maabo escribió:
Algo así como que una sucesión de notas tocadas de forma aleatoria y sin un "sentido" en el piano al cerebro al no poder establecer una estructura, un sentido, no le resultaba atractivo. Lástima que no me pude hacer con ese estudio porque era curioso y el tema me interesa.
Interesante experimento. Conozco cosas similares, pero las conclusiones a las que llegan son un poco al contrario. El cerebro le busca sentido incluso a cosas sin sentido. Violeta Hemsy de Gainza dedica un capítulo de su libro Improvisación Musical al análisis de la "improvisación" de su hija de 5 años al piano. Ella le encuentra un sentido, una estructura y una finalidad expresiva. Nos pasa cuando miramos las nubes o reconocemos figuras en las piedras. (Hasta le pasaba al mismo Miguel Ángel)
maabo escribió:
Digo esto porque, el cerebro de los oyentes que no tienen una especial predilección por la música quizás se sienta cómodo con determinadas estructuras simples que se repiten (creo que nos sucede a todos).
Por la misma razón, no necesariamente. Nos sentimos más cómodos con aquello que entendemos o nos logra trasmitir. Una música muy compleja puede llegar más a un oyente, aunque no esté formado, si se dan las condiciones adecuadas para que le trasmita. Por contra la música demasiado fácil es como atiborrarse de caramelos. Son dulces, pero al segundo ya te empalagas. La mente también busca nuevos sabores.
Conozco algunos grupos de música de cámara extranjeros especializados en música del siglo XX no precisamente fácil que logran grandes resultados con públicos aficionados no iniciados. La cuestión es el ropaje, la escenificación, la manera en que se presenta la música.
Las canciones del verano son estructuras fáciles, pero no duran ni un verano en la mente del público.
maabo escribió:
De pequeño escuchaba música clásica o rock sinfónico y cuando escuchas un determinado número de veces una pieza es cuando empiezas a apreciarla.
Tampoco un cuadro, un edificio o una poesía la aprecias en profundidad a la primera. El arte hay que degustarlo poco a poco y volver a probar el plato una y otra vez.
Hay cosas que entran fácilmente como el ritmo o la melodía, pero las modulaciones o la estructura no son fáciles en una primera escucha. En un primer vistazo a un cuadro identificas personajes o situaciones, pero necesitas tiempo para los detalles, comprender los colores, la composición, la luz, etc.