Ey qué pasa Nox, me ha sabido mal no haber estado por aquí este tiempo y haberme perdido un buen hilo como éste.
La verdad es que yo creo que sé más acerca de las "crisis" del cantante que del propio canto en sí. Partiendo de la base de que un artista es sensible y algo inseguro en sus inicios, yo pasé muuuchas fases de crisis antes de empezar a cantar sabiendo que "valía" para esto. Mi padre es un buen guitarrista y desde que empecé a aporrear la guitarra me machacaba con
que me dedicara a hacer espectáculos porno antes que a ser músico, porque no tenía ningún futuro y no afinaba una nota ni a punta de pistola.
El tiempo fue pasando y seguí aprendiendo a tocar la guitarra y a cantar las típicas 4 canciones que te separan del "VETE A LA MIERDA SALIDO" que el 97% de las tías me solían decir hasta entonces. Poco a poco, a base de taladrar sobre todo a mi familia (llegaron a ofrecerme una beca anual en USA con tal de que no volviera a cantar a 100 metros a la redonda de ellos) fui pillando algo más de punto y algo más, hasta que muuuucho tiempo después, de repente en el ensayo de unos colegas, pillé un micro y afloró una potencia que desconocía que tenía. Este milagro, unido a que poco a poco la guitarra había curtido mi oído, hizo que pudiera hacer una "audición" semi-decente y que POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA alguien desprovisto de coño me dijera que realmente tenía algo, que no cantaba mal, vaya. Fue la primera vez que lo creí, y que empecé a creérmelo.
Pero poco después llegan las dudas. Te das cuenta de que realmente no eres bueno, sino que tienes algo que puedes explotar, y un día el ensayo te sale de lujo y 3 después son una puta mierda ----> BAJÓN de nuevo. Vuelven los fantasmas a la cabeza: "no vales para cantar, dedícate a otra cosa... blablal" Cuando ves que llegas a tu "tope" de aprendizaje "autodidacta" te apuntas a clases de canto y vuelves a redescubrir un mundo nuevo de posibilidades, y te vuelves a motivar, y vuelven a llegar los buenos comentarios y las palmaditas en la espalda...
... pero todo lo bueno se acaba, y yo por aquel entonces tenía una novia psicótica. Precisamente, un día de concierto en el que nos levantamos hacia las 6 de la tarde (cosa normal entre ambos aquella época) ella me soltó una patada en los cojones que perfectamente sería merecedora de CINTURÓN NEGRO AUTOMÁTICO si la hubiera visto el Señor Miyagi, y me dije que algo pasaba. Algo no funcionaba bien. Hice mi concierto con un dolor de pelotas tremebundo y con los típicos nervios de aquella época (cuando bebía un sorbito de white label antes de subirme al escenario la arcada era segura). Pensé que si SUFRÍA TANTO cada vez que subía al escenario, era que algo pasaba... algo no iba bien... mis compis de grupo se zampaban bocadillos de sardina con tomate en mi cara y yo no podía ni comerme una Juanola sin echar la pota. Descubrí que mi INSEGURIDAD seguía siendo extrema, hasta tal punto que dejé aquel grupo en el que tuvimos éxito (tocábamos en verbenas de pueblo y en las pruebas de sonido los niños apedreaban al bajista ----> rozamos la cumbre) con tal de no volver a sentir esa angustia pre-concierto que me hacía cagar blando los 7 días que precedían a la noche del concierto.
Y una vez fuera del grupo te das cuenta de que ni siquiera eres bueno cuando tocas tú con la guitarra a pelo. Y si lo haces mal ahí, es que eres malo, no hay más. Es la prueba de fuego. Escudarte en el micro y en la potencia del equipo de voces es de LOSERS o de JEVATAS EXTREMOS o de Megáfono con piernas y yo quería o ser MÁS o no ser NADA, así que dejé la guitarra por mucho tiempo y me dediqué a cantar exclusivamente en la ducha y SOLAMENTE obras de música clásica, en concreto "Nessun Dorma" (nunca mejor dicho, pues me encantaba hacerlo a la hora de la siesta) y "Caruso".
De nuevo llegaron los elogios por parte de unos y las amenazas de muerte por parte de otros, pero lo importante
EN ESTA VIDA ES NO PASAR DESAPERCIBIDO, así que sabía que ese algo seguía ahí presente... pero en aquel momento no tenía lo más importante, que es tener la ILUSIÓN por esforzarte y seguir siendo mejor, así que lo mejor era dejarlo.
(...) Paréntesis de 2 años o así. Aquí me dejó la novia y empecé a quedarme calvo como una rata y también a desengañarme con la carrera que estudiaba (Derecho).
Entonces me fui de Erasmus a Italia. Y empecé a ser una persona nueva (follé). Y al cabo de los 3 ó 4 ó 5 meses, noté que el cuerpo ME PEDÍA a gritos soltar lo que tenía dentro, expresarme con algo más profundo e intangible que las palabras, y fue ahí cuando me compré una guitarra española de mierda de unos 60 pavos y la hice mi aliada.. y la amaba, y ella me amaba, y
notaba que cuando estaba con ella me hacía bien, era como algo terapéutico... y después de comer necesitaba pillarla un rato, y cuando me tomaba 3 vinos, o en cualquier botellón... empecé a disfrutar mogollón de esos momentos, como nunca antes. Y cuando tú disfrutas, la gente que te oye disfruta contigo, porque TRANSMITES TUS PROPIOS SENTIMIENTOS (esto es algo que siempre se suele decir, que suena a tópico, pero cuando lo sientes en tus carnes te das cuenta de que es real, y FUNDAMENTAL en cualquier manifestación artística...) y TE LA SUDA 3 PUEBLOS SI ERES BUENO, MALO, REGULAR O LO QUE SEA, sientes que disfrutas haciéndolo y que te hace bien... y te das cuenta de que lo demás viene solo.
Volví de Italia con
2 de mis sueños cumplidos: aprobar más de 3 asignaturas en un año y echar un polvo en otro idioma. Pero sobre todo, volví con ILUSIÓN por encontrar un nuevo grupo, por volver a cantar, porque había llegado de nuevo el momento... y conseguí el nuevo grupo, y canté y toqué y disfruté... y en esas he seguido hasta hace unos meses, cuando
me ha vuelto a dar "el bajón del cantante". Por acumulación de curro con el grupo o cuando las cosas no salen, o no tienes ganas de currártelo, no lo sé bien, pero el caso es que ahora apetece menos cantar... si eso pasa no hay problema, tengo la tranquilidad de que LA ILUSIÓN VOLVERÁ, porque ya lo he vivido, sé que la música irá conmigo hasta el día que la palme y lo que no pienso hacer es estar siempre atosigándola, obligándola a que se aferre a mí porque entonces nos aborreceremos y sí que será una puta mierda todo de nuevo.
Es como una novia a la que sabes que querrás de por vida... hay momentos en los que es mejor es daros un tiempo, oxigenaros como el vino y esperar el momento en el que fermente ese germen invisible que os hace mejores estando separados. Ni siquiera vosotros mismos conocéis el potencial del futuro reencuentro... y a la espera me mantengo con la ilusión maltrecha pero siempre viva.
Joder, me he emocionado, os quiero chicos