Yo creo que estas cosas, a nada que uno piense en ello, caen por su propio peso. Pero bueno, ahí van, por dejarlas una vez más escritas.
Lo primero de todo es que la música juega distintos papeles en la vida de las personas.
Y para la inmensa mayoría, ese papel es accesorio, decorativo, ambientación de fondo. La gente se pone música o la radio como se pone una camiseta: porque igual que le molesta el frío, le molesta el silencio y el sonido de fondo le consuela y le hace compañía. No hay mucho de cultura en ello, y no es algo criticable, ni que esté bien o mal. Simplemente es así.
Para este papel de la música, el estilo da bastante igual. Puede ser música de juglares medievales, de coplas de pueblo, de Conchita Piquer, del Dúo Dinámico o de David Guetta. Hasta música clásica. No tiene que ser la música más simple del mundo, aunque eso ayuda mucho a que se pueda poner al fondo de la atención y cumpla su papel de hacer compañía sin distraer demasiado.
Como en el caso de las camisetas, la gente no se suele preocupar porque no es un tema al que le den importancia, y se deja guiar por el prescriptor que más cerca le pille (la radio, la TV, un amigo, el DJ del pub del barrio), no hacen falta malignas conspiraciones de gobiernos o multinacionales, más allá de ir cambiando las modas para renovar el repertorio y mover el mercado. Porque el qué escuchar es lo de menos, lo importante es escuchar algo. Si además le da tema de conversación y una excusa para socializar, porque la gente de su entorno se deja guiar del mismo prescriptor, pues una razón más para que "le guste" una música y no otra. Si es música pegadiza y se puede cantar/bailar a coro con los/las colegas, bonus extra socializador.
A lo mejor hay canciones que adquieren una especial significación en sus vidas, simplemente porque dio la casualidad de que sonaban en momentos existenciales importantes, más que por ningún valor musical intrínseco: cuando estaban deprimidos porque las personas que les gustaban no devolvían sus afectos, cuando decidieron ponerse a dieta, cuando hicieron la entrevista de trabajo que cambió su situación económica... Y dirán que aquella canción es la mejor canción de la historia, música maravillosa, y que lo importante de un músico es que "sepa transmitir sentimientos", no el solfeo que sepa.
Traspuesto a datos económicos, este público puede gastarse individualmente menos que un melómano, pero al ser la gran mayoría son los que generan las grandes cifras que mueven la industria musical.
Y ya está, profundo secreto desvelado.
No os molestéis mucho con la culturización, porque eso supone cambiar el papel que juega la música en la vida de las personas, y es mucho pedir. Incluso para la gente que escucha con atención, los papeles también son múltiples: hay quien quiere que le cuenten una historia y busca música narrativa, como la clásica o el jazz; hay quien quiere cambiar su estado de consciencia y busca música ritual e inmersiva, como la electrónica; hay quien quiere bailar y busca música rítmica; etc.