#1305
Es una cuestión que hay que reflexionar usando un lenguaje apropiado. Es fácil confundir los negocios valientes que apuestan por artistas noveles con otros que aprovechan para forzar una bajada de salarios. A eso se refería Luis Royo. Una cosa es tener una línea editorial enfocada a autores que empiezan y otra es rechazar a los profesionales porque resulta más barato contratar alguien que trabaja como funcionario por las mañanas y le hace mucha ilusión que alguien publique su cómic. Algunos hasta pagarían por ello.
En el mundo de la música pasa algo parecido, aunque tampoco se pueden establecer paralelismos perfectos. Así como el consumidor de comics tiene unas preferencias a las que se ciñe, cuando acudimos a un concierto o un pub donde tocan grupos, no nos paramos a pensar si hacen bien su trabajo. Y con esto me refiero a la acústica del local, el trabajo técnico, la calidad de los músicos, las horas de ensayo... yo me he metido incluso en conciertos que no me atrían un pepino, sólo porque acompañaba a otras personas.
Sin embargo, no leo cualquier libro o cómic que no me interese realmente.
El nivel de exigencia del público es bastante pobre, porque asistimos a los conciertos casi para pasar el rato; y si son gratuitos, mejor todavía. De todos modos, íbamos a consumir un par de copas igualmente.
Si la base de todo esto es la educación (los críos todavía estudian fechas de batallas y tipos de nubes, en lugar de aprender a llevar una contabilidad básica, familiarizarse con un contrato laboral, hipoteca, créditos, derechos sociales, etc) pienso que no es inteligente proponer parches como que sólo cobren los guapos y paguen los feos. Y mira que yo saldría ganando, pero no es una solución razonable.
Si nos comportamos como borregos, nos tratarán como borregos.
Es una cuestión que hay que reflexionar usando un lenguaje apropiado. Es fácil confundir los negocios valientes que apuestan por artistas noveles con otros que aprovechan para forzar una bajada de salarios. A eso se refería Luis Royo. Una cosa es tener una línea editorial enfocada a autores que empiezan y otra es rechazar a los profesionales porque resulta más barato contratar alguien que trabaja como funcionario por las mañanas y le hace mucha ilusión que alguien publique su cómic. Algunos hasta pagarían por ello.
En el mundo de la música pasa algo parecido, aunque tampoco se pueden establecer paralelismos perfectos. Así como el consumidor de comics tiene unas preferencias a las que se ciñe, cuando acudimos a un concierto o un pub donde tocan grupos, no nos paramos a pensar si hacen bien su trabajo. Y con esto me refiero a la acústica del local, el trabajo técnico, la calidad de los músicos, las horas de ensayo... yo me he metido incluso en conciertos que no me atrían un pepino, sólo porque acompañaba a otras personas.
Sin embargo, no leo cualquier libro o cómic que no me interese realmente.
El nivel de exigencia del público es bastante pobre, porque asistimos a los conciertos casi para pasar el rato; y si son gratuitos, mejor todavía. De todos modos, íbamos a consumir un par de copas igualmente.
Si la base de todo esto es la educación (los críos todavía estudian fechas de batallas y tipos de nubes, en lugar de aprender a llevar una contabilidad básica, familiarizarse con un contrato laboral, hipoteca, créditos, derechos sociales, etc) pienso que no es inteligente proponer parches como que sólo cobren los guapos y paguen los feos. Y mira que yo saldría ganando, pero no es una solución razonable.
Si nos comportamos como borregos, nos tratarán como borregos.