Producción a 24 bits: Pros y contras.
Hace poco decía que con 16 bits tenemos ya bastante en la mezcla final, mientras que puede ser conveniente hacer la producción a 24 bits.
Vamos a ver el motivo.
Nos ponemos a gravar la voz. Naturalmente, conviene poner el pico de volumen máximo lo más cerca del límite digital. En otras palabras: tenemos que aprovechar al máximo los 16 bits de resolución. Lo malo es que habrá alguno que grave aprovechando sólo 10 bits y después, como el volumen es demasiado bajo, le dé al computador la orden de normalizar el archivo y se quede tan tranquilo. Algún ingenuo pensará que como al normalizar se pone el pico de sonido al máximo de 16 bits, ya tenemos automáticamente calidad de 16 bits. Eso no tiene ningún sentido: de donde no hay no se puede sacar. Si se grava con resolución de 10 bits el sonido tendrá calidad de 10 bits por mucho que normalicemos a 16 bits.
El caso es que si trabajamos con resolución de 24 bits, podemos gravar con 8 bits por debajo del límite de saturación y todavía nos queda un margen de 16 bits de calidad de sonido.
En otras palabras: trabajar a 24 bits tiene la ventaja de que se puede ser mucho más chapucero durante la producción.
Y de ahí podemos concluir con algo muy interesante: Con los malos productores notaremos mucho más la ventaja de trabajar con 24 bits en lugar de 16.
Hay que tener en cuenta que la pérdida de bits de resolución también puede aparecer durante otros procesos de producción, como por ejemplo durante la ecualización.
Supongamos que le queremos dar más vidilla a la voz del cantante y realzamos los agudos sobre 2KHz. Con ello degradamos la calidad de la señal. Puede que ha esa frecuencia la cantidad de sonido presente sea muy pequeña y solo tengamos 10 bits de sonido. Si realzamos sobre esa frecuencia introducimos mala calidad de sonido. Por ello existe la regla de que al ecualizar no se debe de realzar sino atenuar. Cuando realzamos una cierta frecuencia estamos haciendo algo parecido a la normalización de una señal muy baja. El problema es que entonces para hacer que destaquen los 2 Khz tendremos que atenuar los graves y el resultado final es que disminuímos la señal haciendo que se pierdan bits.
En una situación como la anterior, un buen productor puede sacar partido de los 24 bits de resolución haciendo que en la voz del cantante se grabe algo de "sustancia" que se pueda amplificar por la zona de 2Khz.
El problema es que entonces tenemos que trabajar con archivos de audio de 24 bits. Los archivos de 16 bits son completamente "honrados." Todo lo que tienen se oye y no nos ocultan nada. El problema de los archivos de 24 bits es que, de entrada, sólo oímos cómodamente los primeros 16 bits y los 8 bits restantes quedan escondidos debajo del barullo.
En el ejemplo anterior puede que al realzar la zona de 2 KHz en la voz, de repente empecemos a escuchar a un ratón escondido en el estudio rascándose la oreja (estoy exagerando algo... pero no demasiado
). Esto puede suceder porque al realzar ciertas frecuencias es como si mirásemos el archivo de sonido con una lupa y de repente viésemos cosas que antes no distinguíamos.
Esto nos lleva a otro problema: ¿Cómo sabemos que tenemos el estudio y todos los equipos preparados para los 24 bits? De entrada nuestros propios oídos no nos sirven de guía fiable. Para hacer las cosas serias antes deberíamos contratar a un "cazafantasmas" auditivo para que revisase la presencia de todo tipo de interferencias acústicas que normalmente no somos capaces de oir.
Y lo más gracioso es que se quieren vender los 24 bits a personas con estudios caseros, donde los 24 bits sólo sirven para dejar constancia digital del vecino del quinto tirando de la cisterna.
Un saludo
Gabriel Aulaga