Alguien escribió:
es cierta como he dicho antes mi impresión de que lo más importante del trabajo del director se hace en los ensayos?
Sí y no. El trabajo de los ensayos es fundamental, pero la situación de concierto es totalmente diferente... ahí es donde se produce la "magia" (algo hortera esta expresión, pero no se me ocurre decirlo de otra manera).
Hay muchos directores que se "guardan" para el concierto, y te empujan más allá del límite trabajado en los ensayos (tempos, dinámicas, planos, fraseos...), resultando en una orquesta atenta al 200%, volcada, que resulta en un concierto generalmente arrebatador (esta forma de trabajar me encanta).
De todas formas, un concierto siempre presenta sus cosillas. Imagina que ensayas en una sala y tocas en otra: tendrá otra reverb (lo que influirá en los tiempos, articulaciones...), puede incluso cambiar la disposición (que el viento esté en tarimas en una y en otra no), lo que cambia los planos completamente (imagina unas trompetas a ras de suelo, y las mismas 75 cms por encima de las cabezas de todos, despeinando y arrasando todo lo que encuentran a su paso...
), un foso que resalte las frecuencias bajas, que al oboe se le rompa la mega caña de los legatos, que la sala llena tenga otra acústica que vacía y debas cambiar de baquetas... Es decir, que sobre la marcha tengas que cambiar y adaptarte a la nueva situación (esto se trata de minimizar siempre con lo que se llaman "pruebas acústicas").
Alguien escribió:
Puedes cambiar de planteamiento en mitad si ves que lo que habias lpaneado no funciona, reorganizar las piezas y la estrategia
Eso mismo (como en el fútbol) pasa en los conciertos: un cantante que se queda corto de voz y obliga al director (en ese mismo instante) a pedir a la orquesta que se toque más piano que las dinámica trabajadas, un parche que se rompe y te obliga a reorganizar la afincación que tenías pensada, un cantante que se come compases y obliga a toda la orquesta a desplazarse a su conveniencia, un coro que va lastrando el tiempo y has de acomodarte o tirar por ellos....
La labor fundamental es en los ensayos, pero el concierto es donde hay que exprimir al máximo y darlo todo, y sin director es imposible.
El director tiene dos funciones: la concertadora, que es la meramente artesanal y consiste en poner a todos juntos (tempos, articulaciones, fraseos, dinámicas...), y la artística, que es la que consiste en interpretar la partitura una vez esté hecho el trabajo básico de concertación. La parte concertadora/artesanal es la fundamental en los ensayos (también se trabaja la otra, lógicamente), pero es la parte artística/interpretativa la que se ve en los conciertos, y aunque todo está atado y bien atado (que diría el otro...
) en los ensayos, es en el concierto donde se da ese "extra" en todos los sentidos, y sin el director es imposible.
Alguien escribió:
si un director trabaja una pieza con un grupo (perfectamente machada), no sería bastante prescindible a la hora del concierto?
SI trabajáramos un repertorio "fácil" (Algún concierto barroco, sinfonías del primer clasicismo...), podría ser, pero ¿qué sentido tiene trabajar con director para luego quitarlo? O se ensaya y toca con director o sin él pero una mezcla no tiene sentido. En cualquier caso, aunque no haya un tío delante de la orquesta dándole al palo, siempre hay un director, pues el concertino se encarga de marcar entradas, dinámicas... (cuando los directores son malos, verás a toda la orquesta pendiente del concertino, y la madera en especial, pendiente del primer oboe). Incluso en un cuarteto, aunque las decisiones musicales se tomen entre todos, siempre hay uno que se encarga de dirigir. La labor del director (sea bajo la forma que sea), está siempre presente.
Alguien escribió:
si un director no ha trabajado una pieza con una orquesta y la dirige el día del concierto...su papel tampoco sería muy grande, no?
Eso, en una orquesta seria, no ocurre jamás... estaríamos hablando de bolo mondo y lirondo.
Un saludo.