producen efecto agradable.
Y esto me lleva a que, en definitiva, la Armonía, con todas sus reglas, se basa en un concepto subjetivo. A mí me resulta agradable el sonido de seis intervalos armónicos. Aprendí a que me gustase igual que aprendí a que me gustase el sonido de la séptima menor sobre la tríada fundamental con canciones de los Beatles, e igual que aprendí (más tarde) a apreciar la combinación de una tercera menor y una séptima mayor en la sintonía de la serie Mike Hammer, o la séptima con novena bemol del Flamenco (soy andaluz), y así sucesivamente. De modo que, basándome en lo que oía en la radio y en la televisión y en mis propios experimentos, elaboré de forma autodidacta mis propias reglas, las cuales definían ni más ni menos que mis propios "gustos musicales".
Estoy dispuesto a aprender la concepción clásica de la armonía (o Armonía a secas, si se prefiere), que me parece muy "limpia", con todas sus maravillosas técnicas de inversión, tensión, suspensión y resolución (y las muchas que seguro aún no conozco), pero creo que lo que realmente sería un despropósito sería obligarme a mí mismo a dejar de amar determinados sonidos basándome en determinadas reglas elaboradas por otras personas, por mucho que impongan los siglos de antigüedad que tienen esas reglas.
Continuando con mi "osadía", paso a enfocar mi mirada crítica (como es mi costumbre) sobre nada menos que el concepto de Música. Y para ello recurro de nuevo a la sabia RAE, reguladora del lenguaje, y, en definitiva, del pensamiento:
1. f. Melodía, ritmo y armonía, combinados.
2. f. Sucesión de sonidos modulados para recrear el oído.
3. f. Concierto de instrumentos o voces, o de ambas cosas a la vez.
4. f. Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.
(Las negritas son mías).
Una vez escrita esta perorata, continuaré aprendiendo Armonía Tonal, principalmente porque quiero ser consciente de las reglas que me salto y porque, sin tener ni idea de Teoría Musical y con una cultura musical más bien reducida, me emocionan profundamente Bach y Mozart, o Chaikovski y Rachmaninov... o Debussy, o Ravel. No quiero componer (ni creo que tenga posibilidades), solamente quiero viajar por el pensamiento de estos y otros genios.