Pufff no sé ni por dónde empezar y los recuerdos se me mezclan.
Empezé con 8 añitos a recibir clases de piano y por aquel entonces contaba con un organillo de la marca bomtempi que me compro mi madre en la revista círculo de lectores.
Ya entonces me llamaba mucho el sonido que provenían de los sintetizadores.
Fue una tarde del 86, al volver del cole y escuchando la radio en mi habitación, que pusieron por completo el disco de un artista que jamás había oído nombrar, no le hice mucho caso, y apagué la radio. Un rato después al volverla a encender empezó a sonar un tema que entonces me pareció brutal, años después por fin averigüé quien era ese artista: Jean Michel Jarre y su rendez- vous 2.
Ya con 16 años y a base de dar la murga conseguí comprarme el que durante un tiempo me dio buenas alegrias, un Yamaha PSR37.
Años después y habiendo ahorrado un dinerillo me deje aconsejar mal y acabé comprando un Casio FZ1.
Acabé usándolo como maestro.
Luego vino un Korg Poly800, que incluso me lleve a Mili en su maleta y me entretenía en ese piso que teníamos alquilado entre unos compañeros.
Al volver de la mili me introduje en el mundo de las orquestas y hay tuve un Roland JV90 y posteriormente un kurzweil K2000 que era una auténtica virgeria.
Y así durante un periodo de 10 años que me dediqué a recorrer España.
Luego el rumbo cambio, cambié de profesión, y lo reduje todo a software.
Hace unos años retomé otro vez el mundo del cacharreo y así hasta ahora, que mezcló lo mejor de dos mundos.
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Mi primer sinte siendo un chavalín, fue un Casio CZ-1000 en el año creo recordar 1987 que todavia lo conservo pero sin utilizar. Y luego mi segundo sinte fue un Yamaha SY99, el salto a este fue brutal. Despues de éste tuve en el 1997 el Roland JV-1080 y luego ya tuve una infinidad de sintes hasta el dia de hoy. Pero esos tres marcaron mis inicios musicales....les tengo mucho cariño...
#100 Ya. Los que vivimos esa época sabemos que los cambios fueron llegando poco a poco y no fue fácil. Pero como respuesta la cultura se volvió mas canalla pero más simpática y divertida sobre todo para poder así restregar esa recién estrenada libertad a los mas rancios que aún pululaban y pululan.
Inolvidable, con el PolySix de mi padre, vino en una furgoneta de transporte de marisco desde Bélgica, 220 mil pesetas, 1984, Gijón.
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