Supongo que ya es tarde, pero bueno…
#21
Pues que yo apoyo ésta versión.
Personalmente, no me gusta esto:
elenuki escribió:
- No cantaría sus canciones, si no, las que un productor le ponga, y como él le diga, no a su manera, y las mismas, serían en inglés.
Ok, quizá puedo estar opinando desde mi cómoda postura de quién no vive de la música, pero, ¿tiene sentido hacer música que no te llene? ¿vale la pena venderse en algo tan... tan... tan del “alma” como es la música?
#16
Cierto, eso es cierto... pero también es relativo, para qué estamos con cosas.
elenuki escribió:
y yo el miedo que tengo, es de que la pase algo, de que se meta a tomar mierdas, y cosas de esas.
Mmmm… bueno, esto no tendría por qué ser una regla, no? Sé, por experiencia, que se puede sobrevivir a una actividad que te consuma por completo, sin recurrir a nada de eso... pero, lo cierto, es que dependerá de qué tan fuerte es la voluntad de ella...
Ok. Te contaré mi pequeñísima experiencia en esto.
Hace algunos años, cuando aún tocaba en un grupo de música medieval, nos llegó una propuesta para trabajar para una productora. Querían hacer un documental, y necesitaban un grupo de música medieval.
Ya no recuerdo todo con exactitud, pero, los contratos eran individuales, ellos elegirían quién sí y quién no del grupo (primer “pero”), y la elección era estrictamente por aspecto físico. Además, ellos decidían los temas y sus arreglos (segundo “pero”: eso iba en contra de estilo de trabajo del grupo, además que querían los mismos arreglos de las Cantigas que hace el
Ensemble Unicorn, lo que implicaba un montón de instrumentos que no teníamos... y nos empezamos a hacer preguntas por el asunto de los derechos de autor). El contrato sería por algo así como tres o cuatro años, en los que estábamos obligados a hacer un montón de presentaciones cuando ellos las requirieran, más las grabaciones, y un largo etc. de cosas que ya no recuerdo.
En resumen, como comentamos riendo después de leer todo, habría sido más fácil que contrataran modelos de pasarela y los pusieran a tocar con playback.
Eso sí, en nuestro caso sí había un monto que se nos pagaría por todo.
Recuerdo que el primero que dijo que no estaba muy convencido con todo fue el actor que trabajaba con nosotros, que ya tenía experiencia con esos contratos. Por mi parte, saqué cálculos y recuerdo que la suma (que sonaba bonita si la mirabas de buenas a primera, pero que no lo era tanto si considerabas todo el tiempo que había que dedicarle) no se comparaba con mi sueldo de ingeniero, así que dije que no; consideré la posibilidad de compatibilizarlo con mi trabajo habitual (después de todo, no era algo que nos ocupara las 24 horas los 7 días de la semana), pero no estaba dispuesta a sacrificar la parte que más me gustaba del trabajo en el grupo: la creación del sonido propio.
Una de mis compañeras (estudiante de canto de los primeros años, pero muy buena y con muchas posibilidades de una carrera prometedora como, de hecho, ha sido), quería decir sí, porque le pareció una buena oportunidad, pero, le recordé que el contrato la amarraría por esos tres o cuatro años, y que si le salía alguna beca o cualquier otra oportunidad que implicara dejar el país o estar ocupada en esos días que ellos nos requeriría, pues que el contrato la obligaría a dejar cualquier otra cosa y cumplir.
Por último, nos hizo dudar enterarnos que otro grupo de música medieval, los mucho más famosos y experimentados
Calenda Maia, lo habían rechazado (si mal no recuerdo... si hay algún Calenda por ahí y no era así, tiene toda la libertad del mundo de desmentirlo!
).
Al final, dijimos que no.
Bueno, creo que eso es lo que querías: una experiencia. Ésta es la, muy modesta, mía, guardando tooooodas las enormes distancias.
Saludos y suerte!