Sin referirme expresamente a que en un momento de las mezclas se oían como mínimos acoples que se confundían con armónicos artificiales producto del choque de frecuencias y parecían ser el susurro de voces humanas que dialogaban en otro plano.
Lo que en realidad sucedió fue que ademas de esas misteriosas voces deje directamente de escuchar la música para pasar a escuchar la mezcla.
Totalmente preocupado pude notar que ya no prestaba atención a la armonía y los acordes, no podía pensar en que modo estaba la canción, si era mayor o menor, cual era exactamente el compás, apenas podía seguir el fraseo de la música, tampoco pensaba en las escalas que se estaban tocando y lo único que hacia era escuchar el sonido y la mezcla.
Nunca me había pasado algo así, en donde perdiera la atención y la concentración para escuchar y hacer música como habitualmente estoy acostumbrado, en este caso no podía racionalizar el ritmo y no distinguía figuras rítmicas para pensar lo que pudiera hacer. Todo se trataba de escuchar el sonido y no la música. De golpe ahora que escucho música escucho las mezclas de todo, no la música.
En la música que hacia todavía había tonalidad, no era una maza sonora sin textura ni se trataba de un lenguaje de vanguardia.