Hola,
Me gustaría reabrir este hilo para retomar en algo que se quedó en nada. Lo mencionó pablofcid y no tuvo eco: el oído tímbrico.
Es lógico que lo haya mencionado pablofcid, que es sintetista, y además uno muy bien formado, como demuestra con sus artículos que son francamente de lo mejor de Hispasonic de ahora y de siempre. Enhorabuena!
Voy a decir algunas generalizaciones que pueden levantar ampollas: grabando y tocando con gente he descubierto que, en general, los que tienen menos desarrollado el oído tímbrico son los teclistas con formación clásica, osea pianistas. Es sorprendente porque casi todos tocan sintetizadores complejos que les permitirían sonar bien siempre, pero sin ayuda externa (es decir, sin que yo o alguien les programe el patch) suenan invariablemente pésimo. Las capacidades tímbricas del instrumento les son desconocidas, se limitan a pasar un patch tras otro mientras los demás les miran con ansiedad creciente hasta encontrar algo que pueden usar pero que ni remotamente es el ideal (salvo excepciones, más bien raras).
Los guitarristas eléctricos suelen estar mejor preparados. No solo porque hay mucho marketing orientado a que compres guitarras, amplis, pedales, etc. sino porque la guitarra eléctrica es un instrumento que permite una amplitud muy grande de inflexiones y tiene mucha facilidad también para sonar mal, hay que aprender no solo adonde van los dedos sino que hay que desarrollar una digitación que suene bien porque sino suenas mal - no como un piano, le das a una tecla y suena "bien" siempre, el problema de tocar el piano se reduce a darle a las teclas correctas con la intensidad correcta y en el momento preciso, pero no tiene la variedad tímbrica de otros instrumentos.
Siempre digo que me asombra que se enseñe tanto a tocar bien, y tan poco a sonar bien, y en general creo que casi nadie me entiende lo que quiero decir cuando digo esto.
La partitura, la programación, la imaginación, encierran música en potencia; pero la música es la realización de la partitura, de la idea, en un sonido concreto. Eso y no otra cosa es la música. La partitura no es música hasta tanto nadie la interprete. Hay que sonar bien, y esto atañe al timbre y la inflexión tanto como al contenido armónico, melódico y rítmico de la música.
Si tuviera que decir, por mi parte, cómo se puede desarrollar el oído tímbrico, diría que aprender síntesis es muy útil, pero también involucrarse activamente en la creación del sonido en general, que en muchos aspectos tiene que ver con el arte del luthier, que en cierta forma son sintetístas también. En el caso del sonido grabado también están las habilidades del técnico, que modifica el timbre con el uso de la microfonía y demás cacharros. No se me ocurre otra forma de aprender a desarrollar bien el oído tímbrico porque a menos que te involucres en la creación del timbre no vas a dar con los nombres que te permitan analizar un timbre cuando lo oyes - analizar es en principio eso, ponerle nombres a distintas partes o aspectos de una cosa.
El arte de la grabación y el arte de la síntesis han revolucionado la música, al menos la música popular, en los últimos setenta años o así. La música culta también se ha visto enormemente influenciada. No puedes entender la musique concrete o Stockhausen, por nombrar un par de lo más renombrado, sin entender previamente que lo que les interesa es investigar el timbre antes que nada, o incluso con exclusión de todo lo demás. Bien que lo han hecho, a mi gusto, de una forma bastante estéril. Mucho más fértil ha sido el terreno amplio de la música popular, pero evidentemente si centras tu atención en las relaciones entre notas, que es lo que se enseña en las escuelas, con prescindencia de cómo suenan esas notas, no vas a encontrarle la gracia porque la música popular suele ser "sencilla", falta de la complejidad melódica y armónica de la música culta o el jazz, así que acabas siendo sordo a lo que hay de interesante en el mensaje musical, que en la música popular moderna es muy a menudo sencillamente el timbre y la inflexión. La enseñanza musical decimonónica se basaba en lo que se podía enseñar de la música con exclusión de la luthería, que eran los encargados de crear o "sintetizar" los timbres que los músicos utilizaban - y siguen así, como si el sintetizador y el sampler no se hubieran inventado. Incluso hay en la mente de muchos músicos de formación más o menos clásica una especie de escala de valores en la cual las notas y sus relaciones son más importantes que el timbre... repito: la música es ante todo sonido, el timbre es tan importante como las notas, o tal vez más desde que es posible hacer música puramente tímbrica, mientras que la música que contiene solo notas y acordes es la que no suena, la que contiene el papel en tanto no la hagas realidad tocando.
