mabraman escribió:
Dear Carmelo:
Thanks, me too
mabraman escribió:
Por decir más tacos no resultas más auténtico
No he dicho, he escrito: hablo como escribo y escribo como hablo, y mis tacos e interjecciones son una parte más de mi español rico y abundante.
mabraman escribió:
No tengo claro si tu aproximación a la música es a través de la teoría o los cojones.
Te lo aclaro, aunque me ha parecido desde el primer momento que tu actitud ha sido bastante hostil contra mí, ya desde el anterior
post (idas de olla, tonterías, etc), yo no suelo descalificar directamente a mis contertulios, salvo a
trolls e indeseables; bastante tengo con hacerlo a colectivos y grupos de pensadores antagonistas (almas cándidas, buenistas, propedeúticos angelicales, suelen ser el blanco de mis invectivas; pero a otro así por las buenas suelo tardar mucho en tocarle cojones (lo que el decálogo , algo pacato, de esta comunidad describe como provocar directamente a otro); y, en efecto, como te decía, te lo aclaro; poca teoría y muchos cojones, en la música poca teoría y muchos cojones; en otras disciplinas, mucha teoría y aun más cojones.
mabraman escribió:
la perorata pseudoculta con que lo acompañas...
.
Otra aclaración más: de pseudo tengo poco; bueno, sí, de pseudomúsico, bien a las claras lo pregono; pero de culto, poco
pseudo, salvo de mitología griega, y de ciencias puras, creo que haya pocas áreas del pensamiento, la menos humanista,que se me escapen hasta un nivel bastante más allá de la divulgación.
Lamento este tipo de diálogo con respuestas parciales a invectivas fragmentarias, me parece de ramplones, acusicas y párvulos.
Me hubiera bastado y hubiera preferido escoger tres citas separadas; pero encabezando mi respuesta a lo verdaderamente interesante que has expuesto; que me merece alguna consideración; pero no pocas objeciones.
No lo haré (al menos ahora mismo) sin saber si eres maestro de primaria.
Dejando la contestación inmediata hasta saber si lo eres o no, sólo voy a hacer una aportación en este momento al hilo:
¿Cómo se compone y cómo se dirige una orquesta?, lo primero manejando y combinando las notas en la mente, antes de acostarse, mientras se sueña, al despertarse, en una esquina refugiándose del viento; en cualquier situación que a uno o a otro le lleve a la abstracción o la reflexión; tanto la dirección de orquesta, como la composición, como la verdadera educación musical,se hacen pensando no en notas, pensando con notas en su representación característica, con estas y con las reglas (o licencias) que enseña, la armonía el contrapunto, la cultura musical y lo que cada cual aporte, con música.
La dirección, viendo la música en una partitura completa, gran eficacia lectora e interpretativa de la obra en su conjunto.
Por eso no compongo, no porque no posea casi todas las virtudes potenciales para hacerlo, porque me falta mucha disponibilidad precisamente de la que se está sometiendo a debate aquí, y mira que me jode, porque en artes astáticas tenía la precocidad deslumbrante que nunca desarrollé por no suponerme emoción o enigma alguno, en fotografía no paso de cronista irreverente y vulgar y escribiendo, ya lo estás comprobando: farragoso.
Después debatiré con gusto sobre el impulso danzante, las emociones, los raptos pasionales y cualquier visión gestaltíca, conductista o freudiana (ya, la pedagogía se la dejo a los hechiceros y los incautos).
Compone y ejecuta de forma solvente y honesta quien lee y escribe solfeo; el resto son simulacros, por más habituados que estemos a ello.
Dicho esto, adelanto que mi argumento respecto a la audiencia inculta musicalmente lo mantengo; aunque, sí, soy muy exagerado, se me había ido la olla y estaba llevando mi argumento demasiado al límite, no tanto por contrariar a alguien que sea de natural agraviable, o a un posible
existente discreto; por exagerar y por llegar a la verdad, cueste lo que cueste, fíjate lo poco que me respeto: me declaro indocto en algunas de las cuestiones debatidas en este hilo, en la principal incluso, pues no leo a primera vista; pero sin embargo con abundantes conocimientos, criterio y no poca experiencia.
Sin partitura se pierde el tempo y no se hila fino, sin registros musicales no se entiende la música a penas; pero, vaya, que en literatura, filosofía o la disciplina que sea si los registros son simples convenciones de curso legal, en uso y, lo peor (no me atrevo a imputártelo pues mi arrogancia no llega tan lejos, ni puta idea de quién eres mabraman, tanto mejor cuanto mejor seas obtenidas de prontuarios, gacetillas y asambleas y
boca a bocas plausibles, entre otros alientos del gusto postconciliar.