MaaBo escribió:
Se puede criticar cualquier
Claro, pero criticar, o sea, someterlo a la crítica (la de la razón pura u otra similar), no echar por tierra todo lo que nos molesta porque somos muy finos con nuestros cuatro acordes de triada o sus pentatónicas y lo que hacen esos morenos frotando la cebolleta.
A mí, como al autor del hilo,o más todavía, esta música (y casi toda la comercial, salvo algunas excepciones), esta música de uvión y previsiblemente pasajera, me la trae al pairo.
Pero, comparto con el autor, se puede y hasta se debe someter al rigor de la crítica lo que a uno no le tira mucho.
Hace unos días comentaba a un usuario al respecto de que lo actual no merecía estudio por no ser historia, le rebatí (y lo sigo haciendo); pero sí conviene traer al debate una consideración relevante: lo demasiado contemporáneo corre el riesgo de no ser tenido como objeto de historia, sino como crítica de crítico-gacetillero, un riesgo sin duda.
Entre mis profesores (y no los voy a calificar de amigos, pero alguno allegado, de compartir zampa, vinate y siesta) ha habido gente que ha hecho de amplificador de alguna Vanguardia, gente como Valeriano Bozal, como Tomás Llorens o Rafa Argullol; pero, claro, no se puede meter en el mismo saco, como nos señaló Xavi (no le entendí bien entonces) a la divulgación de Friedrich o del Equipo Crónica que a unos de éstos, y, ojo,no, que a mí me escandialicen, que hace fata buena ración de refrote y fluidos, para que se produzca, no porque conculquen ningún mandato divino-academico, que tengo unas tragaderas enormes y siempre me he fogueado con la hererodoxia, desde el helenismo, al manierismo al romanticismo más cafre, es que si historiar el pop ya es un terreno pantanoso de lo banal, hacerlo de la banalizaciòn de lo banal, si se quiere permanecer del lado del rigor, es jodido.
Y, lo peor, que en las artes plásticas ha habido un flltro sistemático, una crítica cabal y seria, se han incorporado bien a la
integentzia; pero la música en España ha ido con retraso, en su propio asunto y en su consideración social.
Yo trabajé con Peris en el germen de su proyecto: hacer llegar la música a la Universidad,y de un curso monográfico, pasé a uno de doctorado en aquel departamento interfacultativo que luego pasó a ser facutad de musicología,investigué dos años, pero sobre Boquerini, o Sacarlatti, y no hubiera hecho la tesis ahí, pese al mérito personal y el aprecio que tenía por Peris,un gran compositor y un tío valiente, no como muchos de los vanguardistas oficiosos y oficiales de finales del franquismo y la transición, que tenían sus propios voceros.