Yo, por mi parte, estoy muchísimo más interesado en lo que puedes hacer con una sola nota, que lo que puedes hacer con muchas de ellas. Pero esto es ya muy personal. En cualquier caso, no dejéis de entrenar vuestras habilidades tímbricas, tanto para oír como para reconstruir y crear. Sin ninguna duda vais a ser mucho mejores músicos por ello, músicos más contemporáneos (si esto tiene algún sentido).
Por cierto, otro aspecto que creo que no se ha mencionado es lo que yo llamaría el oído interno holístico, completo, el oído que entiende de implicaciones estéticas, que contempla la música como un todo, que comprende el "mensaje". El oído que en lugar de detenerse en las ramas (la relación concreta entre las notas, la armonía, la estructura rítmica, el timbre) escucha el arbol entero y lo comprende como un mensaje de uno o varios humanos hacia los demás. Este es el oído que se espera del productor, del director de orquesta clásico, del crítico de música, etc. El que es capaz de contemplar el efecto y el sentido de todas las partes cuando suenan como conjunto, contempladas como un todo. Lo sorprendente es que este oído lo suelen tener muy bien desarrollado los que no son músicos sino solo amantes de la música: como no se centran en intervalos ni en ninguna otra cosa concreta, captan el todo antes que sus partes, y pueden ser muy críticos y afilados. Es el oído que muchos teníamos de forma natural antes de saber música, y que - esto lo sabemos todos - cuesta mucho recuperar, y parece irse perdiendo a medida que se desarrollan las habilidades musicales más analíticas (es decir, habilidades para dividir la escucha en partes, en aspectos, para oír todo de forma más aislada y clara...). Yo, personalmente, para recuperar ese oído recomiendo lo contrario de lo que se viene recomendando: practicar la escucha incidental, sin atención más que superficial, tal vez interactuando con la música pero de una forma no del todo involucrada, sin cerrar los ojos. Parece mentira pero hay cosas sobre la música que se te revelarán más claramente si escuchas de esta forma. Es como mirar algo con el rabillo del ojo, o con los ojos entrecerrados y a distancia - que es una de las formas en que deberías mirar un cuadro impresionista, por ejemplo.
Sobre el tema de la educación del oído en los términos que se venía hablando, tengo un pequeño aporte: cuando estaba aprendiendo a tocar la guitarra vi en vídeos que Robert Cray cantaba sus solos mientras los tocaba. A mi me fascinó que hiciera eso porque yo estaba aprendiendo a improvisar, y lo que hacía era recorrer escalas con más o menos acierto, pero un poco a ciegas. Así que empecé a hacer exactamente eso: cantar mientras tocaba la guitarra, improvisando, el objetivo es que la guitarra y la voz canten la misma nota. Al principio me costaba, tenía que ir lento, cantaba una nota y en la guitarra sonaba otra. Luego fue cada vez más fácil, y al final uno acaba realmente tocando lo que previamente imagina que quiere tocar. Ya he leído por ahí que se recomienda mucho ejercitarse sin tocar y sin cantar, usando solo la imaginación. Esto está muy bien también. Pero al final la habilidad que estas intentando desarrollar es la de controlar tu música en lugar de que la música te controle a ti, y en ese sentido este tipo de ejercicio va muy bien. Desde luego, si dominas esto (improvisar sabiendo siempre lo que vas a tocar a continuación) luego es muy sencillo imaginar música sin tocarla ni cantarla.
No soy enteramente audodidacta, he tenido bastante educación formal, pero hace ya muchos años de eso, y tengo que decir que, francamente, he aprendido muchas más cosas útiles como autodidacta que como alumno, aunque reconozco que al principio es bueno tener alguien que al menos te oriente porque sino no sabes por donde empezar. Claro que también gracias a eso tengo baches en mi formación, que reconozco. Pero por suerte tengo la formación que necesito para hacer todo lo que hago, quiero hacer, e incluso cosas que no hago ni haré más que como ejercicio, y todavía sigo aprendiendo.
Que bonita es la música. Feliz 2015.
8