#313
En un mundo como el actual en el que puedes vender o ser escuchado más en otros países que en el propio, ese argumento se cae por su propio peso. Uno no escribe música para gustar a los de su país necesariamente.
De hecho, por mi estilo musical, yo tenía muy claro cuando hacía música que si gustaba, iba a ser más fuera de España que aquí dentro.
La distribución musical es hoy más que nunca mundial, no entiende de fronteras, y por tanto de idiomas.
#317 Por eso mismo. Si el artista parte de las peculiaridades del mercado es otra sublimación de incultura, anticultura y antiarte.
#318
Como el escritor que escribe en ruso hasta que se marcha a vivir a EEUU y escribe en inglés para que vender libros.
Cobardía es no atreverse a hacer lo que uno quiere. Si uno quiere cantar en inglés, aunque sea un inglés chapucero como el de Suzuki, cantante de Can, pues lo hace sin importarle una mierda lo que digan.
Lo cateto es expresarte en un idioma simplemente porque has nacido ahí. El arte trasciende nacionalidades, patrias y fronteras. Tu concepción sí es paleta.
Y ahí lo dejo, porque ya es una conversación bucle desde hace muchos años. Cada cual que se quede con su idea.
#316
Vale, pues puestos a máximas sin fundamento:
No abrirse a cantar (y escuchar, y para eso alguien tendrá que cantar) en otros idiomas es tremendamente pueblerino, provinciano, tirando a chauvinista, vease patriotero.
La oda al terruño chico, aunque de esas tenemos para dar y tomar.
Por no hablar de la pobreza cultural de todos los cantantes de ópera que pudiendo cantar en su idioma natal se prestan a cantar en idiomas imperiales (y aspirantes) del pasado. Nosotros, zarzuela a la cazuela.
Maximalismo básico que no comparto.
#322
Las que tu has propuesto a base de cojones y catetismo hombre!
#320
La música está llena de buenos músicos que no dominaban el instrumento que tocaban.
Pero entonces, en todo caso ese argumento tuyo solo se aplicaría a los cantantes españoles que cantan con un mal inglés, ¿no?
#326 A veces podemos caer en el error que denunciamos o ver los defectos propios en los demás. Incluso expresarlo.