>> Dreamtopía
Tu respuesta está pensada, bien pensada, lástima que también es algo tendenciosa...
Veámoslo.
Dices que un piano que hay que usarlo con “martillo” es simplemente un mal piano. Es cierto, pero ¿conoces algún piano que no esté en una fase de “mal piano”. Un piano acústico es, por definición, un “mal piano” pues este mantenimiento es nulo, y solo su escasa vetustez lo hace aceptable.
No digo que sea fácil variar el peso de la tecla, eso es problema de los ingenieros, digo que debe poderse variar para que sea ergonómico.
La tecla antigua debe accionar cuerdas, eso restringe sus posibilidades de ergonomía. Un piano electrónico no posee esta servidumbre, por eso puede diseñarse como ergonómico con peso definible a ”capricho” de cada usuario que lo utilice. Es decir, el piano se adapta al pianista y no al revés.
Estamos de acuerdo en la preferencia por el piano digital y que el futuro es de estos pianos.
Imitar un mecanismo antiguo equivale, a mi modo de ver, lo mismo usar el mecanismo antiguo si la imitación es buena.
La técnica pianística tiene la parte de Teclas-solfeo y la de Teclas-dureza, esta última está injustificada desde el punto de vista ergonómico.
Para dar buena imagen de un teclado electrónico se menciona que está “Graduado”, es decir, distinta dureza para las teclas de un extremo respecto a las del otro extremo.
Esto es una barbaridad anti ergonómica, solo se justifica por la servidumbre de la máquina que para accionar cuerdas más duras por su masa (las graves) el pianista debe golpear con más fuerza.
La referencia al piano acústico antiguo termina siendo un lastre para la buena ergonomía.
Por cierto, mencionas el “Rebote” de la tecla, ¿Puedes definirlo de un modo preciso que sea base para debatirlo y llegar a conclusiones de como debería ser en términos objetivos.
En definitiva, se puede definir el peso del teclado de modo aséptico, objetivo y ergonómico sin contaminarnos con arqueología y tendencias personales.
Gracias por aportar esas interesantes imágenes y la molestia que conlleva. Veo que por aquí hay buenos interlocutores con los que se puede debatir seriamente sin salirse del tema.