Para continuar con la "reflexión veraniega", y un poco más en la idea inicial del hilo, algunos pasajes de Lluís Vergés, de su tratado de armonía "El lenguaje de la armonía, de los inicios a la actualidad":
...Los teóricos son meros observadores de la realidad que los envuelve, se sirven de la estadística para establecer leyes universales que parecen inamovibles. En realidad, un tratado de armonía (o de contrapunto, composición u orquestación) sólo puede orientarnos sobre lo que se ha hecho, pero jamás sobre cómo tiene que ser la música en un futuro que desconocemos....
... Las razones por las que actúa cualquier creador no están desconectadas de otras realidades sonoras que más subliminalmente actuarán sobre su consciencia. Es decir, las decisiones tomadas al elaborar una partitura en una determinada estética no están desligadas de otras estéticas que el creador tiene interiorizadas y que actúan imperceptiblemente sobre él. Consecuentemente, no debemos olvidar que somos las suma de todo aquello que hemos oído y sabido razonar, y que, en el estado que sea, perdura en nuestra conciencia. La armonía tradicional es, por todo ello, de conocimiento inexcusable...
... En este sentido la característica que más deseo en mis alumnos es la curiosidad. Esta ha sido el motor de la humanidad, sin ella nuestros mejores logros como civilización no existirían. En la música no tiene que ser distinto, puesto que la curiosidad nos hará detenernos sobre aspectos de la creatividad armónica, que determinado pragmatismo no lo haría en absoluto. En el pasado la música también fue la suma de procesos de fusión que el tiempo ha borrado y como consecuencia no existen estilos puros que defender, sino que también son fruto de la diversidad...
... La respuesta dada por I. Strawinsky cuando se le pregunto qué es lo que expresa la música provocó la estupefacción de algunos: señaló que en el fondo, la música no expresa absolutamente nada, sólo es un juego de sonidos en altura y duración. O sea, que lo único que realmente puede hacer la música es manejar los sonidos rítmicamente y valorar su altura en afinación, pero nada más. Al inquirirle de nuevo sobre su respuesta el compositor ruso añadió que, de todas formas, no puede evitarse que nuestra conciencia relacione situaciones o sensaciones con determinados ambientes sonoros... En consecuencia debemos reconocer que determinados contextos o ambientaciones se moverán sobre esquemas preconcebidos ya en nuestra conciencia, adquiridos, y por tanto nuestro marco de actuación no será tan subjetivo ni extenso como pudiera parecer, aunque tampoco debemos creer que la armonía tiene propiedades mágicas... No vamos a encontrar en ella, ni por supuesto en este capítulo, fórmulas o recetas sonoras de acordes que nos induzcan a tener sensaciones de dolor, terror, angustia, dulzura, amor, ni nada por el estilo. A. Copland decía que los sucesos musicales son abstractos por naturaleza, y en consecuencia, no podemos pedir a la armonía algo que está fuera de sus posibilidades, ya que la concreción llevada a determinados extremos resulta del todo estéril. Sólo la música que sirve como soporte a imágenes, como pueden ser las bandas sonoras, de alguna manera y gracias a lo que ocurre en la pantalla, podrá acercarse tímidamente a esta idea; todo lo demás en realidad no existe...
... Realmente, la belleza mecánica y la perfección teórica por sí mismas parecen encontrar serías dificultades comunicativas. Es evidente que el nuevo lenguaje musical, cimentado en las propuestas estéticas de la segunda escuela de Viena, no ha sabido o no ha querido llegar a los grandes auditorios. Ya lo expresó Shonberg: "Si es arte, no es para todos y si es para todos, no es arte". La idea de democratización en el arte es una falacia, pero no es menos cierto que la validez de cualquier propuesta toma autenticidad si es capaz de pervivir en el futuro. En el dodecafonismo no se ha dado esta circunstancia...
... El creador debería conocer cualquier sistema u organización sonora y considerarlo como una técnica disponible, para servirse de ella cuando la creación lo exija. No es recomendable encasillar nuestra música a la aplicación exclusiva de técnicas, aunque sean excelentes y de una originalidad y racionalidad incuestionables. Solo son técnicas. Dar el valor de lenguaje a una técnica o a un sistema organizativo es, seguramente, una equivocación.
La creación artística tendría que estar guiada por la subjetividad emocional, por la búsqueda de sonoridades capaces de expresar lo más exactamente nuestro mensaje, lo que nos llevará a la selección de técnicas o sistemas, tanto si existen como si están por descubrir. No creo que la especulación técnica sea en sí un camino....
... Lo explicado tiene la propiedad de acercarnos al conocimiento de técnicas que nos serán de utilidad, pero no debemos darle más importancia que la que tiene, ya que son una simple enumeración de tecnicismos. Por desgracia es común atribuirle a la normativa armónica categoría de ley, por lo que no tenemos otra posibilidad de seguirlas ciegamente al pie de la letra. Nietzche decía: "no está hecho el hombre para la regla, sino la regla para el hombre". No puedo estar más de acuerdo.....
... Por último, quiero señalar que uno de mis principales objetivos en la confección de este libro ha sido inculcar el respeto hacia la diversidad estética. El gran abanico de propuestas de este volumen, así lo evidencian. Creo esencial el respeto hacia músicas y músicos por muy alejados que estén de nuestras concepciones estéticas y que deben ser respetadas si esta proceden de la honradez creativa. Todos tienen cabida, excepción hecha de aquellas actitudes que utilizan la música como vehículo para otros fines....
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