#41 Y sin el, jefe! Esperemos que así interese este tema a más gente!
pepehouse escribió:
Aún no he pillado si habláis de tocar bien en general o tan solo de tocar bien de oído
No hablamos de "tocar bien"...
Hablamos de oír bien. El oído es una herramienta fundamental del músico, cualquiera que sea su actividad: improvisar, interpretar, componer, transcribir, analizar, arreglar, dirigir, producir, etc.
seChaino escribió:
Lo ideal sería integrar conocimientos de solfeo con las sensaciones auditivas, para poder "ver" la música además de escucharla, pero eso no se puede tomar como método estándar porque cada persona es un mundo.
Mikolopez, basándose en el texto de Clemens Kühn, escribió:
Dominio de la escritura de las notas, hasta el punto de poder visualizar la representación escrita de lo que se oye como de producir una "imagen" sonora a la vista del papel.
¿Se puede tener buen oído si no se sabe el nombre de las notas? Yo diría que a medias, realmente cuando el oído se educa bien, el nombre de las notas y su representación se aprende con mayor facilidad. Es justo ahí donde falla el solfeo tradicional: se estudia como una instrucción y no como una representación, y se entrena (o se entrenaba a menudo) al margen de la habilidad auditiva.
Diría que es fundamental para afinar el oído hasta su extremo poseer una buena dosis de los conocimientos de los que habla Kühn, tanto de la escritura como de la teoría en general.
Ya que estamos con metodología e insistimos en la transcripción quería aclarar un par de cosas:
lgarrido escribió:
1) Coge una canción que te guste.
2) Dale al play.
3) Escucha una pequeña frase.
4) Dale al pause.
5) Intenta recordar la frase (sin cantar ni silbar, usando sólo la imaginación auditiva).
6) Si no estás seguro, rebobina y vuelve al paso 2).
7) Cuando recuerdes el fragmento perfectamente, ve a un instrumento y busca las notas.
8 ) Seguir hasta tener la canción entera.
A esta lista le falta desde mi punto de vista detallar un punto en "
busca las notas". A mi modo de ver, buscar las notas sin más puede ser contraproducente y suelo recomendar una visualización del instrumento (otra vez la imaginación al poder). Si uno "recuerda el fragmento perfectamente" de momento sólo tiene su sonido, y ahí es donde es útil el conocimiento de la escritura o del piano para ampliar la imagen.
Hay un ejercicio que yo he hecho (y he mandado a hacer) alguna vez que se trata de sentarse a la mesa con la partitura que estamos estudiando. En ese ejercicio nos dedicamos a imaginar el sonido de la partitura, sus partes melódicas, su armonía, su ritmo, etc. hasta conseguir oír el fragmento en nuestra cabeza. Luego seguimos en el esfuerzo imaginativo y visualizamos también el instrumento: las manos sobre él, los cambios de digitación, todo cuanto fuera necesario para prevenir la interpretación. Si se hace con la suficiente intensidad y concentración, después de tan provechosa lectura uno puede acudir al instrumento a tocar sin más lo leído, la mayor de las veces de memoria.
Se empieza obviamente con partituras sencillas y puede llegar a entrenarse con partituras de orquesta (¡!).
Antes de conocer este ejercicio, ya había vivido experiencias similares en mi hacer como músico de sesión. He tenido que tocar los primeros ensayos directamente de lo transcrito por mí mismo en un tren, en un avión, en el coche! (obviamente sin la parte de transcribir al papel, por no soltar el volante). He escrito ejercicios de armonía en el autobús y los he tocado en clase sin mirar el papel. He analizado ejercicios propios y de alumnos por el pasillo de la escuela camino al aula, etc.
Digamos que en general el propósito de todo ejercicio de oído no es sólo estar en disposición de "buscar las notas" en el instrumento, si no de poderlas tocar directamente, es decir, de haberlas encontrado ya...