#41
Imagino que lo dice en tono jocoso, pero aunque no fuese así tampoco pasa nada. Con moderación, responsabilidad y sabiendo lo que se hace no hay problemas.
Yo mismo haciendo bolos con orquestas (cinco horas de actuación), mientras montábamos nos tomábamos una cervecita, y luego en la actuación pues una copilla también (una, no diez), y si habia cigarros de la risa pues también, por que no?
Eres menos profesional por eso?, Estas maltratando al cliente? Sonaría mejor en caso de no hacerlo?.... en fin.
Volviendo al tema de las primeras veces, recuerdo la mía, un concierto para el que contábamos con los colegas y la familia y al que al final asistieron mas de trescientas personas. Al ver toda esa multitud, recuerdo tener una congoja increíble, me temblaban piernas y manos, pero después del primer tema y los primeros aplausos nos centramos y simplemente disfrutamos como cochinos de lo que estábamos haciendo. Después de ese concierto siguieron cien más, con ese cosquilleo en el estómago al subirse al escenario, que nunca debe faltar, pero que se pasa al escuchar el primer acorde.
Aquí una foto que nos hicieron para un artículo en el periódico. Data de agosto de 1996, ya ha llovido. Soy el de abajo en el medio, con mis bongos, ya que la batería no entraba en la foto.
Imagino que lo dice en tono jocoso, pero aunque no fuese así tampoco pasa nada. Con moderación, responsabilidad y sabiendo lo que se hace no hay problemas.
Yo mismo haciendo bolos con orquestas (cinco horas de actuación), mientras montábamos nos tomábamos una cervecita, y luego en la actuación pues una copilla también (una, no diez), y si habia cigarros de la risa pues también, por que no?
Eres menos profesional por eso?, Estas maltratando al cliente? Sonaría mejor en caso de no hacerlo?.... en fin.
Volviendo al tema de las primeras veces, recuerdo la mía, un concierto para el que contábamos con los colegas y la familia y al que al final asistieron mas de trescientas personas. Al ver toda esa multitud, recuerdo tener una congoja increíble, me temblaban piernas y manos, pero después del primer tema y los primeros aplausos nos centramos y simplemente disfrutamos como cochinos de lo que estábamos haciendo. Después de ese concierto siguieron cien más, con ese cosquilleo en el estómago al subirse al escenario, que nunca debe faltar, pero que se pasa al escuchar el primer acorde.
Aquí una foto que nos hicieron para un artículo en el periódico. Data de agosto de 1996, ya ha llovido. Soy el de abajo en el medio, con mis bongos, ya que la batería no entraba en la foto.