cancion escribió:
Por favor, explícame qué te hace estar tan convencido de que es un engaño.
El mínimo conocimiento de la física del sonido y el sentido común. Por la misma razón que uno no se puede fiar de la publicidad de los magnetizadores de gas para calderas, de las pulseras de cobre para entrar en resonancia con la energía cósmica y curar el cáncer o de las salidas a bolsa de Bankia. Por la misma razón que una cortina, por muy opaca que sea, deja pasar la luz por sus bordes si no se sella perfectamente.
Mira la información de una empresa de cabinas acústicas seria de una cabina sellada, aislada y acondicionada, medida de acuerdo a los estándares ISO relevantes:
https://www.puma-cabinas-insonorizadas.com/cabinas-insonorizadas/cabina-insonorizada-airbirds-210x132
¿Cómo va a dar una cortina mediciones comparables numéricamente?
No es que sea un engaño, exactamente, pero sí la típica exageración fuera de contexto que se usa en todo tipo de publicidad. Como cuanto te dicen 0% de sal, cuando lo que quiere decir es que está debajo de un cierto porcentaje, o cuando te dicen hipoteca al 5% TAE y no te incluyen lo que pierdes por domiciliar la nómina en una cuenta que no da interés, o el coste del seguro que te obligan a contratar.
Cualquier cosa que pongas entre una fuente sonora y tus oídos, algo va a estorbar la propagación del sonido
a determinadas frecuencias. Poner una cortina pesada cubriendo una ventana
abierta algo quitará del ruido de la calle a altas frecuencias, porque
siempre algo es más que nada. La famosa alarma del vídeo está medida en condiciones ideales para maximizar el numerito que da el sonómetro (radiación directa, alta frecuencia, etc.), por eso la publicidad dice "hasta 30 dB", dando a entender que son 30 dB en todas las circunstancias (a todas las frecuencias, en todos los ángulos de de incidencia, con la ventana cerrada, etc.)
Pero vamos, que si uno no sabe de un tema, yo me fiaría antes de un técnico sin intereses espurios que de un comercial que te quiere vender la moto. Es una cosa que se supone que es de sentido común, pero la creencia en los milagros (bueno, bonito y barato, oiga) es mucho más agradable que la cruda realidad.