Alguien escribió:Hay fidelidad a los hechos originales en este tramo de la historia. Pero Lynch se ha permitido una licencia al presentar a un John Merrick vejado por un feriante aborrecible. En realidad, el propio Joseph Merrick fue quien decidió enrolarse en el negocio de un promotor de espectáculos en Leicester. Se sabe que llegó a evocar con gratitud a sus compañeros de trabajo. Incluso su segundo empleador, Tom Norman, voluntaria y discretamente llevó a Merrick al hospital donde trabajaba Treves.
Mira, la realidad era mejor que la peli, ...
Alguien escribió:
Si creemos no identificar en nadie alrededor un estado como el de Merrick, quedará probada nuestra superficialidad. Después de todo, ¿quién puede considerarse completo y ejemplar? ¿Quién posee una apariencia impoluta e irreprochable? Todos tenemos una carencia, una deformidad, un delito, un error, una oquedad. Todos merecemos compasión.
La película El hombre elefante alcanza el efecto de limpiar las retinas, reconstruir desde los nervios la visión que tenemos aun de nosotros mismos. Abrirnos por completo con un certero bisturí que exponga todos nuestros abismos. Más que un ejercicio de compasión, la obra de Lynch es un acceso a la interioridad contradictoria, vacilante entre la abyección y la luz, que cada uno de nosotros lleva consigo.
https://lalluviayelcafe.blogspot.com/2019/10/el-hombre-elefante-un-caso-de-extrema.html